05 de Noviembre de 2024
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Así son las ayudas del Gobierno para las zonas afectadas por la DANA

El silencio. La oscuridad. La sensación de que vas a morir. El susurro suave del discurrir del agua que todo lo cubre. Los gritos de auxilio lejanos, cercanos, fuertes, débiles. Y el silencio. De nuevo la oscuridad. Vuelve a sonar el agua. Y las puñeteras sirenas que siguen atormentando dentro de mi cabeza. La inmensidad de la oscuridad reflejada a lo lejos por una luz tenue. Alguien que grita buscando desespedaramente a sus familiares. Y aquí en una solead existencial, acurrucados en lo alto de una azotea, sintiendo que vas a morir irremediablemente. Mirando la referencia del poste de la luz que ahora ya tiene un peldaño menos visible. Estamos a más de cuatro metros del suelo. ¿Será suficiente? ¿Llegará el agua a cubrirnos? De seguir a ese ritmo, en media hora estaremos todos bajo el agua.

Al rato, la esperanza. Llevamos una eternidad y ya no se cubren los peldaños del poste tan rápido como antes. Parece que no aumenta el nivel. Lloros. Temblores de miedo. Hace milenios que no se ve ya ninguna luz. Tan sólo a lo lejos, en el horizonte, una claridad eterna procedente de la gran ciudad. Ahora el ruido del agua vuelve a ser más audible. El nivel permanece inalterable. Esto es eterno. Nunca saldremos de aquí con vida. Todo alrededor es agua y desolación. Ya no hay móviles. Dejaron de funcionar casi al mismo tiempo que todo se volvió oscuridad. Tranquilos, dicen los más positivos. Seguro que ya nos están buscando. Algunos rezan. Otros niegan con la cabeza mientras repiten incesantemente “Vamos a morir”.

Ha pasado la vida entera. Los recuerdos más felices. Anécdotas y momentos en los que la vida nos ha sonreído. Remembranzas sobre todo de la niñez. De tiempos mucho mejores. Y también preguntas ¿Por qué hemos bajado a la calle? ¿Por qué nadie nos ha avisado de esto? ¿Qué es realmente lo que ha pasado? Si aquí no llovía apenas. Y entonces empiezan a clarear las primeras luces del alba. Y el agua ya no cubre ni la mitad de los peldaños que antes estaban sumergidos. Y se empieza a ver el desastre. Es la guerra. La hecatombe. Todos los coches apiñados uno encima de otro. Volcados, subidos como si fueran de papel, incrustados en puertas y ventanas. Y el barro que todo lo cubre.

Amanece. Siguen sin aparecer los servicios de emergencia. El agua ya discurre de nuevo por entre el barro. Todo está en silencio. Bajan de la azotea. No pueden salir a la calle. El portal está lleno de basura. Tienen que descolgarse por una de las ventanas y caer sobre un montón de coches que hacen de escalera. Tienen sed. No hay nada que beber. Tres manzanas más abajo hay un Consudona. Se dirigen hacia allí. Es difícil caminar entre el barro. Algunos tienen las ropas mojadas. Todos tienen frío y sobre todo sed. Llegan al súper. Todo esta inservible. Cubierto por toneladas de barro. Pero al menos el agua está embotellada y se puede lavar un poco con alguna botella para poder paliar la sed. Oyen voces. Es la policía. Les dan el alto. Explican lo que han sufrido. Eso se lo cuentan ustedes al Juez, les dicen. Les van a detener por hurto.

No se lo pueden creer.

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Prioridades

Desde aquí quiero mandar un afectuoso abrazo a todos los que han sufrido el desastre, que aunque no podía haberse evitado, si podría haber sido menos traumático en vidas humanas. Un enorme aplauso a todos esos voluntarios que han desobedecido a las autoridades y que han arrimado el hombro para ayudar a los suyos. Solo los voluntarios y el Ministerio de Fomento se salvan de unas actuaciones no mediocres, sino nefastas que han demostrado al mundo que España es un estado fallido. Un estado en el que los políticos están para cobrar y no para servir al pueblo. Lo de la Generalitat Valenciana es criminal y sería juzgado debidamente si no fuera porque todos sabemos quién manda en este país y si se dejaron morir 7291 ancianos por falta de atención y no ha habido proceso penal, no les va a importar la muerte de 1900 más. Unos y otros, Gobierno central y Generalitat parece que compiten a ver quién es más irresponsable y, entre el tuya y el mía, mientras escribo esto, aún puede haber cientos de cadáveres entre el barro y me consta que sigue habiendo personas que carecen de agua potable a los que aun no le ha llegado ayuda legal. Para colmo, me cuentan que empieza a haber casos de ingresos con vómitos, diarrea,... (solo les faltaba que ahora cojan el Cólera). No se puede circular por las calles, pero si pueden llevar más de 60 coches para acompañar al rey. Cuestión de prioridades.

