El movimiento "Progre" ha dejado de ser una rama de la izquierda tradicional clásica para convertirse en una verdadera y auténtica secta, donde se imponen dogmas de obligado cumplimiento y se castiga con severidad el pensamiento crítico.
La ideología progre se compone principalmente de modas fake como la cultura woke o la ideología de género diseñadas en los laboratorios de ingeniería social de este sistema putrefacto con el único objeto de justificar nuevos impuestos y desviar la atención de las cuestiones realmente importantes.
Para sostener este relato fantasioso y hacerlo creíble los ideólogos de la nueva izquierda cuentan con una auténtica legión de tertulianos, divulgadores y pseudo periodistas repartidos por todo el universo mediático del régimen.
Su función es introducir esos dogmas en el ideario público vendiéndolos como algo necesario e imprescindible para el progreso y la sana convivencia en el planeta.
"Igualdad", "sostenibilidad" "solidaridad", "resiliencia", "sororidad".. son palabras y conceptos a priori positivos que, utilizados de manera torticera y engañosa, sirven para dar credibilidad a ese discurso esperpéntico.
Pero lo que realmente hay detrás es una auténtica estafa ideológica, social y política donde cualquiera que abogue por la lógica y el sentido común será excluido radicalmente y señalado como fascista, negacionista, ultra derechista o cualquier otro apelativo ridículo e infantiloide del ideario vacuo de estos tarados.
Por todo ello, y apelando a lo arriba expuesto, podríamos afirmar sin temor a equivocarnos que la secta progre es hoy por hoy un claro ejemplo del alto nivel de imbecilidad que puede llegar a alcanzar un grupo de seres humanos habiendo recibido la dosis de programación mental adecuada.
Lo + leído