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Psicología de la política rusa

25 de Febrero de 2024
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Rusia

Gran revuelo causó la entrevista de Tucker Carlson a Vladimir Putin. Los medios de propaganda occidentales se pusieron nerviosos de que pudiésemos escuchar el punto de vista del presunto adversario y amenaza inminente para el orden mundial, la democracia, la libertad y demás parafernalia con la que nuestros dirigentes se llenan la boca a diario. Es que hay que ver el mundo como en las películas de buenos y malos porque para ellos, en realidad, somos simples y tontos. De Putin me sorprendió sobre todo el empleo de una argumentación de base histórica acostumbrados como estamos a las frases fáciles, las consignas vacías y los eslóganes absurdos de los políticos occidentales. Desde luego que había también una estrategia de control de los tiempos y del entrevistador  pero dudo mucho que nuestros vendedores de humo nacionales y autonómicos fuesen capaces de semejante proeza.

La escuela histórica francesa de los Annales suele menospreciar los acontecimientos puntuales y hacer hincapié en largos periodos de tiempo incorporando al análisis histórico disciplinas como la economía, la sociología, la geografía o la psicología. De los discursos de Putin desde el comienzo de la guerra, siempre me ha llamado la atención la constante alusión a la amenaza "existencial" que una determinada Ucrania podía suponer. Incluso llegó a parecerme un tanto paranoico. Pensándolo mejor, tal vez no tanto.

Creo que la psicología de los dirigentes rusos viene condicionada por dos factores fundamentales. El primero la enorme extensión de su territorio muy rico en todo tipo de materias primas y por tanto con extensas fronteras al otro lado de las cuales moran enemigos codiciosos,. El segundo, la composición multiétnica con distintas religiones y culturas dentro de ese inmenso territorio. Esta diversidad poblacional puede constituirse en una gran debilidad, si es aprovechada por esos codiciosos enemigos, ansiosos de fuentes de energía y materias primas simplemente estimulando agravios religiosos o raciales, favoreciendo rivalidades, propiciando enfrentamientos y finalmente haciendo implosionar el estado. El apoyo de Lenin a la autodeterminación de los pueblos ( que pretendía utilizar para desestabilizar el gobierno de los zares) precipitó setenta años después la disolución de la URSS y la cadena de enfrentamientos civiles posteriores en las vastas extensiones de Europa oriental, guerras y conflictos siempre alentados por potencias extranjeras apoyando a uno de los bandos en liza para beneficio propio.

Solo durante la etapa de los Romanov, Rusia ganaba hacia el este una media de más de 50.000 kilómetros cuadrados al año. Algo muy similar hizo EEUU hacia el oeste para regocijo de los cineastas del siglo XX aunque no para la población indígena que fue sistemáticamente aniquilada con lo cual el gobierno norteamericano solucionó de un plumazo el problema de la diversidad autóctona a la vez que integraba a las oleadas de inmigrantes europeos en los nuevos territorios (no tanto a los descendientes de esclavos, pero ese es otro tema).

Por tanto, Rusia ha sido un estado permanentemente amenazado de invasión externa  por los poderes europeos al oeste, al sur por el Imperio otomano y la India británica y al este por el agresivo Imperio nipón. Invasiones terroríficas como la de Napoleón en 1812 o la de Hitler en 1941 devastaron su territorio y causaron millones de muertos. Ser zar siempre fue una profesión de riesgo con la amenaza de la traición, la rebelión y el atentado siempre presentes ante la menor muestra de vacilación o debilidad. Stalin, el "zar rojo", un verdadero asesino de masas  lo tenía muy presente por lo que vivía en una constante paranoia ( paradójicamente se dejó engañar por Hitler)

¿Es posible una democracia al estilo occidental en Rusia con estos condicionantes? Siendo realistas es probable que no. Demasiados buitres dentro y fuera del país. Rusia ha llegado casi a desintegrarse en tres ocasiones. La primera tras la caída de la dinastía ruríkida, a principios del siglo XVII, la segunda durante la revolución y la guerra civil  ya en el siglo XX y la tercera tras la caída de la URSS en 1991. Siempre por debilidades internas. De hecho Putin confesaba ( la cita la refiere Sebag Montefiore) que los mayores  enemigos de Rusia habían sido Nicolás II y M. Gorbachov que teniendo todo el poder no lo habían sabido utilizar. A todo ello es a lo que se refiere Putin con una "amenaza existencial". En este sentido la actuación occidental en los últimos años favoreciendo golpes de estado y estimulando nacionalismos excluyentes con la excusa de una democracia que está desapareciendo en los mismos países que la proclaman, no ha sido muy tranquilizadora para mitigar la paranoia rusa. La pesadilla de un nuevo "lebensraum"( el espacio vital soñado por los nazis y poblado de alegres campesinos germanos manejando mano de obra eslava sometida a la esclavitud) sigue presente aunque ahora con la vestimenta de grandes corporaciones y fondos de inversión deseosas de un estado ruso débil o mejor inexistente para aprovecharse de los inmensos recursos de la madre patria rusa. Ese es el temor que alimenta la paranoia. Lo peor es que Putin sabe de historia y lo ha visto hacer en Hispanoamérica, en África, en Siria, en Irak o en Libia. Tal vez los rusos incluso crean que su paranoia es funcional y adaptativa. Y hasta tal vez acierten. Putin precisa de algún tipo de territorio tapón para que los lobos no se acerquen demasiado. La peor parte se la están llevando los pobres ucranianos que cuando estuve en Kiev, allá por el año 1993 ,me parecían indistinguibles de los rusos. Algunos serán nazis. La mayoría no. Pero todos van a morir por el cochino dinero. El problema de las élites globales que nos gobiernan es que, como todos los invasores de Rusia (como Carlos XII de Suecia, como Napoleón, como Hitler) han subestimado gravemente su poder y determinación y se han creído su propia propaganda. Nos han metido a todos en un grave aprieto. Veremos como salimos, Los improperios de Biden ayudan bien poco. Mas les valdría a todos aprender algo de Historia.

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