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Recovecos de la paternidad

20 de Agosto de 2019
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Paternidad y Maternidad
La paternidad es una caverna oscura e interminable que nunca acabamos de recorrer. En ningún caso estamos preparado para ello, no somos aptos, aunque nos llenemos la boca y nos miremos el ombligo con toda clase de propuestas, certezas e ideas. Siempre se vive al límite, al límite de la ignorancia. Y en ese límite, la lucha y la reflexión son las únicas pautas que parecen salvarnos. Pero en ningún caso, nos aclara conceptos, nos valida las decisiones tomadas o los errores cometidos. Cada paso dado es una incertidumbre. La oscuridad no nos deja ver lo siguiente.La paternidad es una caverna oscura e interminable que nunca acabamos de recorrer. Un hijo es siempre un organismo en continuo movimiento. Y no es el movimiento físico, el desarrollo o la inquietud, lo que produce mayor perplejidad o desatino, ignorancia o miedo por no saber asistir al proceso; lo que produce mayor desconcierto, lo que nos desarma la paternidad y nos acerca a residir continuamente en los límites de nimias certezas o clamorosos errores, es el inacabable registro de desarrollo que produce la mente de nuestros hijos. Asimilan y desarrollan conceptos, ideas y formas de mirar el paisaje de la vida totalmente propios, y con ellos nos desarman continuamente. La oscuridad, ese desasosiego nada más avistar un nuevo recoveco en el camino, es nada más que otra brizna que sacudimos de la mejor manera.La paternidad es una caverna oscura e interminable que nunca acabamos de recorrer. Nadie nos dice cuando tomamos la decisión de traer al mundo un ser vivo, el proceso a lo largo de la oscuridad de esa caverna que conlleva eso. No hay un lugar en el que te instruyan para ello, un esquema que desvele y desgrane los pasos. No hay nada. Bueno, lo que hay son muchos profetas, muchos reveladores de verdades inútiles, muchos consejeros con consejos que solo sirven para engordar su narcisismo, muchos expertos con ineptos diagnósticos.La paternidad es una caverna oscura e interminable que nunca acabamos de recorrer. La paternidad es otra aventura, pero al contrario que otras tantas aventuras que la vida nos proporciona; en este caso, el miedo nos agarrota los miembros en el momento de elegir en mitad de la oscuridad de la caverna, y en plena bifurcación, entre uno u otro sendero. Y es que, no hay regresos en la aventura de la paternidad, no hay vuelta atrás, no hay nuevos intentos, no podemos reiniciar y comenzar de nuevo. La paternidad es una aventura interminable. La caverna nunca acaba, y en ningún caso, y por muy avanzado que llevemos el recorrido, no hay claridad alguna que desvele los próximos pasos.
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