Parece que todo está muy enloquecido: la política, las relaciones familiares y de pareja, la naturaleza…. Y todo apunta al ser humano como el causante y el que sufre las consecuencias de estas disarmonías.
Las rupturas son frecuentes, teniendo consecuencias funestas en la estabilidad psíquica de las personas. La naturaleza causa estragos y desastres como nunca motivados por la acción del hombre, que la ha contaminado y alterado sus ritmos naturales. Los políticos se acusan unos a otros con insultos nada constructivos, y raramente dan soluciones eficaces a los problemas de los ciudadanos, algunos se enriquecen a costa del erario público.
Y esto tiene como consecuencia, una gran inestabilidad que se intenta solucionar mediante el mas difundido de los fármacos: los ansiolíticos. Pero este medicamento solo palia los síntomas, no las causas, y estás son la falta de valores y principios humanos, y el no entender que el egoísmo es la raíz de toda perturbación. Que todas las sociedades que viven en la solidaridad viven bien, y respetan el medio ambiente, así como se respetan a si mismas y no comenten actos reprobables.
Todo se ha vuelto muy complejo, pero como las causas anteceden a las consecuencias, y aunque siempre haya algo accidental en ellas, podemos decir, que lo que tenemos nos lo hemos ganado.
Hay mucha soledad en el interior del ser humano, y mucha falta de verdadero amor, que le lleva a querer destacar para demostrar a los demás que ha conseguido logros y objetivos sin pensar en las consecuencias de sus actos.
Y el amor verdadero empieza por uno mismo, por buscar la verdad, aplicarla con bondad, y no engañarse a si mismo, y para eso hay que tener discriminación, ya que lo que gran parte de la sociedad llama éxito, la meta hacia la que hay que dirigirse, no lo es realmente. Y hay que aprender que otra cosa si lo es. Vivir en el amor con sabiduría si es un motivo para sentirse exitoso. Pero para eso hay que investigar, para adquirir conocimiento, y cultivar una actitud amorosa, que no solo sea afectiva, sino también de ayuda y servicio hacia todo.
Por ese camino conseguiremos cosas tal vez menos cosas materiales, pero más espirituales que alimenten nuestra alma y la de los que nos rodean.
¿En que dirección me debo dirigir? Debe ser siempre la pregunta que hemos de hacernos en conciencia. Hemos de satisfacer a los cuatro cuerpos que tenemos, al físico, al emocional, al intelectual y al espiritual, y casa uno tiene un alimento diferente para nutrirse, pero parte de esa nutrición consiste en amorosamente colaborar con la de los demás.
La filosofía, el amor al conocimiento, no puede quedarse en una simple especulación teórica, debe ser una orientación fiable y un conjunto de principios fundamentales para tener una vida armónica que sepa como utilizar su brújula en el arriesgado mar de la existencia, y todos deberíamos estudiar esta asignatura, porque constituyen las reglas que vamos a aplicar y por lo tanto a vivir.