David Almorza

Propósitos y despropósitos

31 de Diciembre de 2021
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2022

Es habitual iniciar el Año Nuevo con propósitos importantes. Con el paso del tiempo uno se da cuenta de que no cumplir esos propósitos es lo más habitual, a lo que sigue una frustración más o menos intensa.

Por ejemplo, un propósito bastante corriente es el de perder peso. Pero con las fiestas el organismo se ha habituado a comer en exceso, y con este propósito lo que consigue es volver a la ingesta normal, con lo que el peso no se pierde, pero tampoco se gana más, Es decir, lo que se ha engordado permanece, guste o no.

Otro propósito interesante es el de aprender inglés u otro idioma, algo indispensable en el siglo XXI, pero pasa el tiempo y nunca llega el día de apuntarse a un curso, y como los idiomas no se aprenden solos, este propósito se convierte en un nuevo despropósito.

Ahorrar dinero es un propósito que siempre viene bien. Para ello lo primero es reducir gastos, y ahí empiezan los problemas. Con el ritmo de vida actual parece que la única forma de ahorrar es obteniendo ingresos extra, mediante la lotería o las quinielas, por ejemplo. Pero estos juegos nunca tocan, precisamente por no jugar, claro como hay que reducir gastos…

Dejar de fumar es casi una necesidad. Es un buen propósito que choca con el convencimiento que tiene la persona fumadora de que puede dejarlo cuando quiera. Así el momento se aplaza todo el año.

Lo ideal sería inventar una comida con la que se pierda peso y una pastilla con la que, de pronto una mañana, uno se despierte hablando varios idiomas y sin ganas de fumar. Si además nos regalan 20.000 euros, todos los propósitos se verán cumplidos. Pero la realidad es otra bien distinta, y los despropósitos ganan casi siempre.

El médico investigador Boris Pérez piensa que es mejor hacer lo contrario. Un día comer sin parar y luego no tomar dulce de postre. A continuación, hacerse el propósito de comer menos. No es perder peso, pero es un propósito realizable.

Otra idea es buscar una palabra en el diccionario de ingles. Boris les sugiere una: stream. Significa arroyo. Es curioso que arroyo suena a agua corriendo, y stream no suena a nada, pero el inglés es así. Compartir esa palabra y luego, otro día, buscar otra. No aprenderán inglés, no es el propósito, pero sabrán más inglés que antes. O bien no coger el autobús un día e ir andando. A continuación, proponerse ahorrar dinero.

Tampoco así se conseguirán los propósitos descritos, pero no habrá lamentaciones, y uno será algo más feliz. Y ser feliz sí que es un propósito muy importante. También es un deseo, y desde estas líneas Boris Pérez y yo mismo les deseamos un Año 2022 lleno de felicidad.

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