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SOS Universidad

28 de Mayo de 2017
Actualizado el 02 de julio de 2024
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universitarios
A casi todos los políticos, sean del color que sean, se les llena la boca con la palabra Universidad. Casi todos repiten, una y otra vez, la importancia de la investigación, de la docencia universitaria en el cambio de modelo productivo, tan necesario para este país en un entorno como el actual de Globalización, donde poco podemos aportar a no ser seguir por la senda del recorte de salarios y la precariedad en el mercado laboral. De todos es sabido, sin embargo, que formamos buenos ingenieros para la industria alemana, buenos científicos que emigran a las mejores universidades norteamericanas, buenos técnicos sanitarios para los mejores hospitales ingleses, todo un rosario de emigración tan valioso como de difícil retorno a un país que los necesita como agua de mayo.La Universidad ha sido un espacio difícilmente penetrable por la sociedad, pero bien es verdad que ha sido una herramienta fundamental en los años ochenta y noventa para generar los mecanismos de igualdad de las clases menos favorecidas por la Dictadura. El acceso a la Universidad y la enseñanza prácticamente gratuita dio paso a una masiva participación de los hijos de los trabajadores a la enseñanza superior. En estos últimos años, la crisis ha sacrificado mucho del espacio ganado en décadas, se han adoptado políticas que han ido en contra de lo que se había conquistado anteriormente. Han aflorado universidades privadas, aunque en a día de hoy, siguen sin ser de momento una alternativa real a las públicas; pero se han subido en exceso las matrículas, y el criterio de elevar estas en base al número de intentos por aprobar es un criterio totalmente discriminatorio, que permite a los “hijos torpes de los ricos” seguir mientras aquellos que no tienen recursos no terminan y la prueba es en algunos grados la alta tasa de abandono de esos estudios.Si realmente estamos ante la cacareada remontada de la crisis económica, el país debe ponerse serio y rescatar en lo posible a la Universidad del momento de penuria en el que se encuentra. Las plantillas de los departamentos en muchos casos están despobladas de profesores titulares o de nuevos catedráticos, que son generadores de la productividad de los equipos. La Agencia Nacional, la ANECA, ha elevado hasta el infinito las exigencias de acreditación para los nuevos docentes, que deben compatibilizar jornadas prolongadas de docencia con la producción de artículos científicos, donde un número limitado de empresas internacionales controlan los llamados índices de impacto. El nivel de descontento no genera ilusión en muchos de estos profesionales, especialmente en las nuevas figuras de contratación barata como los llamados profesores sustitutos interinos, que después de muchos años ya no se sabe a quién sustituye, profesores mileuristas en el mejor de los casos, de doce horas de trabajo entre las clases y el laboratorio o el desempeño de funciones burocráticas, a veces innecesarias. La Universidad requiere atención, no puede ser solo una palabra en boca de los que sacan en la prensa titulares. La oposición tiene el deber, ahora que no tiene en frente la mayoría absoluta del partido que nos ha gobernado durante años, de llevar propuestas de revitalización de la Universidad, de lo contrario estaremos destinados a continuar el mismo modelo productivo que nos ha llevado a esta maldita crisis.
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