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Títeres de cachiporra en sesión continua

07 de Julio de 2021
Actualizado el 02 de julio de 2024
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Igual que cuando el cine era mudo y en las salas había un piano para acompañar las imágenes proyectadas, con ocasión de la concesión del ya famoso chiringuito a Toni Cantó, se ha recuperado y reproducido hasta la saciedad la insufrible canción “El chiringuito” del no menos insufrible, y también entrañable, Georgie Dann, para acompañar la noticia, una noticia asombrosa que en condiciones normales debería habernos hecho una quemadura de al menos un segundo grado, con su correspondiente ampolla, pero como tenemos el callo hecho a estos escarnios y vejaciones, y a otros mayores, apenas nos ha afectado.

El nombramiento de Toni Cantó como director de la recién creada “Oficina del Español de la Comunidad de Madrid” que es como crear un “Centro de interpretación de la siega y la trilla” en la Antártida, es simplemente otro ladrillo en el muro de la indignidad y la indecencia, nuestro propio muro de las lamentaciones en la Comunidad de Madrid, que es lo mismo que decir en España porque según la visionaria Ayuso: “Madrid es España dentro de España. Qué es Madrid si no es España. No es de nadie porque es de todos...etc”. Estas palabras reclamando singularidad y trato preferencial, que tienen un innegable tufillo rancio a nacionalismo madrileño, de haberlas soltado otro presidente autonómico, y no digamos si hubiera sido vasco o catalán, le habrían caído palos por todas partes y habría sido acusado por la derecha mediática de supremacista, de reclamante de inadmisibles privilegios e inmediatamente le habrían acusado de querer romper España. Pero si las dice esta señora no pasa nada.

Todavía estamos esperando que Vox, esos guardianes de las esencias de la patria que siempre están clamando contra los chiringuitos, a pesar de que Abascal, su líder, ha sido al chiringuito como Indurain al ciclismo o Ángel Nieto a las motos, se pronuncien sobre esta esperpéntica y surrealista oficina del Español que parece salida de una película de Berlanga con guión de Azcona. No lo harán porque están a partir un piñón con el gobierno Ayuso y ya pasarán factura por su silencio cómplice con éste y otros despropósitos. Uno creía que para estos españoles de bien, gente de orden siempre desvelada por las amenazas a la patria por parte de los malvados rojos de siempre, devotos servidores de España, españolazos bíblicos donde los haya, las cosas mal hechas estaban mal hechas vinieran de donde vinieran. Ahora nos damos cuenta que lo primero es el cálculo partidista, y la patria ya si eso…

Volviendo al otro no menos hiriente asunto que es la canción “El chiringuito” de Georgie Dann, que ha sonado con fuerza estos días como banda sonora del chiringuito de Cantó, me he acordado de aquella frase de Juan Benet que decía: “Me habría gustado ser ministro del interior francés durante veinticuatro horas para poder meter en la cárcel a Maurice Chevalier”. Muchos de nosotros también hemos fantaseado con haber hecho lo propio con nuestro Georgie Dann. De buen rollo, sin mala sangre, sin rencor ni acritud pero, eso sí, al trullo para una buena temporada por habernos martirizado durante décadas con sus canciones pegadizas como el alquitrán y temibles, y de temporada de verano, como el pedrisco. Pero al final le habríamos indultado porque quién no ha bailado alguna vez con alguna copa de más, o totalmente sobrio, que tiene mucho más mérito, una canción suya. 

Aquel chascarrillo de Juan Benet me ha recordado otra frase suya bastante menos humorística que bien podría aplicarse a Isabel Ayuso y su equipo: “En la vida, como en el ajedrez, las piezas mayores pueden volverse sobre sus pasos, pero los peones solo tienen un sentido de avance”.

Y está bien traída aquí esa frase porque ahora mismo, mientras nos entretienen con el penoso y bochornoso guiñol de Cantó y otras escenas propias de un teatro de títeres de cachiporra, la presidenta Ayuso, ebria de poder y fanatismo, su jefe de gabinete Miguel Ángel Rodriguez, que ya sueña con llevar a La Moncloa a su jefa, y el consejero Fernández – Lasquetty, que hará todo lo posible y también lo imposible por aprovechar esta nueva oportunidad de privatizar la sanidad madrileña, su gran obsesión, no pierden un minuto en su avance para lograr sus objetivos antes de que acabe su legislatura en 2023.

Tomando como guía el manual de instrucciones para implantar un sistema ultraliberal en la Comunidad de Madrid a través una estrategia populista, un espanto creado por la fundación FAES, del que es cabeza visible el Aznarísimo, el gobierno de Isabel Ayuso va a pisar el acelerador a fondo para que le de tiempo a Lasquetty a privatizar la Sanidad Pública y resarcirse de la derrota que sufrió en 2013, cuando la marea blanca y los tribunales le fastidiaron su plan de privatizar seis hospitales públicos y veintisiete centros de salud. Ahora tendrá ocasión de dar otro asalto, que esta vez puede ser el definitivo a la sanidad pública madrileña. Para ello ya ha puesto en marcha su plan bajando los sueldos y sobrecargando de pacientes a los sanitarios a los que no queda más remedio que ponerse a  buscar otras salidas laborales. Para empezar y aprovechando los meses de verano, ya se han anunciado cierres masivos de centros de atención primaria. Y el mismo método que se está usando para acabar con la sanidad pública se utilizará, ya se está utilizando de hecho, para la educación pública, es decir, seguir apoyando a los colegios concertados que son casi en su totalidad de la Iglesia (en Madrid solo la mitad de los colegios son públicos)

Mientras la Sanidad Pública sufre el acoso y derribo de quien debería, protegerla, cuidarla y mejorarla para ofrecer un mejor servicio al ciudadano en lugar de hundirla para después “rescatarla” convertida en un jugoso negocio para sus amiguetes, la Ayuso, muy venida arriba por el enorme respaldo recibido en las últimas elecciones,  no pierde tiempo y sigue avanzando, siempre avanzando, en su hoja de ruta basada en las políticas neoliberales que ya puso en marcha su maestra y mentora Esperanza Aguirre, la criadora de ranas y diseñadora de ciénagas más importante de España.

