Inmersos en un presente frustrante que como tal aspira a ser poco más que el resumen de lo que otrora llegó a ser; no es sino la enésima constatación de lo frustrante que puede llegar a ser la intuición del enésimo fracaso lo que nos lleva a aceptara la validación de la tesis por la que el pasado el único resumen válido de lo que viene a ser un hombre. Erigido como la única realidad, pues solo el pasado es constatable, existen ocasiones (como se demuestra de la interpretación que algunos han llevado a cabo en los últimos días) en las que el pasado se muestra ante nosotros como el más inflexible de los jueces. Un juez pertinaz, tajante, inflexible y lo que es peor, inapetente a las demandas de auxilio, aunque a tales se resuma la única acción de defensa a la que puede optar el defendido; sencillamente porque la conjugación propia del verbo en pasado responde a la forma de pretérito. Y lo pasado, en tanto que hecho, pasado está.Visto el Hombre como un resultado complejo esto es, asumida su comprensión como la de algo que va mucho más allá de la mera acumulación de conocimientos procedentes de la experiencia que cada vivencia le proporciona; es precisamente la existencia de la gramática, como expresión manifiesta de la necesidad que el Hombre tiene de expresar lo que concibe, incluyendo en tal incluso su propio conocimiento (redundando en tal hecho lo excepcional de todo lo hasta el momento considerado) lo destinado a inferir que la mera existencia de una explícita necesidad de expresar lo que sabe, ha de suponer en sí mismo causa suficiente para entender que reducir a un individuo al resultado de la suma de sus acciones pasadas, constituye en tanto que tal un acto de ignorancia, destinado a ser considerado ruin, si previo al mismo pueden afirmarse conductas destinadas a manipular el análisis no ya del agente, sino de las propias acciones, por estar las mismas ubicadas en el pasado.En términos de corrección gramatical, el uso del pretérito perfecto se considera adecuado cuando del mismo se infieren acciones cuyo núcleo, si bien incide en el pasado, tiene consecuencias posteriores. Es por ello un pasado inacabado, pudiendo establecerse de manera objetiva un vínculo con el presente. Ejemplo de tal resulta la oración El concejal compraba un piso.En consonancia, y siguiendo parecido uso y por suerte la misma forma, para expresar una acción acabada, la forma a utilizar es el pretérito perfecto, y a la vista de los resultados, si es posible en forma compuesta. De esta manera, la oración queda así: El concejal compró un piso. El concejal hubo comprado un piso.Afortunadamente, el Lenguaje, como tantas otras cosas, no es más que una herramienta. Como tal, puede ser proclive a erigirse en un arma. Pero en caso de que tal hecho ocurra, su causa ha de ser buscada no en la herramienta en sí misma, como sí más bien en la perversión de la mente que a tal deparo nos conduce.Entramos así pues en el terreno de la responsabilidad, un elemento si cabe mucho más complejo, y que como en el caso de la gramática sirve igualmente para ennoblecer el magnífico resultado que el denominado Proceso Evolutivo ha logrado, especialmente cuando lo referimos a lo que como tal el Hombre representa.Se denota responsabilidad en la capacidad que el individuo tiene para anticipar, y en su caso asumir, las consecuencias que determinados actos, en general propios, tendrán de manera factual o potencial en el devenir de las cosas; teniendo estos actos consecuencias para sí mismo, o para los otros.Entra por ello la responsabilidad de lleno en el ámbito de lo moral; lo que nos conduce a terreno proclive para la Filosofía. Abandonamos pues siquiera temporalmente el espectro de lo gramaticalmente correcto, para entrar en otro mucho más controvertido, el que pasa por valorar si un individuo está siempre capacitado para valorar las consecuencias de sus actos.Pero no contentos con ello, lo complicaremos aún más. En un alarde rocambolesco, exigiremos a ese mismo individuo que antes de llevar a cabo sus acciones (las cuales recordemos se hallan inscritas en el marco del pasado) pueda efectivamente anticipar todos y cada uno de los giros del destino que de una u otra manera están destinados a configurar su vida; como requisito imprescindible para poder afirmar que todas sus acciones han sido moralmente correctas ¡Reteniendo ese análisis pues no lo olvidemos, el juicio habrá de llevarse a cabo en el futuro!Seamos o no capaces de llevar a cabo de manera correcta la conjugación de la forma verbal destinada a describir nuestra vida, lo único de lo que estoy seguro es de que la manipulación de la realidad por medio del uso indebido de las herramientas a priori destinadas a hacer más comprensible esa misma realidad no sirve sino para poner de manifiesto el elevado grado de podredumbre que, en absoluto presente, amenaza con descomponer nuestra realidad.No contentos con eso, y desde el agravante que supone el tratar de tonto (en este caso de imbécil) a todo el que no comparta la opción defendida; los adalides del presente, o en otras palabras: la coral de voces destinada a reducir a esta verdad el catálogo de opciones al que podemos aspirar; corre el riesgo de hallar la horma de su zapato esto es, toparse de frente con alguien que sea tan o más hábil que ellos y, en el mismo o parecido alarde de conducta propia de un buen sofista, sea capaz de reducir a términos si no moralmente comprensibles, sí al menos tratables a título de combustible para un buen incendio, por qué llegados a estas alturas, algunos puedan llegar a considerar como pasable que un joven estudiante que compró un piso cuando ni por el forro pensaba acabar con sus huesos en Política, obtuviera 20.000 euros de beneficio; y sin embargo se ofusquen una barbaridad cuando constaten que otros que traían la Política en sus genes regalaron esos mismos pisos a fondos buitres. Pero yo estaba hablando de Lengua.
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