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El sentido común y la política no va de la mano: lección de la ciudadanía

05 de Noviembre de 2024
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Con sentido común

En semanas como las que nos está tocando vivir con polémicas como la de Errejón, las broncas constantes en el Congreso o las consecuencias del desastre de la DANA, es cuando más podemos constatar la gran distancia que dista entre el sentido común y una parte de esa clase política que nos dirige.

La noticia sobre el ex portavoz de SUMAR que tantas horas de tertulias en radio y televisión y páginas de periódicos estuvo rellenando la semana pasada ha sido borrada del mapa por una tragedia que ha afectado a varias provincias de nuestro país y que además, y para desgracia del electorado muestra lo peor de la clase política en nuestro país, la falta de planificación y sobre todo, la desgracia de tener entre nuestros lideres a un bando de negacionistas del cambio climático que a su incompetencia le suman la desvergüenza de tratar de sacar beneficio en las peores circunstancias.

En una desgracia comprobar que ciertos políticos siguen más preocupados de tratar de buscar culpables y en algún caso y siendo reincidentes, es más grave aún el que traten de buscar a estos culpables torciendo la verdad para adaptarla a sus necesidades.

Las competencias quedan delimitadas claramente y parece que en este episodio se ha sumado a la falta de previsión, el interés desmedido de algunos partidos en dar más importancia a que toda la maquinaria empresarial siga girando aun poniendo en riesgo la vida de muchas personas. Una alerta acorde con la gravedad de la situación a tiempo hubiera ayudado a reducir el impacto de esta catástrofe.

El tamaño de la tragedia es descomunal y el total de personas fallecidas sigue subiendo con las horas. A estas horas seguimos escuchando que aún quedan muchas personas desparecidas y esto significa que la cifra de muertos va a seguir subiendo para dejar un récord negativo que no suele darse en territorio europeo…y vuelve a mostrarnos nuestra capacidad de empatizar con lo cercano o quien se parece más a nosotros y la facilidad de pasar por alto lo que pasa a mil kilómetros de nuestro país.

No es mi labor poner nombre y apellidos a aquellos que pudieran haber reducido el tamaño de la tragedia habiendo tomado una decisión valiente unas cuantas horas antes de ese aviso de protección civil alertando de la gravedad de la situación…cuando ya tenían dos metros de agua en algunos de los municipios devastados.

Parece que los responsables de la comunidad valenciana y los responsables del gobierno central están actuando de manera coordinada y haciendo oídos sordos a las críticas que viene de algunos dirigentes que buscan arrimar la ascua a su sardina. La madurez política es necesaria en estos momentos y solo cooperando entre instituciones se podrá minimizar los problemas causados por un fenómeno meteorológico que cada vez se repite con mas fuerza.

Si bien hay gobiernos regionales que no invierten con vistas a emergencias como esta, mucha de la culpa recae sin ninguna duda sobre los hombros de los políticos de antaño que permitían construir en cauces de ríos o en terrenos propensos a inundaciones…y se sigue construyendo en terrenos con riesgo, pero no solo en España. Reino Unido es otro ejemplo de país que ha permitido construir en terrenos que año si y año también acaban siendo desbordados por crecidas de ríos.

Para añadir a la desgracia tenemos que leer los comentarios de los Migueles Boses y Alejandros Sanz de turno que entran de lleno en el negacionismo en el caso del primero o de la jeta desmedida de quien se fue pa’ Miami para evitar pagar impuestos en nuestro país…impuestos de los que ayudan a pagar la asistencia necesaria ante una desgracia. Sus tweets no aportan nada a la ciudadanía afectada.

Cuando acabe la emergencia humanitaria llegara el momento para llevar a cabo investigaciones exhaustivas para determinar si hubo errores en la gestión de la crisis y, en caso afirmativo, identificar a los responsables.

Los resultados de estas investigaciones deben servir para reformar las políticas de prevención y gestión de desastres y quizás sea momento para analizar la necesidad de invertir en infraestructuras resilientes al clima y en sistemas de alerta temprana.

La coordinación entre gobiernos nacional, regional y local es esencial para una respuesta efectiva ante emergencias y aunque esta vez parece que tras la tragedia esta funcionando, una mayor colaboración será necesaria en el futuro tras escuchar como desde el Gobierno Central se ha indicado que hubieran alertado de la gravedad de la situación mucho antes de lo que lo hizo la comunidad autónoma…y que es la responsable de este tipo de alertas.

 Finalmente, la población debe estar involucrada en la elaboración de planes de emergencia y en la evaluación de las medidas adoptadas y la seguridad de la ciudadanía ha de ser el único objetivo por encima de todos los demás.

Hacen falta decisiones impopulares en muchas ocasiones para salvaguardar el bien común y asegurar que se minimiza cualquier tipo de riesgo…y algunas veces los gobiernos parecerá que pequen de ser demasiado precavidos, pero ojala en esta ocasión hubiesen sufrido en la provincia de Albacete y Valencia de dirigentes excesivamente escrupulosos y no dispuestos a asumir riesgos.

En épocas recientes en Reino Unido o en la comunidad de Madrid ya pudimos experimentar a lo que te llevan gobiernos que priman la economía y los negocios a la protección de la ciudadanía.

El pueblo llano ha mostrado el camino con sus muestras de solidaridad, llenando las carreteras que salían de Valencia de voluntarias y voluntarios que andando se han desplazado a ayudar a los pueblos más afectados por la DANA.

Se multiplican los grupos de ayuda en las redes sociales y desde el exterior hay grupos en redes sociales que informan sobre cómo poder colaborar y contribuir en una ayuda necesaria para la zona. La ciudadanía llega donde no llegan la política de traje y corbata y solo queda cruzar los dedos y esperar que algún tengamos políticos a la altura de todas las circunstancias olvidándose de sus trifulcas, corruptelas y  oportunismo.

 

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