Antonio Aguado Sánchez

El presunto asesinato del joven gambiano Abdulie Bah

27 de Mayo de 2025
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Abdulie Bah

Con todas las campañas informativas que vienen realizándose en sus países de orígenes, a los jóvenes africanos acerca del peligro que corren en su intento de llegar a las costas canarias, como primer paso para lograr una vida mejor. Pero estas no surten el deseado efecto, como consecuencia de ser tanta la angustia y desesperación que les atenaza que, no les importa arriesgar la vida en ese empeño.

Quienes llegan siendo menores de edad, quedan tutelados por el Gobierno de Canarias, hasta cumplir la mayoría de edad y después tienen que procurar sobrevivir como puedan. En el caso del desdichado Abdulie, llegó a Canarias estableciéndose en Gran Canaria, cuando apenas tenia 14 años. Por sus conocimientos de idiomas, pasó a realizar programas de apoyos a otros jóvenes que, como él, habían emprendido tan grave y temible aventura.

No tuvo problemas para integrarse en la vida isleña. Paso a residir con varios compañeros en una vivienda del barrio de Lomo Blanco en el extrarradio de Las Palmas de Gran Canaria. Jugaba al futbol en el equipo del barrio y se graduó en la ESO en el instituto del municipio de Santa Brígida y se formó como peón agrícola a través de la COAG.  Según sus compañeros, era un buen joven y se relacionaba muy bien con las personas. Eso lo corrobora las trabajadoras sociales que le atendían.

Sin embargo, de un tiempo a esta parte y sobre todo en sus últimos días, su actitud había cambiado considerablemente y se le veía muy afectado anímicamente. Con arreglo a lo expuesto por sus compañeros, se sentía perseguido y amenazado.  Probablemente eso le condujo a procurar regresar a su casa, para visitar a su familia. Por lo visto tenía el billete comprado para viajar el pasado jueves día 22, pero sería tanta el ansia de alejarse del hipotético peligro, que no tendría en cuenta el día de partida y se presentó, en el aeropuerto para viajar cinco días antes, el fatídico 17, cuando a las 16,55 horas, fue lamentablemente y de forma inexplicable abatido por la policía.   

Inconcebible la forma de actuar de la policía y lo más probable es que, este presunto asesinato quede en la impunidad. Al ser cinco los policías que participaron en ese abominable acto, podrían haber inmovilizado a este pobre chico con otra arma no letal. Lo ocurrido fue como consecuencia de portar pistolas y hacer uso de las mismas muy libremente. Nada de extrañar, pues las llevan las demás policías incluido la municipal. El colmo es ver como incluso en grandes almacenes como El Corte Inglés, cuenta con seguridad privada e igualmente disponen de este tipo de armamento. Ilógico debido a que toda la mercancía a custodiar está debidamente asegurada.

En Estados Unidos hay más armas (393 millones) que habitantes (328,2 millones). Sin embargo, esto no significa que sea un país más seguro. Por el contrario, está más que demostrada su gran inseguridad, incluidos los muchos asesinatos en centros educativos. También se suelen porcentualmente asesinar mucho más a los negros. 

Según las últimas estadísticas del CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas), el 47 % de la policía y los militares simpatizan con Vox y, ya sabemos lo que piensa esta nefasta organización política acerca de los inmigrantes. Si se añadiera el PP, con toda seguridad esa cifra sería mucho más considerable.

Es de admirar la gran profesionalidad de la policía británica, aparte de no portar armas con la excepción de las unidades especializadas en contra del terrorismo y se les entrega solo para ese cometido, debiéndolas devolver cuando se termina el operativo. Aquí en nuestro país se da el caso de que policías llevándose las pistolas a sus domicilios, han llegado a asesinar a miembros de su propia familia.

Cuando estuve de concejal en el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, en la legislatura 1983-1987, gobernábamos por mediación del grupo municipal socialista con mayoría absoluta (15 de 29 concejales) y el “grupo duro” que estaba en torno al alcalde, le habían convencido para que a la policía municipal se le dotara de pistolas. Sin embargo, poniendo precisamente el ejemplo de la policía británica (los célebres bobbies), establecidos en el conjunto del país, me negué a ese despropósito. También estaba con esta posición el malogrado, integro y entrañable compañero Domingo Caballero Ríos. Gracias a nuestra oposición, no les quedó otro remedio y se retiró la moción que pretendían presentar al correspondiente pleno.   

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