27 de Octubre de 2022
Guardar
libertad, vida

Usted es un milagro, no es ninguna otra cosa. Póngase como quiera pero ni es un estorbo ni un cáncer, ni una equivocación, usted es, al igual que cualquier otro ser sobre la tierra, un milagro y una oportunidad. Y así lo ve la naturaleza. En usted están impresas todas las huellas del tiempo. Su estirpe milenaria le ha dejado una impronta propia y potente que percibimos en sus facciones, en sus habilidades, en la forma de moverse.

Tiempo y tiempo antes que usted sus ancestros tuvieron que ir salvando obstáculos con el fin supremo de continuar vivos. Caminaron de aquí para allá incansablemente, fueron del árbol a la cueva, del bosque al castillo, del castillo a las pequeñas ciudades, de la casa de los señores al campo, del campo a la fábrica, todo era mudar, allí donde pudieran desenvolverse y sobrevivir se instalaba su familia ancestral y vuelta a empezar. Sólo el boca a boca de padres a hijos y a nietos salvaba un pedazo de la historia descomunal de cualquier ser humano.

En las distintas épocas a sus ancestros les transmitieron unas creencias irrefutables, las creencias del poder. Y así les hablaron de que Dios era el principio y el destino, de la importancia del honor, de la necesidad de servir al rey y de pagar el diezmo a la Iglesia, de la grandeza de las monarquías absolutas que conquistaron el mundo con guerras interminables, les hablaron también del Estado liberal y del derecho al voto ciudadano. Les inflamaron el corazón de esperanza con las utopías igualitarias y con los fascismos frenéticos que hablaban de fraternidad, de patria, de raza, al auspicio de un líder incuestionable y genocida. Y allí estaban sus antepasados como víctimas o como verdugos, o como las dos cosas a la vez, teniendo amargamente que olvidarlo todo después para poder seguir adelante.

Y ahora, en la segunda década del siglo XXI el mundo es distinto pero la dinámica es la misma. Pasamos de una pandemia retrasmitida como un serial a una guerra en las entrañas de Europa como si de la próxima temporada se tratase, hemos transitado en unos meses de la creencia en la solidaridad y la paz como salvaguarda de nuestra civilización a la imposición de la guerra como único camino futuro; rearme y odio al enemigo.

En Europa se alzan muros (reales o invisibles) y se destroza el futuro creando una crisis energética que daña la industrialización, la economía y los hogares. Se potencia el miedo a la bomba atómica, a la escasez y al hambre -mientras se aconseja a las personas lavarse menos, viajar en coche compartido o quedarse a trabajar en casa para salvar el planeta-. Está forjada una nueva concepción del mundo auspiciada metódicamente por intereses dinerarios y geoestratégicos.

Está usted, -con su cuerpo, su mente, sus preguntas y sus deseos-, mediatizado por las propuestas que la época tiene para usted: Las políticas de salud (medidas y pesadas), las ambientales (medidas y pesadas), y las monetarias (monedas digitales de los bancos centrales (CBDC) ya listas para acoger todo el control sobre usted, derribando cualquier atisbo de privacidad comercial entre las personas).

De repente el homo sapiens que había evolucionado desde la nada, que había plantado su pie con el objetivo primordial de sobrevivir y reproducirse somos nosotros, es usted, una oportunidad única para continuar la historia que ya lleva mucho tiempo a sus espaldas, pero para conseguirlo tendrá que desoír los cánticos monótonos que le llevan a la irrelevancia, desoír los cánticos que pían los poderes que le piden que apenas deje rastro, que siga estrictamente sus consignas, que se apunte a todo lo que le presentan sin cuestionamientos, porque quien tiene el poder tiene la fuerza y la razón -y dice tener también la verdad-.

Sin embargo, lo más importante en este momento tan complicado no es otra cosa que sobrevivir, nuestros ancestros lo tuvieron claro y por eso estamos nosotros aquí. ¿Lo tenemos claro nosotros?

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