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Tierras raras ensangrentadas

23 de Marzo de 2025
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Tierras raras ensangrentadas

Ucrania ya no es objetivo como granero, sino como depósito de tecnomateria prima: qué realidad más elocuente: prioridad del chip frente al pan: doctrina a sangre de ese grupo de industriales y «grandes empresarios» pertrechados con bombas, medicinas, paneles solares y marionetas disfrazadas de dirigentes políticos, que está tomando el control del planeta, de las tierras, para su inmisericorde explotación, porque el Mercado, su Sagrada Escritura, así lo ordena, y puesto que la coyuntura comercial reclama toda clase de metales pesados y demás basuras como elementos valiosísimos, que cotizan de lo más alto, ya que son la materia prima de las prótesis y pantallas que el ganado humano cree precisar para la supervivencia, otorgándole infinita mayor atención que a la calidad del aire, el agua, la comida, sin conocer siquiera el mismísimo fin de todo ese neurótico protocolo de insanas maniobras de autorretrato, comentario, desplazamiento y demás «obligaciones» sociales auto-cretinamente-impuestas.

En último y primer término, tú, ciudadano, que no das descanso a la pantallita en veinticuatro horas, al igual que tu pareja y tus niños y tantos millones de consumidores desesperados por actualizar sus prótesis para todo, sus «dispositivos inteligentes», inquietos ante la idea de «no disponer aún» de otra pantalla lo suficientemente grande, otra conexión, más y más prótesis auxiliares; tú y el resto, sois responsables, con vuestra colaboración, del pico en bolsa de los productos cuya materia prima descansa en «tierras raras». Y ya veis a dónde conduce la glotonería de esos gigantes industriales sin alma ni tripas: guerra, neocolonialismo, saqueo, envenenamiento del aire, el agua y la comida, procesada o no, que os metéis en el cuerpo, todo convenientemente aceptado gracias a la apropiada y constante dosis de opio-tele: series adoctrinadoras, telediarios basura, tecnociencia para tecnoidiotas (más idiotas que el tonto con su tiza), idiotez artificial para burros (I.A); todo aceptado en paralelo a una merma galopante de integridad, análisis, na-tu-ra-li-dad y valentía, en oposición al desenfrenado aumento de egolatría, ceguera consumista, yoísmo conservador de lo mío para mí y los míos y punto. Los estudiosos del Mercado y sus ingenios tecnológicos analizan conductas de consumo para adaptarse a tu navegación compulsiva y machacar hasta que comulgues: «este es el camino, lo estoy haciendo bien, como todo el mundo, no hay otra».

Las pantallas, la atención privilegiada que millones de consumidores otorgan a sus jetas, a sus «perfiles», los cuales han de actualizarse inmediatamente bajo pena de… no sé (¿por qué lo hacéis?); la continua tensión por lo que otros ven, dicen, tienen, comentan, la indignación incluso (¡de locos!) por lo que alguien «parece insinuar», la idea, exitosamente inculcada de que «hay que» viajar, adquirir un nuevo dispositivo, actualizar los «antiguos», renovar incansablemente las posesiones y el look y el «outfit», tragarse y creer TODO lo que un mal llamado «informativo» (financiado por el Mercado) quiera vomitarte encima para que aceptes, calles y compres, todo lo anterior, en definitiva: tus hábitos y «necesidades», mo-de-lan tu conducta, y piden, para ti, los tuyos y los industriales dirigentes, en este momento de la historia, en primer y último término, tierras raras.

A cuatro patas y trabadas las manos a la espalda, los ponía yo, a esos grandes empresarios «modelo de éxito», en el hoyo más tóxico de sus minas, a tragar hasta hincharse, con todas sus bombas, sus guerras, sus «medicinas», sus satélites: con toda su irracionalidad: Koyaanisqatsi es la palabra.

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