Pedro Sánchez con cierta frecuencia, ha manifestado que “España es una democracia plena”. Habría que preguntarle por qué, si tenemos en cuenta que el Consejo General del Poder Judicial, incumpliendo la Constitución lleva más de cinco años sin renovarse (aunque el PSOE y el PP, a los 2030 días hayan llegado en ese sentido a un acuerdo, éste hasta la actualidad no se ha materializado). Pero a raíz de verse su mujer criticada por diversos medios de comunicación y acusada por organizaciones fascistas y, debido a la burda y miserable campaña, a la que se ha visto sometido por la oposición del PP y Vox con sus políticas del fango, es cuando se “ha comprometido" a regenerar la democracia en nuestro país.
Eso está muy bien y es de suma importancia que se lleve a efecto. Sin embargo, por lo visto no se había enterado de que esto ya venía ocurriendo con anterioridad, como se ha demostrado con el acoso al que estuvieron sometidos muchos dirigentes de Podemos, para falsamente incriminarles y desprestigiarles a ellos y a su organización política, por mediación de las cloacas del Estado, compuestas por el Gobierno de Mariano Rajoy y grupos policiales, quienes aún, sabiendo de que las acciones que realizaban eran delictivas, no lo dudaron, e impunemente las cometieron.
De otra forma, también lo hicieron con otras personas de Podemos muy significativas, como fueron los casos de Victoria Rosell por el litigio que le planteó el juez corrupto y delincuente Salvador Alba, que está en prisión cumpliendo una condena de seis años y medio por prevaricación, cohecho y falsedad documental, estuvo apoyado por el también indecente y corrupto exministro José Manuel Soria.
Alberto Rodríguez, tuvo que abandonar su acta de diputado por la provincia de Santa Cruz de Tenerife, debido a una sentencia arbitraria e injusta del Tribunal Supremo, a la que la presidenta del Congreso Meritxell Batet no se opuso. Juan Carlos Monedero y Pablo Echenique, fueron acusados como se demostró de falsos casos de corrupción. Mónica Oltra de Compromis acusada de encubrimiento de actos corruptos, tuvo que dimitir como vicepresidenta del Gobierno de País Valenciano y, sin embargo al celebrarse la causa fue absuelta.
Pedro Sánchez como presidente de la Internacional Socialista, no fue solidario con su homólogo el primer ministro portugués Antonio Costa, cuando se vio sometido a una campaña detractora por parte de la derecha, hasta el extremo de tener que dimitir del cargo a sabiendas como se demostró de su inocencia.
Es indudable que, se hace muy necesario regenerar la democracia en nuestro país, pero en ese sentido, Pedro Sánchez tendría que empezar por el propio PSOE, donde la democracia interna brilla por su ausencia. Prometió empoderar a la militancia y ha venido haciendo justo lo contrario y ahora, las afiliadas y afiliados del Partido Socialista no cuentan para absolutamente nada.
Recientemente la vicepresidenta segunda del Gobierno Yolanda Díaz, manifestó que los dos grupos de gobierno PSOE y Sumar, habían acordado derogar la Ley de la Seguridad Ciudadana (popularmente conocida como ley mordaza). Pero de inmediato, la portavoz del Gobierno Pilar Alegría, salió al paso desmintiendo tal aseveración y exponiendo que, en realidad, se iba a producir alguna modificación.
No tardaron los socios de investidura en manifestar sus preocupaciones, porque no se acometa la derogación en su integridad y pueda ocurrir que al final, se limiten a darle una pequeña “capa de barniz”. Si probablemente ocurriera esto, significará que con toda probabilidad, la política y los políticos se alejaran cada vez más de la ciudadanía y eso, jugará a favor de los partidos políticos populistas y reaccionarios, como son los casos del PP y Vox. Para combatirles, hay que hacerlo con más libertad y justicia social.