Hace un frío del carajo. A un horizonte absolutamente raso, le corresponde un cielo azul pálido casi blanco. El gélido cierzo silba en las puertas de los pajares. Las rendijas entre tabla y tabla, los nudos agrietados por el paso del tiempo y el sol, entonan una melodía que suena aún a más frío. Evilasio, que acaba de salir de la escuela, recoge de la despensa de la cocina los calderos y un cuadrado hecho de cuatro verjillas de madera. Se dirige a la fuente que está camino arriba, a unos doscientos metros del pueblo. Para no verter el agua en el camino, coloca el marco cuadrado encima de los cubos llenos de forma que, al coger de las asas de cada caldero con cada una de sus manos, la presión del aparato mantenga siempre la distancia y con ello, la estabilidad del agua. Será el primero de los seis viajes que tiene que hacer al manantial. Con ellos, llenará los cántaros de barro con los que darán de beber a los cochinos, a las gallinas y a las ovejas modorras que están en cuarentena. El último viaje es el más importante porque es el que se quedará en la tinaja para el uso doméstico de la familia.
Cuando va hacia el hontanar, pasa por la era. Allí, los más pequeños, los que aún no valen para trabajar, se divierten jugando al «pilla, pilla» o al escondite inglés. Se les queda mirando con envidia. Hace poco más de un año, él era uno de ellos. Pero ahora ya no hay tiempo para juegos. Los únicos momentos para ser niño los tiene por la mañana, cuando llega a la escuela y esperan jugando al «chorro-morro» o al Gua o a la Toba envenenada hasta que llegan los maestros. Luego el recreo, la leche en polvo con los grumos amarillos y diez minutos para correr a sus anchas. Después de acarrear el agua para los animales y para la casa, tendrá que limpiar la basura de los cochinos y más tarde, cuando ya sea casi de noche y medio a oscuras, esperar a que venga el pastor y ayudar a separar sus ovejas de las de sus otros dueños. Al final de la tarde y después de cenar, se reunirán, como todos los días, alrededor del fuego del hogar mientras el abuelo Rosendo cuenta historias. Unas que dan un poco de miedo y otras graciosas. A veces les canta canciones mientras les pone la boina («San Pedro como era calvo le picaban los mosquitos y su padre les decía, ¡ponte el gorro periquito!») o juegan a la Cucurumbana (a la Cucurumbana, tocan a misa y no viene un alma, que vayáis, que vayáis a...). Otras, se queda dormido mientras los mayores hablan de sus cosas, recostado en uno de los poyos al calorcito de las brasas.
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Corre ya el año 1974. Evilasio acaba de finalizar la escuela. Hace unos meses que mataron a Carrero y a Franco le quedan dos telediarios. Alguno de sus excompañeros de juegos, pocos, ayudados por una beca, siguen estudiando ya sea en el seminario, ya en alguna de las universidades laborales como la de Cheste, Zaragoza o Gijón. Otros trabajarán ya en el campo. Él sin embargo, acaba de entrar como aprendiz en una droguería que tiene en la capital un familiar lejano de su padre. No le pagan nada, la manutención y el alojamiento en casa del dueño de la tienda y aprender un oficio que de momento sólo consiste en hacer recados y entregar pedidos. La situación en la calle está revuelta. Casi todos los días hay manifestaciones y broncas que él no entiende. Procura no inmiscuirse por las advertencias de su jefe. De lunes a sábado, trabajo, y el sábado por la tarde, al pueblo a seguir con las tareas de antes y los domingos, después de misa, a contarles a sus amigos que aún siguen allí o que estudian en la capital, sus cosas (inventadas) con las chicas. Muchos sábados con la propina que le da la mujer de su jefe a escondidas, compra petardos y ese domingo el centro de atención de sus compañeros. Así pasa la vida hasta que un día de febrero de 1978 se encuentra de pronto y al doblar una esquina, con un montón de gente que baja corriendo. Detrás vienen los grises. Cuando llegan a él, le dan un porrazo. Él no entiende nada y les recrimina la violencia. Acaba en el cuartelillo. Y despedido.