Otro punto a tener en cuenta es el ominoso comportamiento de los medios de comunicación. Valga una muestra. El miércoles 30, una famosa periodista de la Cadena Ser, hizo toda una oda al desvarío. Según ella, todo era una consecuencia de los bulos. Negando los cientos, miles de mensajes en Twitter del martes 29 pidiendo ayuda porque el 112 en valencia no respondía. Asegurando que el 112 había funcionado siempre. Que era un bulo que no hubiera agua potable en las zonas afectadas. Que por favor, que sólo se hiciera caso a los medios oficiales. Los mismos «medios oficiales» que dieron la alerta cuando ya la gente estaba encaramada encima de los árboles o los que dijeron que el 112 no tenía problemas de comunicación. Que nos hayamos tenido que enterar por la prensa extranjera que mientras la gente estaba esperando la ayuda, el presidente de la Generalitat se hacía fotos en un acto en el que le entregaban un premio al turismo es de juzgado de guardia. Que la única periodista que ha hecho una pregunta inteligente sea Helena Villar que trabaja para un medio que aquí está censurado, (RT) al preguntarse para qué sirve la ¿OTAN si cuando necesitamos al ejército no están para ayudar? ¿Para que sirve gastarse 140.000 millones en defensa si es la gente la que tiene que ayudar con su esfuerzo personal y económico?, lo dice todo de la servil prensa española.

Y ahí está la madre del cordero. Ha pasado lo que ha pasado porque se avisó tarde y mal. Pero estoy seguro de que si el aviso se hubiera producido a tiempo, aunque se habrían salvado muchas vidas porque se deberían haber cerrado las empresas, no nos engañemos, seguro que seguiríamos hablando de muchos muertos. En este país, nadie hace caso de nada. Si se da alarma porque se da y si no por lo mismo. Entre otras cosas porque gracias a la desinformación la manipulación y el adoctrinamiento de los medios de comunicación todo el mundo se ha vuelto incrédulo y nadie se fía de la información. Esto es consecuencia directa de la estrategia de no contrastar y dar como información lo que sólo es opinión de los políticos. La obligación de un periodista serio es contrastar si llueve o escampa y no repetir mil veces la idiotez salida de la boca de un político que, para más INRI, se ha demostrado que miente casi siempre.

Por otra parte, debería haber simulacros de evacuación obligatorios en todos los colegios como los hay en las grandes empresas. Debería hacerse hincapié en la necesidad de hacerlos bien y en serio. He sido más de quince años jefe de planta y miembro del comité de evacuación de una gran empresa española (la primera en número de trabajadores). Y todo el mundo se lo tomaba a risa. El día de la evacuación era un día de fiesta. La gente aprovechaba para irse al bar. Luego pasan estas cosas. Que no somos conscientes del peligro del agua, ni del fuego, ni de nada.

Háganle caso a Antonio Turiel, Juan Bordera o Antonio Aretxabala que aquí explican el porqué de esta situación.

Y por último, sean ustedes conscientes de las prioridades de su gobierno de turno. Se ha hablado mucho de que gracias a los impuestos existen los servicios de emergencia. Y no. No es cuestión del número de impuestos o la cantidad que ustedes paguen. Es cuestión de que, por muchos impuestos que ustedes crean que pagan, las prioridades del gobierno de turno son siempre las mismas: Ejercito, balas, material antidisturbios, cañones, soldados en el extranjero, policías, sueldos estratosféricos de alcaldes,....

Como estamos ya acostumbrados, las personas, lo último. Sanidad dejada de la mano de dios y la educación en manos de curas y ricos.

Que se tengan que cabrear los valencianos porque la grúa municipal de Valencia se dedica a retirar los coches que no estorban en el casco urbano dónde no ha habido agua y está todo sin limpiar, dice mucho de las prioridades. Que se multe a quién ha dejado el coche en un arcén para ir a ayudar a limpiar también y que se detenga por robo a quién está cogiendo cosas de entre el lodo, aún más. Cuestión de prioridades. Ni usted, ni yo importamos. Lo importante es que no se pare el turismo, que Inditex o Mercadona recuperen cuanto antes su actividad y que todo vuelva a su normalidad. Lo importante es el Régimen. Tengan claro que la tardanza en la alarma está relacionada con el puente del 1 de noviembre. Y que por supuesto, que dar la alarma significa parar la economía. Y eso, ya saben que no se puede permitir.

Todo pasa y todo queda que decía Machado. Y el olvido es el mayor sedante social.

Salud, república y más escuelas.

 

 

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