Desde una inusual llamada nocturna por radio de las autoridades marítimas hasta la misteriosa desaparición de un barco de vapor alemán en plena Primera Guerra Mundial, mi visita a los lugares de lo que fue a la vez el peor acto de ecoterrorismo y el mayor acto de sabotaje industrial de la Historia no fue un viaje cualquiera.
El 22 de mayo de 2023, nuestro pequeño barco, el “Baltic Explorer”, pasó por encima de un naufragio a unos 35 kilómetros al noroeste de la isla danesa de Bornholm, en la zona económica exclusiva sueca del Mar Báltico. En la pantalla de nuestro barco había una imagen de sonar de los restos hundidos del “Elsa Martini”, un barco de vapor alemán.
Durante la Primera Guerra Mundial, el “Elsa Martini” estuvo confinado en el Mar Báltico y se utilizó principalmente para transportar mineral de hierro de Suecia a Alemania. Se desconocen las fechas exactas de su sospechosa desaparición. Se cree que su misterioso naufragio fue causado por una mina a la deriva o un submarino enemigo, pero nadie ha reclamado nunca su autoría.
Según un reportaje, el último día que se supo que estuvo en el mar fue el 26 de septiembre de 1916, exactamente ciento seis años antes del sabotaje del Nord Stream.
Esperaba que las curiosas coincidencias entre nuestra expedición y el destino acuático de “Elsa Martini” se limitaran al mes y al día. Pero me equivoqué en varios aspectos. A lo largo de nuestro viaje por el Báltico se sucederían inquietantes similitudes entre nuestra expedición y la desaparición de “Elsa Martini”, así como sucesos insólitos y acontecimientos sin precedentes.
Probablemente, fui ingenuo al creer que nuestra expedición marcharía viento en popa. Al fin y al cabo, su objetivo era encontrar pistas sobre uno de los misterios geopolíticos más urgentes del siglo, un caso de alto riesgo que ha enfrentado a los dos países con las mayores reservas de armas nucleares del mundo y que ha sido a la vez el peor acto de ecoterrorismo y el mayor acto de sabotaje industrial de la historia.
Nuestra expedición al Báltico
Soy el único reportero que ha visitado las cuatro voladuras de los gasoductos Nord Stream 1 y 2 en las zonas económicas exclusivas de Suecia y Dinamarca, en el Mar Báltico. La expedición partió de la costa sur de Suecia a última hora de la tarde del 22 de mayo y regresó a mediodía del 25 de mayo.
Todos los objetivos de nuestra expedición se alcanzaron. Pudimos captar imágenes y vídeos submarinos con drones e imágenes de sonar de los cuatro puntos de explosión que nunca antes habían sido vistos por el público. (La imagen de portada es un escáner sonar del tubo A del Nord Stream 2 en la zona económica exclusiva sueca. A la derecha de la tubería, en la zona sombreada, hay un cráter creado por los explosivos que reventaron el tubo).
Compartí los datos de la expedición con un ex jefe de escuadrón de Team Six de los SEAL (Equipos Tierra, Mar y Aire de la Armada de los Estados Unidos), un ex SEAL de la Marina estadounidense y técnico experto en demolición, un técnico retirado del ejército estadounidense en desactivación de explosivos, un ex operador élite de las fuerzas especiales y el director gerente de una empresa de ingeniería de explosivos. Estos expertos fueron capaces de calcular con precisión, por primera vez, la cantidad de explosivos utilizados en el atentado, que antes se había comunicado erróneamente en reportajes de otros medios. También se hicieron públicos por primera vez la colocación de las bombas y el tipo de cargas utilizadas en el sabotaje.
Sin embargo, a la expedición no le faltaron algunos acontecimientos sin precedentes y circunstancias peculiares. De hecho, el viaje comenzó de forma poco prometedora.
Durante la noche del 22 de mayo, la Autoridad Marítima danesa contactó inesperadamente con nuestro barco.
"Nunca habíamos oído que nos llamaran cuando habíamos pasado por aquí, así que fue algo nuevo", dijo Patrik Juhlin, nuestro curtido capitán.
