Braulio Llamero

Polarizados

27 de Noviembre de 2021
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No es conveniente que haya paz entre humanos. Informe Iron Mountain

De un tiempo a esta parte, estamos polarizados. Ya saben, en los polos magnéticos. O te arrastra el polo Norte o te arrastra el polo Sur. No somos más que partículas sin voluntad. Cuando menos, eso es lo que nos sugieren. Los equidistantes, los odiados tibios de Jehová, deben estar pasándolo mal. Se ha impuesto lo de “si no estás conmigo, estás contra mí”, y hagas lo que hagas te ponen en un bando o polo. El fenómeno tiene que ver, según los más estudiosos, con la explosión de las redes sociales (vulgo, Twitter y Facebook). En ellas, lo que “vende” es lo extremo. O llamas la atención o pasas desapercibido. Así que todos los que se asoman ahí con aspiraciones de conseguir algo, gritan, hacen aspavientos, descalifican y, en defectiva, “montan el pollo”. Aunque nadie contaba con que lo que pasa en ese espacio virtual se trasladase al mundo real sin bajar bilis ni decibelios. Pero ha pasado. Y ahora la vida, la política sobre todo, se ha desquiciado también, porque se ha polarizado, nos ha dividido en dos bandos, que no se hablan más que para insultarse.

Menudo plan de futuro. No se les escapará que este estado de cosas es ideal para los descerebrados. El hecho de que todo deba ser o blanco o negro, sin grises, sin colores, sin matices, ahorra cualquier necesidad de razonamiento, reflexión, información y pensamiento. ¿Para qué vas a buscar argumentos si solo puedes elegir Norte o Sur, blanco o negro, rojo o azul? ¿Para que vas a razonar tu postura y buscar información que la avale, si solo caben dos, que al ser extremas son simples? ¿Qué importa si los tuyos lo hacen fatal y sin tino, cuando la única alternativa son los corruptos? ¿Qué importa que los tuyos se corrompan sin pausa si la única alternativa son los inútiles sin cabeza, tal y como te “demuestran” cada día los únicos medios de los que te fías, que son, naturalmente, los de los tuyos? Una sociedad polarizada es un conjunto de gente a la que se impide pensar, debatir y contrastar reflexiones. La vida en sociedad es extremadamente compleja y la polarización es la simplificación absoluta. Habrá, por tanto, que poner dinamita en los polos, metafóricamente hablando, claro.

Lo primero es meter mano a los emporios que manejan sin control las redes sociales, atentas solo a lo que engrose su cuenta de resultados. Hay que atacar la polarización en su origen. Lo segundo es que espabilemos y atemos corto a los tontos que se nos han colado por todas partes, al calor de la simplificación que tan ricamente les viene. Votemos con cabeza, coño. ¿O acaso no es evidente que en los últimos tiempos estamos eligiendo más descerebraos de los que nos podemos permitir? En España y en el mundo, porque el fenómeno es tan global como las propias redes sociales y el neoliberalismo rampante que sustenta su descontrol.

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