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Ahora a Evilasio, con sesenta y tres años recién cumplidos, le acaban de jubilar. Un ERE de la multinacional dónde ha estado trabajando casi cuarenta años, tras pasar por media docena de empleos cuando fue despedido de la droguería, le ha mandado a casa con una pensión de mil quinientos euros, pero al contrario que los jefes, sin indemnización alguna. Tras cuarenta y nueve años trabajados y más de cuarenta cotizados a la Seguridad Social, hay quién le recrimina que le hayan jubilado dos años antes de lo que le tocaba y le dicen que no es justo que su pensión sea casi el doble que el salario que va a recibir la persona del contrato relevo que le va a sustituir. Justicia, dicen. Justicia es lo que deben tener para la generación que durante tantos años levantó la economía del país a base de trabajar de sol a sol, que consiguió derechos laborales a base de enfrentarse a los grises y que consiguió que sus hijos no tuvieran que sacar la basura de los cerdos con diez años, hacer jornadas maratonianas de levantarse a las tres de la mañana para ir a acarrear con doce y acostarse a las diez de la noche molidos. La generación que, quitándoselo de su cuerpo, ha conseguido que sus hijos siempre tuvieran un filete en la mesa y un colegio y una universidad en la que poder formarse antes de incorporarse al mercado de trabajo. Los que llenaron la hucha de las pensiones que unos ladrones vaciaron para rescatar delincuentes económicos. Estos, ¿ahora no es justo que acaben teniendo una recompensa que en muchos casos, y debido a la precariedad laboral sirven para además de para el sustento de su hogar, como complemento de los de sus hijos?
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Tiempos salvajes
"La gente corre tanto porque no sabe dónde va, el que sabe dónde va, va despacio, para paladear el ir llegando".Gloria Fuertes.A mi querido SMG, siempre en mi recuerdo.
Últimamente vengo observando con demasiada frecuencia un absurdo análisis que pretende enfrentar a los abuelos con los nietos en base a la tragedia nacional española: la envidia. Aquello de que a mí me importa poco si me dejan tuerto con tal de que a mi vecino le saquen los dos ojos. Esta gente, en lugar de reclamar salarios justos y condiciones laborales más acordes con coste de la vida, se empeñan, abducidos por los diferentes sermones que desde el púlpito de las TV predican los siempre dispuestos al refrán castellano: «consejos vendo que para mí no tengo» mientras tienen su «riñón» cubierto por el fondo buitre que controla su cadena, en solicitar un debate sobre la necesidad de la rebaja de cuantía de las pensiones. Por cierto, que toda esta gente no dice nada de los salarios indignos de quién cobra 95.000 euros/año como diputado, mas otros 64.000 €/año como secretario general del partido, mas 1.500 euros mensuales en concepto de dieta cuando tienen vivienda en Madrid. Tampoco abren debate sobre la necesidad de quitar el sueldo cercano a los 75.000 euros VITALICIOS que cobran un tal «M. Rajoy», el señor de la guerra de Irak o el infame agente de Carrero Blanco que se hizo con el traje de pana, la boina, el puño y la rosa en Suresnes en el año 74. Por supuesto, ni se les pasa por la cabeza eliminar los 12.000 millones anuales que recibe la Iglesia católica para mantener señores que trabajan 1 hora a las semana, sus radios casposas y sus televisiones fraudulentas. Y mucho menos, solicitar a los dueños de sus canales de desinformación que devuelvan los 74.000 millones del rescate bancario que sigue sumando negativos en nuestra deuda pública.
