Para este artículo de opinión no político quiero analizar la insolencia de lo legal, ilegal o alegal. La fina línea que separa el arte y más aún cuando hablamos de la cultura urbana.
Habitualmente los elementos novedosos o experimentales los tildamos de forma inmediata como algo insolente.
Los jóvenes inexpertos, insolentes.
Quien discrepa con la opinión general, insolente.
El que crea algo fuera de lo común, insolente.
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Pero la insolencia es un sentimiento que se amolda a la evolución del colectivo o persona.
Esta opinión la escribo porque el jueves visité la exposición de Suso33 en Madrid, que ha demostrado la metamorfosis del arte insolente - según algunos- a ser un claro exponente de la madurez artística -según otros-
Suso33 ha logrado evolucionar desde ser un joven escritor de graffiti más de la ciudad de Madrid hasta su inclusión en los museos de arte a nivel internacional para llegar a convertirse en un artista de su carácter multidisciplinar reputado.
Para valorar la figura de Suso33 se debe conocer su evolución mimética continua que se inició en la década de los ochenta, creando su firma icónica representativa en nuestro país con su famosa plasta.
Este icónico de carácter simpático reconocible de su marca personal, que ha sido integrado en espacios inimaginables, tan diversos como lugares que rozan la ilegalidad pero que embellece y revaloriza las edificaciones decadentes de multitud de ciudades, hasta en trabajos publicitarias de grandes marcas de diversos sectores por todo el mundo hasta llegar a la cultura más estricta y rimbombante, llegando a ser reconocido en varias ocasiones como por ejemplo el Premio del Jurado del III Certamen Nacional de Videoarte organizado por PhotoEspaña (2010) o el Premio Urban Art International Festival (2004).
Como buen representante de la llamada cultura urbana Suso33, desde las calles ha desplegado su impacto creativo en demandas sociales llegando a defender el graffiti como cultura frente al ministerio que marca los designios del arte en nuestro país a ser creador de escenografías para grandes instituciones en nuestro estado, como son entre otros el Teatro Real, Centro Dramático Nacional, Compañía Nacional de Danza o impartir cursos y conferencias en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo como en los cursos de verano la Universidad Complutense del Escorial.
Su obra camaleónico se adapta como la mezcla de colores de sus spray que dibujan una ilusión que transporta al visitante de su exposición al sentir el movimiento inquieto que traslada las diversas creaciones que se pueden contemplar, ya sean de videoarte, pintura, dibujo o artes escénicas.