La verdad es que esto de la política exterior en España no para de darnos disgustos. El primero fue el error de Irak. Nos puso en los malos libros de Francia y de Alemania y en el orden interno sacó por primera vez a la calle las banderas republicanas que Santiago Carrillo había guardado en el diván de los recuerdos. Empezó allí una deriva que no ha parado hasta hoy. El principio del fin.
El segundo mal paso fue el de ZP al no levantarse al paso de la bandera norteamericana. Como hombre de izquierdas debería de haber recordado la gesta de la Brigada Lincoln, hito en la historia del progresismo USA, con nombres tan míticos como los de Alva Bessie, el sindicalista Milton Brown, el afroamericano Oliver Law, o la enfermera también afroamericana Solaris O´Keefe. Oliver Law fue el primer oficial afroamericano que mandó a americanos en combate, en la primera unidad norteamericana racialmente integrada de toda su historia. Law cayó con las botas puestas y el Ayuntamiento de Chicago dedica o dedicaba un dia a su memoria. Toda esa épica la cantó Woodie Guthrie en una balada, el Jarama Valley, que luego recuperó Joan Baez. Los supervivientes de la Lincoln tuvieron además un protagonismo destacado en la lucha de los derechos civiles de los años sesenta En fin, no hay disculpa. Uno de los grandes e íntimos vínculos que la izquierda española tenía con los USA, y que nadie mas tenía ni tiene, saltó por los aires. Y además murieron sin haber recibido la nacionalidad española que les daba el decreto Negrín de 1938. Mientras tanto el policía de la Social de Franco, Billy el Niño, recibía la medalla al mérito policial. Eso resume lo que fue la Transición que asombró al mundo.
Este tercer capítulo es el mas triste de todos. Cuando ya parecía que no ya el progresismo sino la decencia mas elemental había llegado a España y por fin asumíamos los principios de la Carta de Naciones Unidas en compañía de dos países bien significados en ese campo, Noruega e Irlanda, héte aquí que dos de nuestras lumbreras de la supuesta izquierda nacional han enarbolado el slogan. “Desde el Jordan hasta el mar Palestina vencerá”. Lo que viene a ser lo contrario de lo que defendemos una visión legal del problema. Según este criterio Israel está en ilícito internacional y es potencia ocupante beligerante porque no respeta la resolución 181 de 1948 que proclama la rotura del mandato británico en Palestina con la creación de tres entidades diferentes. Un Estado palestino, un Estado judío y una ciudad especial, Jerusalén, bajo administración internacional. Pero según estos genios izquierdosos Palestina tiene derecho a quedarse con todo y hacer desaparecer el Estado judío. Sin palabras.
No se lo que pensarán de nosotros tanto Noruega como Irlanda, compañeros en este viaje inédito al mundo basado (de verdad) en reglas. Noruega no hace falta decir lo que hace porque se ha constituido en un baluarte de la paz y la seguridad internacionales. Recordemos el proceso de Oslo que desbloquea la negativa de los palestinos a reconocer la existencia del Estado de Israel, iniciativa que los USA negaron cuando Noruega no fue invitada a la firma del histórico acuerdo Arafat-Rabin en Washington.
Irlanda es para España un país excepcional. Desde la firma del Acta de Supremacía de Enrique VIII en 1534 hasta el fin de la francesada todos los irlandeses que tocaban suelo español pasaban a ser “naturales destos reinos” sin necesidad de mayor trámite. En aquel tiempo España no era un país de vacaciones sino la única Monarquía Universal, Imperial hasta 1707, Real hasta la independencia de sus posesiones ultramarinas. En definitiva, ser español era un buen negocio. Hay que decir que el privilegio lo pagaron con creces ya que dieron a España soldados y administradores, tanto militares como civiles, entre otros dos virreyes y algún que otro Primer Ministro. Disculpen el localismo pero un teniente Powers defendió Bilbao de los franceses y en mi propia casa todas las lámparas y otras cosas de luz vinieron siempre de una tienda de nombre O´Farrill sita en la calle Colón de Larreátegui.
Quedan todavía hoy dos edificios destinados a irlandeses. Uno en Alcalá que no conozco y otro en Salamanca, que sirve para albergar los huéspedes ilustres de la Universidad. Vale una visita. Había un tercero que se lo llevó por delante la Guerra de la Independencia. En lo referente a Israel fue Irlanda la que abrió el fuego invocando con Sudáfrica la Convención contra el Genocidio del que Israel es parte. Y con razón.
Y como si con estos achares no hubiera bastante, la tercera campanada la da el Rey. Los comentarios de la Corona con motivo de la llegada de Zelensky no son defendibles en una Monarquía constitucional. Primero porque en nuestro ordenamiento jurídico no hay discurso de la Corona como en el Reino Unido. En él el Monarca desgrana cual va a ser la política del gobierno el próximo año. Y de haberlo en España, o cosa parecida, exigiría consenso, presencia parlamentaria y negociación. Nada de eso se ha producido. Temo que esta administración ha empleado la figura real para ratificar sus argumentos, algo que recuerda como se intentó cambiar la Constitución a través de un Estatuto de Autonomía. Digo esto porque Felipe VI no ha intervenido ni una sola vez en política en todos estos años, ni siquiera cuando el Parlamento catalán aprobó una Ley de Empoderamiento que seguía el modelo nazi de Ley para evitar la miseria y la necesidad del pueblo alemán. Hizo lo procedente porque esa iniciativa correspondía al Presidente del Gobierno y no a él. Resulta por eso sorprendente este ardor guerrero y no parece espontáneo en absoluto. De ser así ha sido una maniobra tóxica con graves consecuencias institucionales aunque tampoco me sorprendería que la maniobra respondiese precisamente a acusar de borboneo al Rey para iniciar otra transición por la puerta de atrás. Lo cierto es que Rusia no va a olvidar lo que se ha dicho contra ella. Porque lo que diga el Primer Ministro pasa y se olvida, es Gobierno. Lo que dice el Rey lo dice España y permanece para siempre. En cuanto a la propia España hay mucha gente que no piensa como el Rey, yo sin ir mas lejos. Sin entrar en el fondo del asunto diré de pasada lo que esos mismos días argumentaba una revista nada sospechosa de izquierdismo, me refiero al American Conservative. “No tenemos estrategia para la victoria”, explicaba, razón por la que aconsejaba negociar con Rusia cuanto antes, algo también defendido por el ex Presidente ZP. Algo que ya en septiembre, defendía también en su blog, Home and Away alguien tan sistémico como Richard Haas, veinte años presidente del Consejo de Relaciones Exteriores USA. En fin, como dicen los rusos, “Creía estar en el fondo del pozo cuando me llamaron de abajo”