Me llega una fotografía del Rey de España sobre fondo de banderas republicanas y entrada al campo de concentración de Mauthausen. Mucho ha tardado, pero en fin, la dicha es buena. Yo todavía recuerdo el primer desfile de veteranos supervivientes en tal geografía y el escándalo que produjo entre los mercenarios habituales ver a toda esa gente bajo la advocación de la tricolor republicana. ¿Bajo que otra bandera podían desfilar?
El tema no es menor. Decidir si la República forma parte de un zócalo perdedor o si es Historia de España como lo son los Hasburgos o los carlistas es de enorme importancia y la lucha por resituar tal evento ha sido empeño de imposible consecución. Eso es lo que intentaba, al menos en parte, la tan denostada Ley de la Memoria Histórica. Pero una ley es poco para cambiar la inercia de una Transición muy alabada...sobre todo entre los vencedores.
Ya se va haciendo normal entender que los servidores de los tanques de Leclerc eran españoles. Pero todavía faltan muchos elementos de enorme importancia, por ejemplo y entre otros, la participación norteamericana en la Guerra Civil. Raros son entre nosotros los vínculos históricos con el progresismo norteamericano. El mas importante de todos sigue siendo la Brigada Lincoln. Fue la primera unidad racialmente integrada de todas las fuerzas armadas de la Unión y su jefe, el afroamericano Oliver Law, cayó en combate entre sus camaradas chinos, japoneses, indios, afroamericano, cubanos, croatas, rusos, judíos y americanos blancos. Cuenta la leyenda que un oficial norteamericano enviado por Roosevelt para informar sobre el conflicto, encontró a un afroamericano adscrito al servicio de vuelo del Ejército del Aire y se dirigió a él sorprendido. ¿Qué haces tu volando en un avión militar?- le preguntó. A lo que el afroamericano contestó. Sirvo a una patria donde no cuenta el color de la piel sino el coraje y los conocimientos.
Todos esos héroes fueron después la punta de lanza del movimiento de los Derechos Civiles y marcharon bajo sus banderas y estandartes tras Martin Luther King. Solaris Kee, la mítica enfermera afroamericana de la Brigada es especialmente recordada como lo fue su último comandante, el sindicalista Milton Wolff, que tras su militancia en España dedicó su vida a la lucha por los derechos de los trabajadores. No puedo dejar de mencionar a IrvFajans, detrás del proyecto fílmico "Sal de la tierra", inmediatamente prohibida por defender a mineros mexicanos de sus patronos yankis.
Quedan de esos años recuerdos que son girones de decencia y compromiso. Muy especialmente y por su relevancia pública cito la balada "The Jarama Valley" de Woody Guthrie. Y no olvido la voz de Paul Robeson que por dos horas apagó con un recital el combate encarnizado de Teruel y cuyo "Madrid que bien resistes" no puedo escuchar sin emocionarme. En cuanto a las crónicas de Herbert Matthews y Langston Hughes todavía hoy sirven de referencia a los historiadores. Dos libros, de entre los muchos que quedan, son "Missisipi to Madrid" de James Yates y "This Ain´t Ethiopia but it´lldo" de Danny Duncan. La entonces pareja de Hemingway, Martha Gellhorn, entendió muy bien lo que estaba en juego y dejó escrito en su correspondencia. "Todo esto es obra de Mussolini y Hitler. No los hemos querido parar aquí y los tendremos que parar luego con mucho mas coste de dinero y vidas". Y así fue. Si las democracias hubiesen intervenido en ayuda de la República no hubiese habido II Guerra Mundial.
Rodríguez Zapatero se negó a levantarse ante la bandera del país que les representaba. Un triste error que dice mucho sobre el aislamiento de esta patria nuestra. Si bien el olvido masinjustificable y de mayor alcance es el de los republicanos bajo las banderas de la Fuerzas Francesas del Interior del General de Gaulle. Todas las ciudades del Sur de Francia, desde Marsella hasta Biarritz, fueron liberadas por el maquis español. Destacaría sobre todo la partida de Cristino García. No solo liberó la cárcel de Nîmes sino que con solo 30 hombres fue capaz de derrotar a una columna alemana de 1400 activos y hacerles prisioneros en la batalla de La Madeleine. El comandante de la unidad de laWehrmacht, el Teniente Coronel Konrad Nietzsche, exigió rendirse ante una autoridad militar. Los guerrilleros descamisados le enviaron unos gendarmes con esclavina. Ante aquella humillación, Nietzsche se suicidó. Cristino fue nombrado Héroe Nacional de Francia y recibió la mas alta condecoración militar de la República, Cruz de Guerra con estrella de plata sobredorada. Enviado por el PCE a la España de Franco fue traicionado, descubierto y fusilado.
No puede decirse que Francia haya sido mezquina con nuestros republicanos. Las dos veces que un Rey de España ha visitado Paris, el Presidente de la República le recibió acompañado de veteranos españoles para recordar que fueron ellos los que lucharon por la legitimidad de la V República, que es la de la Francia de hoy. Esto hace incomprensible el que en las festividades del desembarco de Normandía no haya presencia española. Esperemos que si en algún momento prevalece la razón y los participantes en la II Guerra Mundial firman por fin un Tratado de Paz, España figure entre los países signatarios.
Mientras tanto y para terminar, recuerdo los 57 Héroes de la URSS, nombrados tales por sus actos de valor en nuestra Guerra Civil,algunos de ellos ya nuestros para siempre. Como lo son los españoles enterrados en los bosques de Bielorrusia donde se enfrentaron a los nazis en unidades guerrilleras. Pues si solo Héctor defendía a Troya como dice Homero, como país solo Rusia ayudó a la España leal con hombres y tropas.
Conocí a bastantes de los citados en este artículo y a otros tantos que sin figurar merecen el reconocimiento de todos. No pude hacer por ellos lo que hubiese querido desarrollar. Hay un monumento a su gesta en el jardín del Parlamento de Toronto y se pagó con cargo a la cuenta de acción cultural del Consulado General de España. Aparte de eso, les dediqué mi segundo cortometraje, Argelès, en el que figuró el obrero tipógrafo exilado en Francia, Antonio García, padre de la socialista Carmen García Bloise. Por desgracia, mi intento de recuperar y homenajear su memoria con un largometrajeno pudo ver la luz. Mi proyecto Victoria Final obtuvo derechos de antena de TVE y el coproductor alemán hasta se molestó en venir a Madrid, convencido de que la película era cosa hecha. Pero a Pilar Miró le pareció demasiado cara para un principiante, según me lo comunicó su emisario, el director Mario Camus. Esperemos que en la próxima generación tanta gloria tenga mejor destino. Entretanto, gracias Majestad.