Jesús Ausín

Sarna con gusto...

24 de Septiembre de 2024
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Sarna con gusto...

Había una vez en un bosque una colonia de ardillas. Mientras buscaban bellotas, avellanas, nueces y otros frutos que acumular para cuando llegara el invierno, una bandada de  picazas, parloteaban sin parar provocando un extenuante ruido en el bosque. De cuando en cuando, se entretenían pegando picotazos a los jóvenes zorros que salían a jugar de la madriguera. El resto de animales sonreían, aunque a doña Zorra, no le hacían gracia los juegos de los alcaudones y siempre acababa regañando a sus hijos.

Las ardillas, se dieron cuenta de que, las picagregas les advertían sin querer de la cercanía de los zorros. Cuando estos sigilosamente se acercaban para cazar, las urracas, desde lo alto de los abedules y de los avellanos, chirriaban sin parar llamando la atención de todos los demás animales.

Así que, pensando que estaban a salvo, se despreocupaban de los zorros porque los gaudones les avisaban del peligro. Sin embargo, cuando las ardillas salían de sus nidos y dejaban a sus crías solas, las picazas, asaltaban los hogares de las ardillas y se llevaban los frutos secos que tenían guardados para el invierno. Las ardillas, obnubiladas por los estruendos cantares de las picagregas, se extrañaban de que sus graneros no aumentasen pero, no imaginaban que las urracas vivían a su costa.

Llegaron tiempos duros. Hacía muchos meses que no llovía en condiciones. Las encinas apenas si tenían bellotas y los avellanos no habían germinado. La sequedad del ambiente había propiciado que un rayo, en una tormenta seca, provocara un incendio que había arrasado con parte del bosque. Los zorros tenían hambre y estaban más agresivos de lo normal. Las ardillas estaban escuálidas y no paraban de rebuscar entre las cenizas unos frutos que no existían. Las urracas, sin embargo, seguían dando la lata con sus agresivos cánticos levantando dolor de cabeza al resto de la fauna. Y como no había frutos que robar, empezaron a llevarse a las crías de las ardillas. Porque algo tendrían que comer. Algunas de las ardillas levantaron la voz de alarma. Las picazas les estaban devorando a sus retoños. Pero la mayoría de los roedores, seguían negando la evidencia. Lo importante seguía siendo que las urracas, con sus estruendos, seguían avisando de la presencia de la zorra. Aunque no fueran los reposos los que causaban el destrozo en el hábitat de las ardillas.

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Sarna con gusto...

Hemos construido una distopía terrible. Todo se basa en “el relato” y es lo único que cuenta. Desde la TV se crean las ideas con las que manejan al pueblo. Porque ya nada es verdad, nada es mentira y todo es del color que más le conviene al poderoso. En nombre de la libertad y de la democracia han sido capaces de crear problemas inexistentes como la ocupación o la inmigración. Todo con el único objetivo de crear miedo y de dirigir la mirada hacia los pobres en lugar de hacia los tiranos. En el mismo sentido, se tilda al gobierno legítimo de Venezuela de dictatorial por no publicar unas actas cuya acción no se hace en ningún otro país del mundo, incluidas España y USA. (Aquí conviene recordar que hubo más que sospechas de fraude en la elección que llevó al segundo mandato de Bush hijo en el estado de Florida del que su hermano era gobernador y que en España, el programa de acumulación de votos es una concesión que se ha dado a una empresa acusada de pagos a la caja “B” del partido corrupto.

En nombre de la democracia y del progreso se habla de crecimiento del PIB mientras los españoles no pueden pagar la casa en la que residen, mientras que los jóvenes no pueden hacer proyectos de futuro porque no son capaces de tener poder adquisitivo suficiente ni para alquilar un piso con su pareja. Mientras eso sucede, intentan culpar a la generación que más precariedad ha tenido a lo largo de su vida, la que lo dio todo, desde su tiempo a su salud para poder lograr salarios menos precarios y jubilaciones decentes, la que empezó su vida sin agua corriente en las casas, teniendo que emigrar a otros lugares para no morir de hambre, la que tuvo que trabajar de sol a sol para que sus hijos fueran a la universidad, la que tubo que sufrir malnutrición y precariedad para que a sus hijos y nietos no les faltase nada. Hoy, los de siempre, los listos que van en coche oficial, los que han desmantelado toda la red de trenes de España, los que han hecho que para viajar de Barcelona a Algeciras en AVE haya que pasar por Madrid, los que han consentido el monopolio de ALSA en las líneas de autobús, eliminando el 90 % de los autobuses de la España rural, te dicen que la culpa de que no tengas piso es de que tu abuelo, que cobra mil euros de pensión y que seas solidario y cojas el transporte público. Y encima te llaman borrego arrastrándote el “¿lo pillas?”, cuando en el 90 % del territorio el transporte público no existe. Hoy, los que te dicen que no hay posibilidad de tener citas médicas en un tiempo prudencial, los que han desmantelado la sanidad pública desviando los fondos hacia la privada, te dicen que como somos muchos no hay presupuesto, aunque no no han dudado ni un ápice en aumentar un 35 % el presupuesto de defensa y enviar armas por valor de 1.100 millones de euros para el dictador cocainómano (al que por cierto, después de haber prohibido todos los partidos políticos y de no realizar elecciones, nadie llama dictador).

Pero no. No erremos el tiro. Es verdad que los medios de comunicación son una auténtica basura. Que están al servicio del poderoso y que quién manda es quién pone la pasta para pagar sus nóminas. Es verdad que da asco ver un noticiario porque la manipulación es absoluta. Pero, ¿quién es más culpable, el que se deja engañar porque es más cómodo estar en el sofá o el que engaña porque tiene que pagar la hipoteca? Como las ardillas del bosque, para la mayoría es mejor seguir creyendo que los estridentes cantos de sirena de los que dicen ser progresistas nos avisan y evitan el desastre, mientras confabulan con la patronal para que tengas que jubilarte a los 72, para que no puedas cobrar la pensión o para que tengas que cobrar el paro mientras trabajas y así hacerle el juego al empresario. Porque lo importante, como con las picazas es que no venga la derecha. Aunque los que gobiernan sean el mismo perro con el mismo collar y nos estén abocando a la misma miseria.

Salud, república y más escuelas.

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