Repasando el historial del Partido Popular en la gestión de catástrofes, no hacía falta poseer dotes adivinatorias para saber que la gestión de los incendios forestales en las comunidades autónomas en las que gobiernan iba a ser desastrosa, debido a los drásticos recortes en prevención y extinción de incendios forestales llevados a cabo por dichas comunidades, cuyas competencias en este área son única y exclusivamente suyas. Unos recortes a las inversiones en prevención y extinción que, siguiendo la doctrina del partido, siempre han considerado un despilfarro. Unos recortes inconcebibles en un año donde tanto los expertos en medioambiente como los vecinos rasos ya anunciaban que iba a ser crítico en cuanto al riesgo de incendios forestales debido a la gran cantidad de masa vegetal que había en los montes a causa de las grandes lluvias de la primavera.
Así se lo recordaron amargamente los bomberos, pocos y mal pagados, al presidente de Castilla y León, al que le negaron el saludo delante del rey, que anduvo por allí de visita después de disfrutar de sus, como siempre, cortas y austeras vacaciones. Pero el presidente Mañueco no se vino abajo, un dirigente del PP jamás lo hace, porque para eso cuentan con un superpoder: una cara de hormigón armado a prueba de todo. Hace unos días, después de consumado el desastre que se ha llevado por delante a miles y miles de hectáreas de bosque, convocó una sesión en el parlamento regional donde se mostró conciliador, asegurando que a partir de ahora se iban a hacer las cosas bien. A buenas horas mangas verdes.
Cuando se desató la catástrofe, mucha gente, sin ser adivinos, sabíamos, estábamos seguros, que las comunidades autónomas asoladas por los incendios, todas ellas gobernadas por el PP, en lugar de asumir sus responsabilidades, sus competencias de prevención y extinción de incendios, y viendo que no habían contratado suficientes bomberos para labores de prevención y extinción porque, según ellos, era un despilfarro, no quedaba más remedio que echar la culpa de todo al malvado gobierno de Pedro Sánchez. Y asunto solucionado. Apostar por que iban a cumplir con su obligación de prevención y extinción, hubiera sido tan descabellado como apostar contra los Globe Trotters. Si algún lector joven no sabe qué es eso de los Globetrotters, hay que decirles que son un equipo de baloncesto de exhibición que nunca, jamás, perdió un partido.
Durante los devastadores incendios, los gobiernos del Partido Popular que tenían las competencias en prevención y extinción de incendios forestales, siguieron el mismo protocolo: se negaron a pedir ayuda al gobierno, primero porque eso sería para ellos rebajarse ante el malvado gobierno central que, como todos sabemos, lo ha dicho IDA, la frutera, en infinidad de ocasiones, es una dictadura comunista y su presidente, no hace falta decirlo, es un tirano, y segundo porque esa solicitud de ayuda podría verse como una prueba evidente de su propia incompetencia, de su clara, evidente y manifiesta inutilidad. Y para no caer en la humillación, en la indignidad y la deshonra que supone para la gente de bien y de orden pedir ayuda al pérfido gobierno de la sufrida nación española, lo mejor para ellos, no así para los bosques que ardían como teas, era esperar a que fuera el gobierno el que interviniera por iniciativa propia Y cuando se produjera esa intervención del maligno régimen sanchista con los medios de que dispone, los gobiernos autonómicos en manos del PP pondrían inmediatamente el grito en el cielo diciendo que la ayuda estatal llega tarde y acusarían al gobierno de no enviar los suficientes equipos de extinción. Y en muy poco tiempo pasaron de no pedir ayuda porque todo estaba bajo su control, a clamar desesperadamente por la intervención del ejército, como si los incendios se apagaran a tiros.