Después le tocará el turno a Telemadrid, la televisión pública que Miguel Ángel Rodríguez, ese siniestro personaje que fue Secretario de Estado de Comunicación y portavoz del gobierno de  Aznar, que se ha convertido en mano derecha, persona de confianza y quien decide la estrategia de la presidenta, y que quiere convertir Telemadrid  en TeleAyuso como ya antes ya fue TeleAguirre. Rodríguez, que es un experto en marketing y publicidad, controlará este instrumento de comunicación regional para sus fines de propaganda con la mirada puesta en el horizonte de La Moncloa, donde quiere colocar a su jefa. Y puede que lo consiga, para ello tendrá que idear alguna estrategia de marketing de corte populista basada en discursos de Trump adobados con frases del tipo “socialismo o libertad” y otros memorables eslóganes  creados en el espeluznante laboratorio de la fundación FAES. Y esperar que las  ocurrencias, bufonadas, disparates y desatinos de la Ayuso nos hagan abrir la boca, como cuando a los niños les hacen el avión con la cuchara, y nos traguemos todo ese  venenoso engrudo neoliberal, como ocurrió el pasado cuatro de mayo en Madrid.    

Como puede verse, los peones siguen en su sentido de avance sin pararse en nada, sin miramiento ni complejo alguno, hasta lograr su objetivo de implantar un sistema ultraliberal al dictado del poder económico que es el verdadero poder. Un poder que no solo mueve peones en el PP,  también los mueve en el PSOE.  Y para muestra las palabras del ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones José Luis Escrivá, que ha dicho recientemente que, por desgracia, la generación del Baby Boom, los nacidos entre  los 50 y los 70, tendrán que elegir entre “un pequeño ajuste” en su pensión o trabajar más. Lo que hablando en plata viene a decir que no hay un puto duro para pagar pensiones y que habrá que trabajar hasta que el cuerpo aguante. Y todo porque la “hucha”, el fondo de 66.800 millones que había para las pensiones, se gastó en rescatar a la banca del descalabro del ladrillazo. Un dinero que el presidente Rajoy aseguró que se recuperaría “hasta el último euro”. Cuando en realidad apenas si se  han recuperado 4. 140 millones. El por qué los bancos no nos devuelven ese préstamo ahora que  tienen beneficios y reparten dividendos entre sus accionistas, ahora que están ahorrando dinero a espuertas por la vía del despido de miles de sus trabajadores, es un misterio que ni PP ni PSOE nos explicarán nunca.  Como tampoco nos explicarán nunca por qué se niegan a crear una comisión de investigación sobre el rey emérito. Cuando deberían hacerlo, más que nada por aclarar todo ese feo embrollo de sus cuentas en el extranjero, que igual ni siquiera existen. Igual el hombre es un modelo de lealtad a su país, de honradez y honestidad, de moralidad y honorabilidad. Igual es todo un filántropo, una persona desprendida, desinteresada, humanitaria, generosa y altruista a la que  estamos injustamente condenando, y todo por no querer averiguar la verdad.

Pero volvamos a la Ayuso, ese fenómeno de feria, esa criatura insólita que hubiera hecho remover cielo y tierra a P.T. Barnum hasta llevarla a su circo ambulante de rarezas humanas (Freaks). Una singular mujer que ya logró hipnotizar al electorado madrileño con sus simplezas y sus maldades y ha  cautivado a gente tan exquisita y exigente como el filósofo Fernando Savater, que cayó preso de sus encantos y la votó. Lo cual nos descolocó a muchos de sus lectores que no esperábamos ver a alguien de tantas luces y con tantas y tan provechosas lecturas a cuestas, dando su apoyo a alguien que ha dicho cosas como que: “cuando hablan de empleo basura me parece ofensivo para una persona que a lo mejor está buscando un empleo basura” o “ No todos somos iguales ante la ley. El rey Juan Carlos no es como usted” o hablando de Podemos: “ Un día de estos os vais de vacaciones y cuando volváis, como consideran que la casa está vacía, se la dan a los amigos okupas” o “Los atascos a las tres de la madrugada de un sábado en la capital les hacían ver a los madrileños que su ciudad era especial” o “Los atascos son parte de la vida de Madrid, y si sigue Podemos no va ha haber. El Madrid Central de Carmena es puro comunismo”...etc...etc.

Pero no nos comamos de vista a la Ayuso, cometeríamos un grave error menospreciándola porque ahora mismo, mientras hablamos y no paramos del hiriente y vergonzoso chiringuito de Toni Cantó y su “Oficina del Español”, que ya de entrada está mal escrito porque  La Constitución en su artículo tres establece que el nombre oficial es el castellano y no el español, porque todas nuestras lenguas son españolas, el poder económico la está moviendo, a ella y al resto de sus peones del tablero político, para apoderarse de la Sanidad Pública, la Educación y de todo aquello que pueda aportar grandes beneficios una vez convenientemente privatizado.

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