Por ley, los buques deben presentar a la Agencia Europea de Seguridad Marítima (AESM) un informe llamado SafeSeaNet que "permite a los Estados miembros de la Unión Europea, Noruega e Islandia facilitar y recibir información sobre buques, movimientos de buques y cargas peligrosas".
Juhlin presentó nuestro informe SafeSeaNet a tiempo y debidamente completado. El organizador de la expedición había notificado previamente, como exige la ley, a la policía danesa que estaríamos en las zonas de los lugares de las explosiones. Pero tanto la Autoridad Marítima danesa como la policía danesa se pusieron en contacto con nuestro barco. Esto no tenía precedentes.
"No, nunca. Esto es totalmente nuevo. Se han puesto en contacto con nosotros tanto por la [radio] VHF como ahora han llamado de la policía danesa", dijo Juhlin. "Algo está pasando".
Nuestro barco no siempre tenía conexión a internet. Pero nuestra presencia sobre los lugares de las explosiones parece haber preocupado lo suficiente a la empresa Nord Stream 2 AG (NS2AG) como para implicar incluso a la mujer de nuestro capitán, que estaba en tierra en casa y no participó en nuestra expedición.
"Están buscando el contacto y preguntándose qué está pasando", escribió la mujer del capitán a Juhlin en un correo electrónico mientras estábamos a bordo.
La esposa del capitán dio a NS2AG su dirección de correo electrónico. En un correo electrónico de la mañana del 24 de mayo, la empresa escribió que habían observado nuestro barco anclado sobre los lugares de las explosiones.
"Dada la sensibilidad de los recientes acontecimientos y las investigaciones criminales en curso, por favor, ¿podría informar de la naturaleza de sus trabajos de inspección y/o proporcionar los datos de contacto del fletador para estos trabajos?", decía el correo electrónico de la compañía.
La Autoridad Marítima danesa, sin embargo, debía notificar a NS2AG que íbamos a realizar trabajos en esas zonas. No está claro por qué no cumplió con su obligación.
El teléfono del capitán Patrik Juhlin mostrando el correo electrónico de la empresa Nord Stream AG.
El buque de guerra, la Real Fuerza Aérea Británica y el portaaviones
Los acontecimientos inéditos del 22 al 24 de mayo por la mañana ya me habían alterado los nervios. Pero la tarde y noche del 24 de mayo no darían tregua.
Un avión de la Real Fuerza Aérea Británica (RAF) sobrevoló nuestro diminuto barco a primera hora de la tarde. Equipado con armamento y con sus motores rugiendo, es un crudo recordatorio de lo indefensos que somos los civiles frente al mortífero poderío militar.
Ese mismo día, aproximadamente a las 16.45h, el “Vyborgskiy” ruso se acercó lo suficiente como para que pudiera ver la pesca del día. Tanto nuestro capitán como el organizador de la expedición creían que su velocidad era sospechosamente lenta. Y aunque el “Vyborgskiy” es un buque de pesca y transporte, parecía que podría haber devorado sin esfuerzo nuestro barco de 12 metros.
Al atardecer, un buque de guerra sueco apareció en el horizonte ensangrentado y parecía dirigirse hacia nosotros. El posible ingreso de Suecia en la OTAN ha sido durante mucho tiempo un tema geopolítico muy controvertido, una cuestión que se ha debatido intensamente tras el inicio de la guerra en Ucrania. Al igual que el avión de la RAF, el buque de guerra sueco era un símbolo de la inutilidad civil frente a la letalidad de las fuerzas armadas.
¿Quién está detrás del sabotaje?
Una de las teorías más debatidas se publicó en marzo de 2023, cuando los investigadores alemanes revelaron a los medios de comunicación que estaban investigando a un equipo de seis personas proucranianas que supuestamente habían alquilado un yate de recreo llamado “Andrómeda” para atacar los gasoductos.
El equipo de seis personas estaba formado supuestamente por un capitán, dos submarinistas, dos ayudantes de submarinista y una doctora. Se cree que el “Andrómeda” zarpó de Rostock, ciudad de la costa báltica alemana.
Coincidentemente, dos buzos y una doctora formaban parte de la tripulación de nuestra expedición.
Del mismo modo, es probable que el “Elsa Martini” se hundiera cuando regresaba al mismo puerto de Rostock.
La diferencia es que nosotros llegamos sanos y salvos a tierra firme.