El único medio del ejército que ha estado presente desde el primer momento, el único cuerpo militar capacitado para apagar incendios forestales, ha sido la Unidad Militar de Emergencias, que ha estado trabajando sin descanso y con todos los medios disponibles en las zonas afectadas. Una Unidad Militar de Emergencias de la que los dirigentes del PP dijeron en su día que era una ocurrencia, una tontería más del presidente Zapatero, amén de, naturalmente, un despilfarro para las arcas públicas. No hace falta decir que el Partido Popular, y no digamos Vox, siempre se ha opuesto, se opone y se opondrá a todo, a cualquier propuesta venida de la izquierda, y si luego resulta que estaban equivocados, que la propuesta era buena, beneficiosa para la ciudadanía, como se ha demostrado tantas veces, su táctica era dejar pasar el tiempo y confiar en que sus fieles votantes les perdonarían todo, como hacen siempre, porque nunca han empleado, ni siquiera lo han sacado de su envoltorio, eso que ha venido en llamarse “espíritu crítico”. Y del resto de la ciudadanía, confiarán en su desmemoria de siempre, en su indolencia, su desinterés crónico, su tendencia al olvido, uno de los grandes males de este país que es aprovechado una y otra vez por el Partido Popular para sus fines. Si no existieran estos males crónicos, el Partido Popular hace mucho que no existiría. Pero somos así, y gracias a eso al PP, y no digamos a Vox, le va muy bien.
Y le va muy bien también porque sabe utilizar, y con mucho éxito, su estrategia de minimizar los errores propios hasta hacer que casi no se vean, y magnificar, ponerlos bajo una potente lupa, agrandar todo lo posible, los errores ajenos. Esa es la idea. Y sirva como ejemplo que a Sánchez y a su gobierno de coalición, por medio de la poderosa maquinaria mediática de la derecha, la llamada “caverna mediática”, omnipresente a cualquier hora del día y de la noche en radio, prensa, televisión, redes sociales y demás, le hacen un pormenorizado recuento diario de todas sus fallos, equivocaciones y meteduras de pata. Y si éstas no son muy grandes, se las engorda con el correspondiente aderezo de bulos y mentiras, manipulaciones y tergiversaciones, un campo en el que el PP, a través de su todopoderoso brazo mediático, no tiene rival.
Como era de prever, durante la terrible oleada de incendios que han arrasado cientos de miles de hectáreas de montes, la locomotora mediática de la derecha empezó a moverse a toda máquina para imponer el relato del PP y su aliado Vox con el que ha hecho yunta. Para imponer su particular versión de los hechos que, como no podía ser de otra manera, consistía en culpar al gobierno central de todo lo habido y por haber. Un relato hecho a medida, donde no aparecían cuestiones fundamentales, como que el gobierno de Castilla y León presidido por Mañueco, al principio de la emergencia, cuando el fuego avanzaba en varios frentes, rechazó incorporar refuerzos y negó la vuelta de guardas forestales que estaban de vacaciones y se ofrecieron a incorporarse a las labores de extinción. Otra cosa de la que los medios al servicio del PP no dirán una sola palabra fue que desde el primero de agosto, los informes internos alertaban de riesgo extremo: altas temperaturas, humedades mínimas y propagaciones rápidas. Y qué hizo la Junta al respecto?. Ignorar tales informes que recomendaban tomar medidas preventivas con carácter de urgencia. El ocho de agosto ya ardía El Bierzo. El nueve, el fuego arrasaba Las Médulas, patrimonio de la humanidad. Y aun así, la Junta seguía afirmando que había “suficientes medios” para hacer frente a los incendios. No fue hasta el diecisiete de agosto, cuando las hectáreas calcinadas se contaban por decenas de miles, cuando la Dirección General, dependiente de la Junta, pidió urgentemente reincorporar al personal. Para colmo, la consejería de Medio Ambiente calificó de “bulo” esas peticiones de los agentes de incorporarse a las labores de extinción. El diario El País publicó unos documentos que desmentían de forma tajante que se tratara de un bulo. Pero nunca está de más crear bulos, porque no todos son desmontados, desactivados, algunos prosperan hasta el punto se convertirse en una verdad asumida por toda la ciudadanía. Y hay muchos ejemplos de ello.
