Gonzalo Oses

El regalo navideño de mierda

28 de Diciembre de 2024
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El regalo navideño de mierda

La semana pasada, una vecina, amiga de mi madre, se presentó de improviso en casa, para darle un regalo de Navidad a mi madre. Aunque, nos pilló a pie cambiado, ¿a quién le amarga un dulce?

Ante la cara de asombro e incredulidad de mi madre, su “amiga”, empezó a contar la verdad sobre ese regalo, resulta que era un regalo que otra amiga le había hecho a ella, pero sin tenerla que ella tiene alergia a ciertos olores, de ahí, que había pensado, que quizá la vela aromática le podría gustar a mi madre. ¿Tú has visto alguna vez una vela aromática en casa de mi madre? Pues ya somos dos. También había unos kleenex con dibujos de ¡Papa NoeS!, y un estuche, quizás para guardar intenciones.

Lo mejor, fue que tras irse la amiga, mi madre me dijo, “ya tengo el regalo para la persona que viene a limpiar”. ¡Coño! Mamá, ¿tú también? A ver, si el regalo va a hacer turismo por medio de Málaga.

Hace años, deje de ir a ver a unos amigos de mis padres, y que años después, cuando mis padre se jubilaron y se mudaron a otra ciudad, cada Navidad yo tenía que a su casa a recoger un jersey o camisa para mí, ponerles buena cara, y responder a sus preguntas sobre mis padres.

De la misma manera, nos nace la bondad enviando mensajes a los demás, cómo él tṕico “Buenas, crack, Pasad una buena noche y ¡Feliz Navidad! Un fuerte abrazo, amigo”. Mientras escudriño la foto del remitente, ¿quién será?

Dicen que a caballo regalado no le mires el diente, y lo que cuenta es la intención, ¿intención? ¿Qué intención? ¿La de pagar con dinero nuestra ausencia en la relación de amistad con la otra persona? Cuando nuestro presente en común es el regalo vital.

No odio la navidad, es la versión edulcorada del solsticio de invierno, aquel en el que somos Seres Humanos en comunión con la alegría y energía del universo.

El resto del año, cuando me despido de alguien le suelto a bocajarro “feliz navidad”, lo cual, activa un resorte en su inconsciente que le lleva a sonreir y con ello, alegrarse momentáneamente. Así, consigo que se lleve un buen recuerdo de nuestro encuentro, aunque sea fugaz, como la vida misma.

Feliz San Juan

GO!

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