Foto del perfil del redactor de Diario16 Vicente Mateos Sainz de Medrano.

Somos demócratas, nos gusta la política y leemos más

28 de Enero de 2025
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Política, lados sombríos y repercusiones

El 87,2% de españoles considera que la democracia siempre es preferible a cualquier otra forma de Gobierno, y el 68,3% leyeron con regularidad confirmando la tendencia de crecimiento del 5% en la última década. Esta es la España en la que vivimos, la real, según los datos objetivos y verificables de la encuesta de Participación Política elaborada por el CIS, publicada el 21 de enero, y el último Barómetro de Hábitos de Lectura y Compra de Libros de la Federación de Gremios de Editores de España (FGEE), publicado el 31 de diciembre de 2023, con datos correspondientes a 2022.

Interés por la política que dice tener el 54,5% de encuestados, reafirmado por los datos de que el 70% confirman que irán a votar en las próximas elecciones, mientras 83,1% se muestran dispuestos a participar de manera presencial en reuniones políticas, y a apoyar propuestas ciudadanas como la celebración de refrendos y consultas sobre asuntos que les afectan directamente, el 30,02%, o que el 56,1% cree que las ideologías influyen cada vez más en la forma de pensar. En cuanto a los datos de lectura el porcentaje de mujeres que lee libros crece 5,3 puntos, y 4,5 en los hombres. Por tramos de edad el más relevante es el de lectores entre 14 y 24 años, el 74%, frente a 65,8% entre los 25 y 64 años, y el 53,7% entre los mayores de 65 años. Es decir, se lee cada vez más y los jóvenes más que los adultos.  

Guarismos que confirman que vivimos en una sociedad de personas con criterio propio para valorar la realidad en la que viven. Mayoría silenciosa que no se deja arrastrar por el griterío de la caverna en su intento por degradar la democracia expandiendo una visión negativa y pesimista de la realidad social. Mayoría que no cae en el mensaje que busca sumergir las mentes en la creencia de que son mejores los sistemas autoritarios de Gobierno, ante lo que nos venden como un guirigay inmanejable de 17 autonomías tirando cada una para un lado en busca del interés propio que desguaza la unidad de España. O que losmoros, los inmigrantes, los derechos para colectivos minoritarios y los nuevos modelos de familia e identidad degradan la esencia moral de España.

Demoscopia que desmiente que sean más los que agitan el pesimismo sobre el presente y el futuro, a pesar del altavoz mediático con el que cuentan, al confirmar la confianza mayoritaria de la sociedad en la democracia. Mayoría que no se deja atrapar en la negritud en la que pretende encerrarnos la derechona pepera y la ultraderecha. Datos que radiografían un panorama muy diferente del que pintan los apologetas de sistemas antidemocráticos—autocracias, oligarquías, satrapías o dictaduras—, que utilizan el pesimismo como herramienta disruptiva en su discurso falaz y antidemocrático, conocedores de que las personas se fijan y tienden a creer más las noticias negativas que las positivas, porque los mensajes negativos justifican nuestros miedos y angustias activados por las áreas cerebrales encargadas de preservar la vida, como la amígdala, asociada al estrés y la ansiedad. 

Por eso hay que estar siempre alerta ante ésta ola pesimista que ahoga al que no sabe nadar, al que no piensa, y solo empapa a quienes mantienen la mente vigilante ante las trapacerías discursivas de la derecha radical cuyo efecto, según los datos apuntados, es menor del que sus difusores imaginan, pues reseñan que vivimos en una sociedad que cree en la democracia y apuesta por ella.

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