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Secuelas de la pandemia

13 de Marzo de 2024
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pandemia

La situación creada duró tanto tiempo, demasiado, como para todavía estar viviendo sus consecuencias.

Podemos ver un ejemplo en las nuevas «epidemias» de patología cardiovascular que se están viviendo, siendo la mayor causa de sobremortalidad actual.

El profesor John Campbell toma datos de la Fundación Británica del Corazón y cifra desde febrero de 2020 en más de

100.000 las muertes en exceso relacionadas con afecciones cardiovasculares.

Por si eso ya no fuera suficiente para hacernos reflexionar o, mejor dicho, hacer reflexionar a quienes les compete tomar decisiones de salud pública, más de 39.000 personas menores de 75 años fallecieron prematuramente en el Reino Unido por cardiopatías e ictus en 2023, cifras no vistas desde hacía muchos años.

Los CDC norteamericanos también afirman que la tasa de mortalidad de 2022 es la más alta desde 2011. De hecho, la esperanza de vida del norteamericano medio ha descendido casi 3 años desde la pandemia.

Las empresasaseguradoras están temblando al comprobar cómo se incrementan las peticiones económicas por parte de asegurados en edad laboral que o bien mueren o bien quedan incapacitados para trabajar. Una auténtica «epidemia».

Esta situación de exceso de mortalidad y enfermedad cardiovascular en los últimos años no es achacable a los diversos factores relacionados clásicamente con estas patologías: tabaquismo, hipertensión arterial, diabetes y obesidad. Entonces,

¿qué factor o factores faltan en la ecuación?, ¿qué no se está queriendo ver?

Teóricamente, los gobiernos deberían velar por la salud de la población. ¿Por qué no se están encargando estudiosen

profundidad para que todo esto se aclare y se pueda evitar semejante nivel de enfermedad y mortandad?

En otro aspecto del mismo tema, la OMS ha emitido un informe sobre la salud mental infantil y ha enfatizado el aumento significativo de problemas de salud mental en niños tras la pandemia, llegando a unas cifras de más del 14% de niños entre 10 y 19 años padeciendo un trastorno mental diagnosticado. ¡Ojo! Hablan sólo de niños diagnosticados. ¿Cuántos habrá que sufren y no han sido diagnosticados?

En el informe se mencionan una serie de causas para dar explicación a esta realidad:

  • La presión académica.
  • El aumento de uso de la tecnología y las redes sociales.
  • Dinámicas familiares negativas.
  • Factores genéticos.
  • Fácil acceso al alcohol y las drogas.

El informe acaba con una frase muy interesante. Los «expertos» afirman que «la mejor forma de comprender un problema es conocerlo». Y por ello dirige a los padres a que se informen sobre trastornos como la depresión, sus síntomas y consecuencias. De este modo, continúan los «expertos», los padres podrán apoyar a sus hijos de la manera más efectiva.

Según mi manera de entender lo que estoy leyendo, la mejor manera que tienen los padres de entender a sus hijos es empaparse sobre descripciones de cuadros depresivos y sus consecuencias... para poderlos identificar en sus hijos... para que sean diagnosticados rápidamente... y ser tratados convenientemente... con los fármacos que hay y habrá en el mercado... y así poder «atocinar» al personal y hacerlos dependientes de ellos.

En el informe al que estoy refiriéndome echo en falta que estos

«expertos» de pacotilla ni tan siquiera se hayan planteado si ha habido algún otro factor, así, grandote, evidente, que haya contribuido a la aparición de tal desorden mental en los críos. Sobre

todo cuando ellos mismos han escrito sobre el aumento significativo de estos problemas mentales, atención, ¡tras la pandemia!

¿Qué sucedió durante la pandemia que pudiera afectar a la salud mental de los niños? ¿De verdad que a ninguno de esos

«expertos» que han escrito el informe de marras se le ocurre ningún factor durante la pandemia que haya condicionado el estado de salud mental en los niños?

¿Quiénes soportaron la enorme carga de miedo, presión y culpa, por si ellos pudieran contagiar y matar a sus seres más queridos? Una aberración sin base científica alguna que se les espetó a bocajarro a los críos.

¿A quiénes se les obligó a enmascararse sin piedad en las escuelas en todo momento, mientras debían soportar las inclemencias del frío, interfiriendo y limitando su desarrollo neuropsicológico, introduciendo de nuevo el miedo en sus cuerpos, dificultando la construcción de su identidad con referentes adultos también enmascarados, sin intercambio visual, sin contacto ni afecto?

Soy consciente de que este artículo no va a ser leído por ninguna de esas personas calificadas como «expertos» en lo que sea, que no en humanidad, pero ahí lo dejo. Es mi modestacontribución a la clarificación de los hechos.

Salud para ti y los tuyos.

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