El motivo del ataque a los pensionistas no es sino el de hacer circular un runrún, que acabe creando un problema de lucha intergeneracional ahora que parece que lo de las clases, se ha quedado antiguo y obsoleto y ya han conseguido que se eliminen (sólo haya un 1 % de opulentos y un 99 % de pobres). Porque si por algo se caracteriza el hijoputismo es por hacerse dueños de símbolos, colores o palabras con el fin de confundir al personal. Así, el partido heredero de Franco, ese que fundó el responsable de la policía aquel fatídico 3 de marzo de 1976 en Vitoria con 5 asesinados y más de 150 heridos, el mismo que apiñó en su fundación a una gran parte de la calaña más retrógrada, casposa y corrupta del Régimen franquista, la que no estaba dispuesta a cambiar ni una coma del Fuero de los Españoles, ni de las instituciones franquistas, tomó el nombre de «POPULAR» un término hasta entonces asociado a la izquierda y, por tanto, bueno para el pueblo (el Frente Popular del 36). Más tarde, después de haberse abstenido o votado en contra de la sacrosanta Constitución del 78 que transmutaba el régimen hacia un franquismo 2.0 (el R78) sin que nos diéramos cuenta, se han hecho dueños de la misma, interpretándola a su antojo y sólo en aquellos artículos que les convienen. Para ello, han tomado por aburrimiento cansino, y connivencia del PSOE, el poder judicial (sólo negocian cuando tenían mayoría absoluta y pueden imponer a su gente, dejando en los demás casos que el tiempo pase hasta obtener de nuevo una mayoría que les permita volver a designar a los mejores [para ellos]).
Porque el relato, es muy importante. Es el Caballo de Troya de la sociedad. Leía el otro día como en Madrid, cuya bandera es de color rojo, cuando gobernaba Leguina, todos sus logotipos, desde el sanitario hasta los autobuses urbanos de Madrid eran de color rojo. Hoy todo es azul. Sólo queda la bandera y no es descartable que acaben cambiándola también por el azul garrapata del charrán. El relato es el que imponen cuando no gobiernan ellos. Todos los demás son ilegítimos. EH Bildu, según ellos, es ETA, aunque ya no exista ETA y cuando ni siquiera es un partido, es una coalición en la que al menos tres de sus miembros (Eusko Alkartasuna, Aralat y Alternativa ) siempre hayan rechazado la llamada «lucha armada» y denunciado los asesinatos del terrorismo. Aún así, si votan a favor de un gobierno en el Congreso de los Diputados, que no sea el de ellos, este gobierno es automáticamente ilegítimo. Si pactan con otros partidos para obtener una alcaldía, esto es un robo y también ilegítimo. Porque para esta gentuza, los de EH Bildu son todos etarras. Pero, a ellos, a los que forman parte del partido que fundó un ministro franquista, régimen que asesinó impunemente a 150.000 españoles y que aún tiene en las cunetas y en fosas comunes gran parte de esos represaliados (2.200 fosas comunes) no les puedes llamar ni asesinos ni franquistas aunque se crean, como en el régimen del genocida eunuco, que son los únicos que tienen derecho a formar gobiernos porque ellos son España, y España es de ellos.
El relato es el culpable de que un partido como el PSOE que es pura esencia que sustenta este R39, y que ha gobernado el estado en 26 de los 45 últimos años con políticas neoliberales propias de cualquier partido europeo de centro derecha o de la democracia cristiana, sea considerado como «de izquierdas» sobre el discurso para idiotas que los anarcoliberticidas del micrófono dónde les llaman comunistas y repiten las sandeces de los siembre maleducados, desbocados y faltones políticos del charrán. Para muestra, un botón. El 89 % de los nuevos asalariados en 2022 cobraron el salario mínimo o menos y son trabajos de escasa duración. Eso sí, doña Sonrisas y Perroxanxe te venderán el éxito de la reforma laboral del 21 y su carácter progresista.
El relato ha impuesto que el PSOE ha llegado al gobierno con la ayuda de sus socios con los que tendrá que negociar las medidas de la legislatura. Y sin embargo, en la primera ocasión que el R39 ha necesitado que se apruebe una operación sin sentido, especulativa que sólo beneficia a las constructoras y a los comisionistas, como la ampliación del Puerto de Valencia ¿con quién ha negociado el PSOE? Con nadie, porque no les ha hecho falta.Para eso siempre está el PP. Porque ni el decrecimiento, ni la contención, ni otras gaitas valen cuando hay un buen pastel a repartir en el horizonte. El R39 no se pisa la manguera.
