Todos los que tenemos cierta edad, recordamos perfectamente el 23 de febrero de 1981, cuando el teniente coronel Antonio Tejero Molina entró en el Congreso de ls Diputados, subió al atril y dijo alzando la voz, pistola en mano, “quieto todo el mundo”
Aquello fue un golpe de Estado que resultó fallido, lo llevaron a cabo lo que ahora se denomina el “Deep State” (los poderes fácticos ocultos u oscuros) con la colaboración necesaria del poder militar y de la Guardia Civil (cuerpo militarizado) y de infausta memoria de tiempos pretéritos. Hubo más gente implicada que no apareció, como, por ejemplo, según dicen, el propio Rey….
Antes, los golpes de Estado se realizaban mediante la fuerza de las armas, con la connivencia de algunos de los poderes fácticos del estado. No había otra. Era totalmente visible, no había posibilidad de duda. Podemos recordar el historial de golpes habidos en países de Latinoamérica, siempre con el apoyo de los “defensores de la democracia” de EE. UU., eso decían ellos… aunque tenían otros intereses.
Hoy en día, en este siglo XXI, los únicos lugares en donde todavía se puede ver es en África y algún país del sudeste asiático, pero es imposible verlo en Occidente, el primer mundo, el norte global como se denomina ahora, no sería aceptable a ojos de la sociedad actual, si hubiese sangre de gente blanca (entiéndase el cinismo) levantaría protestas. Hoy lo que se lleva es el “golpe de Estado blando”.
Si echamos la vista atrás o al mismo presente, podemos recordar el caso de Lula da Silva en Brasil, descabalgado de la Presidencia del país por el juez del Tribunal Supremo Sergio Moro, que ya con el gobierno de Bolsonaro fue nombrado ministro de Justicia. Posteriormente, Lula da Silva fue exonerado de toda culpa y quedando claro que había existido “lawfare”. Lo mismo podemos decir de Cristina Fernández, Evo Morales, Rafael Correa, Gustavo Petro, etc.
En mi opinión, y pienso que la de mucha más gente, entendemos qué está ocurriendo en España de la mano de PP/VOX en primera instancia, y para comprobarlo solo hace falta enumerar el “manual” que ya existe y se ha utilizado en otros lugares, y buscar las equivalencias en lo que vemos a diario en los medios de comunicación. A saber:
- Campañas feroces de acoso con acusaciones de corrupción, de mala gestión, dando a entender que el país se dirige al precipicio, campañas de desprestigio internacional.
- Alta y permanente difusión de esas campañas mediante redes sociales y medios de comunicación no objetivos, con una línea editorial no disimulada.
- Utilización de poderes alineados y afines, en este caso el poder judicial mediante “lawfare”, organizaciones y sindicatos creados ad hoc (Hazte Oír, Manos Limpias, etc.), algunos elementos de la Guardia Civil como la UCO, estos de la Guardia Civil siempre están, antes y ahora….
- “Calentamiento de la calle”, véase los últimos episodios en Torre-Pacheco.
- En conjunto, deslegitimación del gobierno y también deshumanización de los responsables, recordemos mensajes de Tellado y Ayuso, “mafia, organización criminal, hijo de fruta” y como no, el más importante, “el que pueda hacer que haga” (Aznar dixit).
En resumen, hoy no se “toman” Parlamentos, se desgastan al límite hasta la renuncia y con el objetivo de nuevas elecciones.
Y aquí estamos. Veremos cuánto dura este golpe de Estado blando.