19 de Noviembre de 2024
Guardar
La Red

El viento del norte, frío, suena con fuerza. Fuera, las viejas cristaleras silban melodía de ventisca. Una ducha caliente le haría entrar en calor. Adherida de frío, calada hasta los huesos acaba de llegar a casa más cabreada que una mona. Mal día. Uno de tantos. De esos en los que todo sale mal. De esos en los que, gota, a gota, va subiendo el nivel del mal humor hasta llenar un vaso que acaba estallando contra el primero que en ese momento se acerca a pagar los platos rotos. Aunque sea un pobrecillo que no tiene ninguna culpa y no sabe de qué va la vaina.

Se ha quitado la ropa con paciencia. Intentando sentir las yemas de los dedos que se han vuelto insensibles y no atienden a razones. Casi le es imposible desabrocharse los botones de la blusa. Por fin, tras un excesivo esfuerzo, ha logrado quedarse desnuda y meterse bajo el agua. Un agua caliente que reconforta. Está un buen raro bajo la lluvia amable del agua caliente. Necesita que los músculos reaccionen. Una vez ha entrado en calor, cierra el grifo. Toca enjabonarse. Cuando se ha pasado la esponja enjabonada por todo el cuerpo, llega el turno del champú en su extensa, larga y pelirroja cabellera. Ahora toca de nuevo volver a abrir la ducha y recrearse otro rato bajo el placer de la lluvia templada que sale de una ducha moderna de esas que cuelgan del techo. Comienza a quitarse el jabón y de pronto, el agua deja de fluir por la ducha. Mira el grifo monomando, por si lo hubiera cerrado accidentalmente. pero, no. El grifo está abierto a tope. Se pone un albornoz sobre el jabón y el cuerpo y sale de la ducha. En el lavabo tampoco hay agua. Ni en la cocina. Es evidente que es una avería general porque en un piso no va a ser un problema solo suyo. Piensa a quién avisar. Un fontanero no, porque no sabe dónde está la avería. Lo lógico, llamar al Canal de Isabel II que es quién suministra. Abre el móvil y busca en Google “Canal de Isabel II” . Le extraña que los diez primeros resultados sean todos un 902 y todos, el mismo teléfono, pero con las prisas, anota y llama directamente. Le sorprende aún más que la operadora tenga un marcado acento sudamericano, pero como ahora todo está subcontratado no le da mayor importancia. Les comunica la avería. Le preguntan desde que ciudad llama y a continuación le dan otro número de teléfono al que tiene que llamar, un 806. Es lo único que le faltaba un teléfono de pago, de los que te soplan cinco euros el minuto, para que le den una información sobre averías. Le dice que no está conforme con ese teléfono y que, por ley le tiene que dar un teléfono accesible y gratuito. Le cuelgan, aunque ella cree que se ha cortado la comunicación. Vuelve a llamar y vuelve a suceder lo mismo. Y entonces se le enciende la bombilla que todos llevamos dentro y vuelve a mirar en los resultados del buscador. Efectivamente, los primeros resultados de la búsqueda son, todos, el mismo enlace patrocinado. De los de pago. Un timo, vamos. Se tiene que ir a la segunda página de búsqueda para obtener un teléfono 24 horas, 365 días. Un 900.

Todo para que le digan que no tienen constancia de ninguna avería y para que tenga que quitarse el jabón, cuatro horas después de la llamada.

 

*****

La Red

Hoy el relato, más o menos novelado, es un suceso real que me ha sucedido la semana pasada. Pueden ustedes hacer la prueba. Si ponen en el móvil “Canal de Isabel II” verán que los primeros resultados son un timo. Un teléfono para sacar dinero a incautos que con las prisas, no sean capaces de discernir que el puto buscador te está ofreciendo información FALSA, por la que cobra y con la que algunos desalmados hacen negocio.

Esto, es parte de toda esta misera humana en la que vivimos. Que se permita a un buscador dar información falsa porque paga es una más. Como la de permitir a los bancos cobrar hasta por abrir la puerta o dejar que las administraciones no funcionen porque sólo se puede acceder a través de cita previa por unas webs colapsadas que no son capaces de asumir el tráfico informático que necesitarían.

Todo esto viene a cuento de la desbandada general que esta semana, aprovechando que el Arlanzón pasa por Burgos, han estado realizando toda esa jauría de personajillos que se ganan la vida dando sermones en mesas camilla de diferentes radios, televisiones y periódicos que han abandonado Twitter o X aduciendo que es una red que fomenta bulos y que dirige un fascista que no permite la disidencia.

Yo siempre estoy con las personas honestas y honradas. Y no me parecería mal si no fuera porque esos mismos pesonajillos, no han tenido, ni tienen, ningún reparo a la hora de compartir púlpito con infectos personajes como el director de Ok Diario, el director de informativos de la Sexta, Ana Rosa Quintana o desinformadores como Angles Barceló. Ninguno de ellos ha tenido ningún problema para publicar basura en La Vanguardia, Lo Pais, Ok Diario o cualquier otro medio de manipulación y camuflarla como información. A ninguno de ellos les pareció mal la censura en meta de RT (Rusia Today), Rossiya Segodny o Sputnik. A ninguno de ellos les pareció mal la detención en Francia del dueño de Telegram por no plegarse a los deseos de censura de la UE.

Todos ellos se han mudado a Bluesky alegando que allí el algoritmo no está sujeto a los designios de un nazi y que serán más libres. Curiosamente la desbandada ha coincidido con las amenazas hechas realidad de Elon Musk de quitar los bloqueos a los perfiles que hasta ahora existían en Twitter y que impedían ver los tuits a las personas bloqueadas. Esa medida, realizada para  evitar que la gente se salte la publicidad que ha llegado a ser asquerosamente desafortunada y excesiva, ha dañado el de por sí frágil ego de los famosetes y correveidiles que han vuelto a sufrir los ataques de las hordas de hooligans «haters» que en redes es lo más habitual.

Ya saben el dicho ese de que “de este agua no beberé, y este cura no es mi padre”, pero de momento, mi opción es seguir en Twitter, en Bluesky y en Telegram porque para estar informado, no puedes hacerlo desde Lo País, La Vanguardia o el Marca. Y la única forma de ver de aquí, de allí, de este y de aquel, es ser poroso a todo.

Las opiniones sólo son opiniones y la información veraz es una quimera.

Salud, república y más escuelas.

 

Lo + leído