19 de Octubre de 2019
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horizonte
Ante todo el bullicio de deseos y anhelos, de búsquedas de horizontes que se van más lejos según avanzamos, de esperanzas que mueren y otras que cantan victoria. Habría que saber pararse para mirar, para mirase y sentirse.Muchas personas andan por los parques sin mirar a los árboles, ni a las ardillas, ni a las flores, no se percatan del reflejo del sol en el agua, del brillo de los colores de una flor, algunos ven pasar a otros humanos y los califican, les gusta o no su ropa, su forma de andar, su color o su lengua, eso se hace mucho. Y por las calles, las plazas, los salones, los despachos y los dormitorios, se sigue mirando sin ver, sin conectar ni con el otro ni con uno mismo. La comunicación virtual lleva a la suposición de la intención, y del efecto de nuestras palabras, pero no a un mínimo de certeza de la interacción.Vamos de un escape a otro de una huida a otra mayor, que no se perciba como amenazante, que no hiera ni moleste, pero hay poco de propósito mantenido y de finalidad en nuestro actuar. Hemos dejado de ser campesinos que siembran, cultivan y cosechan, para querer ser solo cosechadores, de todo, emociones, aventuras, amigos, suertes, y premios, no especialmente merecidos, pera da igual, lo importante es ganar…Pararse ahora es más importante que moverse, tener el equilibrio para quedar suspendidos de un cable, como funambulistas, moviendo levemente los brazos para no caer al vacío, y teniendo la mirada en un punto fijo que nos sirva de apoyo y referencia.Tener serenidad es una necesidad en tiempos de cambios, y las ideas claras, de donde vamos y que queremos. Todo es variable en esta época en que casi todo sirve para muy poco, casi nada para lo realmente importante.Es imprescindible vivir despacio, aunque nos rodee un huracán debemos estar en el ojo de éste, porque si no, seremos arrastrados por cosas que no llevan más que a otras, no a nosotros mismos.Pararse es mirar el tiempo como un amigo, no como a un ladrón que nos amenaza con un puñal con llevarse la vida en cada momento, con quitarnos el alma si suspiramos.Es raro lo que se vive en la actualidad, todo está pensando para la distracción, el entretenimiento, la diversión, pero….¿hay tiempo para mirar por la ventana y ver llover?, se escalan montañas de todo tipo pero no se contempla realmente el camino y el panorama. Casi todo es lucha por el logro y el éxito, y muy poco por ser en uno mismo, en la Naturaleza, en las obras, en los demás.Hace falta una cultura del ser, y del me percibo luego soy, sin etiquetas, ni vanidosas ni despreciativas, consciente. Y ese ser que nos espera a que lo miremos es mucho más que nuestro reflejo en el mundo, es el compañero y guía eterno, que nos aguarda a que lleguemos al final y nos fundamos en un abrazo con él.No es bueno correr tanto, uno se estrella, ir detrás de la vida se produce porque no sabemos bailar con ella, si fuera así, sería el ritmo el que guiaría nuestra danza, la propia música induciría los pasos, que nacerían espontáneos, y notaríamos cuando posar nuestros pies.
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