Hace unos días, en el programa de debate “En boca de todos” de la cuatro, presentado por el periodista Nacho Abad, donde intervenían Emilio Delgado, portavoz adjunto de Más Madrid en la Asamblea de Madrid, Pilar Rodríguez Losantos presidenta de Ok Diario, cuyo director es Eduardo Inda, lo cual nos da una idea del pelaje de este periódico digital, y Antonio Naranjo, fichado por la frutera Ayuso, presentador de un programa de actualidad y debate en Telemadrid, máximo órgano de propaganda del PP de la comunidad de Madrid desde hace tres décadas, tanto Pilar Rodríguez como Antonio Naranjo insistían una y otra vez, siguiendo las consignas de la dirección del PP, en cargar al gobierno central toda la responsabilidad en la extinción de los incendios, cuando sabían perfectamente que toda la gestión de prevención y de gestión de emergencias corresponde a las comunidades autónomas. “La pregunta, dijo Emilio Delgado, es por qué las comunidades gobernadas por el PP no tienen medios”. “Y la respuesta, contesta Delgado, es que no tienen medios porque desguazan los sistemas de extinción de incendios, precarizan a los bomberos, los despiden cuando llega el otoño y no cuentan con ellos en invierno. Y cuando se produce un incendio que arrasa cien mil hectáreas señalan al gobierno central. Y hablaba Delgado del chorreo de dinero público que la Comunidad de Madrid ha inyectado al periódico Ok Diario. Una práctica habitual en las comunidades gobernadas por el PP para conseguir que los medios de comunicación convenientemente cebados con dinero público actúen como un operador político más. Y el portavoz de Más Madrid dijo que “ya estaba bien de mentir y de encizañar e intentar romper a la sociedad, que es lo que estáis haciendo, dijo a los dos periodistas de la maquinaria mediática de la derecha que trabajan de manera incansable por imponer el relato del PP . Naranjo, dijo aquello ahora tan usado por la derecha de “ todos somos Estado”, a lo que Delgado respondió que “¿dónde estaba el Estado valenciano cuando cuando ocurrió la DANA?”. Y contestó él mismo que “en El Ventorro, pegándose la comilona padre sin mandar la alarma mientras la gente se ahogaba”. “¿Y dónde estaba el Estado en Castilla y León?” Votando que no a reforzar los servicios de extinción de incendios cuando se llevó la propuesta a las Cortes de Castilla y León, diciendo que no había que limpiar el monte y subcontratando con hasta diecisiete empresas privadas la gestión de incendios forestales”, dijo Delgado recordando algunas de las últimas gestiones de las comunidades gobernadas por el PP.
A la cuestión de ¿cambio climático o pirómanos? Delgado respondió que era una “cuestión embustera” porque, según la fiscalía, solo el veinticinco por ciento de los incendios son causados por pirómanos. “Cuando toda la comunidad científica internacional afirma que es el cambio climático es el causante de agravar las consecuencias de los incendios, PP y Vox lo niegan”.
Tanto PP como Vox, unidos en una coalición negacionista y populista, han abrazado todos los bulos y las mentiras que niegan hechos establecidos y consensos científicos. Y conociéndolos como los conocemos, sabemos que no van a dar su brazo a torcer por más evidencias científicas que les presenten, nada les hará cambiar de opinión, seguirán adelante recortando, desmantelando lo público, considerando un despilfarro cualquier gasto en prevención y extinción de incendios.
Seguirán adelante con sus bulos y mentiras para tapar sus desastrosas gestiones de catástrofes medioambientales, recordemos que en 2022 la Generalitat Valenciana eliminó la Unidad de Emergencias Valenciana porque según PP y Vox era un gasto prescindible. Y el dinero destinado a este servicio de emergencias, que hubiera sido crucial a la hora de luchar contra la DANA de octubre del año pasado, que se llevó por delante las vidas de 228 personas, se destinó, con un par, a eventos taurinos. Y siguiendo con sus políticas negacionistas, han recortado presupuestos, un despilfarro para ellos, destinados a la prevención y extinción de incendios forestales, unos meses antes de la catastrófica ola de incendios forestales que se han llevado por delante 400.000 hectáreas en lo que va de año. Pero ni esto ni mucho más les hará cambiar sus políticas. Nunca se cansarán de negar lo evidente, serían capaces de asomar la cabeza entre las llamas para decir que no pasa nada, que todo son exageraciones, cosas de la izquierda alarmista de siempre.