javier-astilleros.jpg

Scouts de la escasez

07 de Mayo de 2025
Guardar
Scouts de la escasez
La violencia genocida también pasa por la escasez de agua. Una niña espera poder llenar sus botellas vacías. | Foto: UNRWA

Nosotros, el pueblo, somos los ciudadanos empoderados, protagonistas de las guerras híbridas, sujetos pacientes de la próxima deflación hipotecaria, de la inevitable plaga o peste; del próximo apagón eléctrico, del tsunami costero o del accidente nuclear en ciernes. ¿Qué próxima guerra proyectan para el ciudadano del orbe democrático-atlantista? ¿La defensa del limes estepario o la contención violenta de las hordas de africanos apacentados en las fronteras? En ocasiones, los cielos también son una amenaza; lluvias intempestivas, tormentas solares, vientos huracanados, meteoritos e invasiones alienígenas aguardan el momento preciso, quizás durante el estío o cuando el pueblo dormita en sus días de asueto.   

El catálogo de desastres es tan interminable, que solo queda el abandono a la disciplina de la supervivencia, pero la naturaleza celestial del alma se rebela y reclama un lugar más elevado, un espacio donde los ídolos del mercado se avergüencen de su egoísmo, y donde los tiranos oculten su verdadero nombre en destinos improbables.   

Acostumbrarse a la desesperanza viene acompañado por la anomia vital-España, uno de los países con la tasa de natalidad más baja del mundo- y la imposibilidad de alquilar o comprar un piso sin someterse a la plácida esclavitud de la cuota hipotecaria amenazada, eso sí, por la deconstrucción de una estafa piramidal. 

Hubo algo de nostalgia en la penúltima crisis que nos devolvió al mundo analógico. Desde la radio pregonan la bondad de las ondas, mientras los vecinos se saludan con una extraña simpatía, modulada por el corifeo de los datos consabidos. La necesidad de compartir un mismo destino une a un pueblo; y apunta hacia el vértigo de la emoción controlada: estarán unas horas sin luz, aguanten en los ascensores, en las góndolas suspendidas a 100 metros del suelo, en los hospitales y en tantos otros lugares donde anónimos trabajadores se prestan a manifestar su naturaleza heroica.  

Solo queda prepararse para el siguiente inusual golpe para el que Amazon ya nos previene con una radio analógica, un pequeño panel solar y una linterna en una sola pieza: ¡no teman, scouts de la escasez! El apagón, los encierros masivos, las fieras plagas señalan el camino; es preciso decrecer, degenerar y reducir la presencia del ser consumidor hasta convertirse en un excelente compost que nutrirá la libre conciencia de las escasas generaciones venideras.  

Lo + leído