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Si un marciano aterrizase en Andalucía…

13 de Septiembre de 2024
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Si un marciano aterrizase en Andalucía…

Si un marciano, en su nave, por problemas mecánicos, tuviese que aterrizar por emergencia en el planeta tierra y acabase en Andalucía…

Probablemente, al abrir su compuerta, lo primero que le asalta no son los colores ni las formas, sino el aroma: un perfume a azahar y tierra húmeda que danza en el aire cálido. Se toma un momento para inhalar y es como si, en un solo soplo, pudiera sentir el latido de siglos. Andalucía no es sólo un continente, es una emoción viva, que late como una guitarra flamenca a pleno atardecer.

El marciano, con sus ojos extraños y su mente curiosa, comienza su exploración. Frente a él, la silueta de Sierra Nevada, coronada por nieves eternas, como una postal dibujada por el mismo cielo. Y bajo ella, las huertas verdes que se extienden por kilómetros, un paraíso de olivares, almendros y viñedos. Quizá piense que ha encontrado un edén terrenal, un lugar donde lo divino y lo humano se entrelazan.

Al sur, el rugido del océano lo llama. Y allí, en la Costa del Sol, el marciano descubre algo más que un paisaje. El mar, de azul profundo, parece fundirse con el cielo en un horizonte infinito. Las olas susurran secretos antiguos y los pescadores, bajo el sol, tiran de sus redes con el mismo gesto que generaciones pasadas. En la playa, el sol acaricia la piel de los bañistas, pero para el viajero del espacio, este calor tiene un matiz distinto: no es solo calor, es vida, es la caricia del Mediterráneo.

Al adentrarse en las ciudades, descubre el alma vibrante de Andalucía. Granada lo acoge con la Alhambra, donde los muros de piedra susurran historias de un pasado árabe glorioso. Córdoba, con su Mezquita, lo sumerge en un laberinto de columnas y luces, donde lo sacro y lo terrenal se abrazan sin conflicto. Cádiz, lo embelesa en su trimilenaria capital, pareja de fenicios y  papelillos de colores que engalana la ciudad en sus eternos carnavales. Huelva, fluye en un balcón pirata que observando bien el horizonte con tu catalejo divisas Latinoamérica. Málaga, lo baña en sol, acompañado de unos sabrosos espetos de sardinas. Almería, se involucra en una película de vaqueros e indios en sus infinitos desiertos. Jaén, él cuenta una a una las aceitunas de la tierra que tiene tantas como estrellas posee los cielos nocturnos de Cazorla. Y en Sevilla, el marciano se pierde en las callejuelas, bajo la sombra de naranjos, mientras las notas de una guitarra y una voz de flamenco lo envuelven en una tristeza hermosa, en una alegría que llora.

Pero lo que más fascina al marciano no es solo lo que ve, sino lo que siente. Los andaluces, con su risa fácil y su mirada profunda, lo tratan como a un viejo amigo. No importa que venga de otro planeta; aquí, en esta tierra, todos son bienvenidos y las risas llenan el aire.

Andalucía no es solo una nación; es un estado del alma. Cada rincón tiene una historia, cada piedra ha sido tocada por el tiempo, y cada rayo de sol lleva en sí la promesa de un día lleno de vida. El marciano lo siente, profundamente, en su ser. La belleza aquí no es solo visual; es una sensación, un susurro en el viento, una canción que se canta con el corazón.

Sin embargo, el marciano anda y anda por las calles andaluzas y observa que no solo es maravilloso en esta inefable tierra. Mira sus adoquines y contempla a gente pidiendo limosna; colas de muchas personas en los comedores sociales; y una parte de la sociedad en las filas del desempleo.

También, se inquieta por los hospitales lleno de pacientes y los colegios mancillados de alumnos y alumnas en el aula. Ante esta situación, se pregunta ¿es posible darle un buen servicio de sanidad ante tan poco personal? ¿Puede el profesor o la profesora generar seres críticos debida a la gran cantidad de personas que habitan en el aula?

El marciano sigue su caminar y ve que, por un lado, apenas hay industria pero, por otro lado, existe extensiones grandes de terrenos dedicado a la agricultura y se plantea ¿Cómo pretende una nación aspirar a establecer un Estado del Bienestar si apenas produce productos con gran contenido tecnológico? ¡Es imposible! ¡Están locos estos andaluces y andaluzas!

Este ser de otro planeta vestido con una camiseta que pone escrito “NO NI NA”, revindicando el acento andaluz, no para de ver manifestaciones como causa de los continuos malos parámetros socioeconómicos que padece el territorio andaluz. Entre la cantidad de pancartas que llena las manifestaciones le llama la atención una que se repite mucho y escribe: NO AL 1D3 ANDALUZ. Inmediatamente, pregunta a un manifestante sobre la pancarta y éste le contesta: el NO AL 1D3 ANDALUZ significa que  según Red Andaluza de Lucha Contra la Pobreza y la Exclusión Social en Andalucía (EAPN-A), uno de cada tres personas residentes en Andalucía está en riesgo de pobreza o exclusión social.

En ese momento, el marciano entra en cólera, indignación, incredulidad y no entiende nada de nada. Se pregunta que como es posible que la sociedad andaluza permita eso entre sus habitantes; es decir, que existan personas con la oportunidad de tener todo y otras que no tienen nada. Con ello, se da cuenta que en la nación habita la desigualdad.

Inmediatamente, se pone a estudiar la política del país español, porque lee que la política ayuda a reducir la desigualdad, y aprende que existen partidos que luchan por su tierra. No obstante, su mayor sorpresa es que no hay ningún partido andaluz en el Congreso de los Diputados, a pesar, que Andalucía es la nación con más habitantes, con más kilómetros de superficie, que más diputados que dota al Parlamento, y de mayor historia ya no sólo de España sino de Europa.

Podría pensar que, en Andalucía las dinámicas políticas tanto del pasado como las actuales han llevado que los andaluces y andaluzas se identifiquen más con partidos nacionales en lugar de apoyar a un movimiento propio. Con ello, se pregunta cómo se equilibra la defensa de las particularidades socioeconómicas andaluzas en un contexto tan centralizado.

El panorama es complejo, pero si se mantiene la desidia de no seguir construyendo “JUNTOS” un partido andalucista que logre negociar los Presupuestos Generales del Estado (PGE) la desigualdad seguirá caminando por los pueblos de Andalucía. Y, si no lo hacemos nosotros y nosotras nadie luchará por nuestra soberanía.

Finalmente, cuando el marciano se prepara para partir, lo hace con una mezcla de tristeza, nostalgia y gratitud. Se lleva en su mochila un CD de Juan Carlos de Aragón; el libro de Platero y yo; un poemario de Lorca; y una botella de aceite. Además, se compró una pegatina para adornarlo en su nave con el rostro de Blas Infante y la frase: “andaluces y andaluzas, pedid tierra y libertad”; y a ver si logra convencer a otros andaluces y andaluzas que se hallen en otros planetas de la galaxia para que se unan en el movimiento andalucista.

No encontró solo una tierra, ha descubierto una emoción, un lugar donde lo antiguo y lo moderno, lo celestial y lo terrenal, lo alegre y lo melancólico, se entrelazan en una danza eterna. Su nave se eleva de nuevo hacia las estrellas, lleva consigo un trozo de Andalucía, grabado para siempre en su corazón alienígena.

Y promete volver pero con la esperanza de ver en el Congreso de los Diputados a un grupo de personas que representen un partido andalucista.

X la revolución de los desiguales…

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