Hay que empezar a dejar de tratar a estas generaciones como personas quebradizas que se rompen ante el mínimo golpe (la llamada generación de cristal) y comenzar a llamar a las cosas por su nombre. Si queréis ganar más que vuestros padres y abuelos, dejad de hacer el imbécil y comprometeros con la sociedad. Dejad de una puñetera vez de mirar vuestro culo y atended a lo que sucede a vuestro alrededor. Si queréis que vuestros hijos y nietos tengan futuro, dejad de sostener con vuestras actitudes infantiles a personajes como Ayuso, Miley, el insufrible mangante de los fondos que les deja sin casa, o cualquier otro anormal populista que prostituye ideas como que libertad es el derecho a hacer lo que a uno le salga de los dídimos, tomarse una caña en una terraza asentada sobre terreno público a las tres de la mañana o que cualquiera pueda considerarse mujer porque «yo lo valgo» y el sexo no existe y el género es lo que a mí me dé la gana en cada momento. Si no queréis acabar como en USA, dónde nunca ha habido más personas sin hogar, aumentando el 12 % respecto al año anterior, dejad de creer que la política no os afecta y que lo que está pasando en Israel con un genocida asesinando niñossin que los gobiernos del mundo hagan nada por evitarlo, es algo que no va con vosotros y que os pilla lejos. Apoyad la liberación de la mujer para que tenga nuestros mismos derechos de forma real y dejad de igualar con su lucha a quién ya disfruta de los mismos derechos que los demás pero quieren ser tratados de forma distinta. Si queréis tener salarios dignos y decentes que os sirvan para poder vivir sin tener que coexistir bajo el techo de vuestros padres hasta los cuarenta, luchad por ello, como hicimos nosotros peleando cuerpo a cuerpo, calle a calle, huelga a huelga. Dejad de dar palmadas con las orejas porque la vida no es sólo ir a copular (aunque también lo sea) en el Erasmus, tener un bono joven con el que poder adquirir una entrada del Quevedo de turno a mitad precio o poder viajar en un metro atestado por 20 € al mes. La vida es tener una casa dónde cobijarte, comida suficiente para alimentarte, tiempo libre para disfrutar de las cosas y que tener retoños no sea un impedimento por la situación económica, sino una decisión de vida personal.Y para ello, solo vale un camino: la lucha. Si además estamos en una encrucijada en la que el medioambiente se ha vuelto hostil por un modo de consumo humano desmedido y desquiciado, si esta realidad te parece que son «cosas de viejos» y no te interesan, luego cuando llega el Milei de turno con las rebajas a quién has aupado hasta el estrellato gracias a tu desconocimiento y absoluta ignorancia e indigencia de sentido social que cultivas como un tesoro, no llores. Luego pasa como en Argentina que tres días después de que este individuo haya llegado al gobierno los salarios valen la mitad por la devaluación de la moneda, la gasolina ha subido un 50 % y la moneda con la que cobras (el peso) no vale para pagar el alquiler ya que los de siempre han conseguido que pagues tu alquiler en dólares cuya cotización también ha subido y te encuentras que aquello que creías libertad se ha convertido en algo inalcanzable porque no puedes pagarlo.
Y para no alargar la chapa, si este artículo te parece una rabieta de viejo, no te preocupes que el tiempo pondrá a cada uno en su sitio. Yo ya sé y tengo asumido que más temprano que tarde me espera la tierra. Pero, ¿y tú? Tu que tienes menos de cuarenta, y te crees inmortal, sano siempre como un roble, con agua potable inmediato que sale con solo pulsar el grifo y una naranja siempre que te apetezca en tu nevera, Tú, ¿tienes asumido ese mismo destino que tu crees infinito?
Luchemos por la ecología, el decrecimiento y el feminismo.
Salud, república y más escuelas.