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Todas las mentiras que hicimos verdad

19 de Mayo de 2020
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pinocho mentiras

Cualquier mentira se convierte en realidad si la escuchamos muchas veces. Incluso, al final, acabaremos repitiéndola nosotros mismos como verdad.

Todo acaba por viciarse cuando el ruido viene de todos lados. Las creencias y las ideologías comulgan en esos parámetros y extraen todo su rédito de ello. La duda nacerá tras el ruido externo y la certeza se debilitará por el clamor popular. Todos los convencidos serán los que convencerán a los otros, a los que dudan y a los que no dudan. El martilleo constante es el arma más antigua para convencer, aunque los datos y la información emitida no albergue parámetros suficientemente elocuentes. Eso es lo de menos.

Todas las batallas entre ciudadanos llegarán de ahí. De los convencidos de ambas partes, atrincherados en el egocentrismo de sus particulares profetas, ideologías y creencias, intentando defender de lo que han sido convencidos. Ciudadanos muertos o enfrentándose por la convicción de otros, de profetas y afines que solo miran su propio ombligo.

No hemos entendido aún que todo profeta de creencias o ideologías es solo otro ser humano subido a una piedra o en un púlpito, con la ventaja o posibilidad que le han dado otros para ejercer mayor ruido, y que, en la mayoría de los casos, necesita dividir y separar a la ciudadanía para pescar en río revuelto todos los fieles posibles que queden cegados al anzuelo de su ideología o creencia, y necesitan forjar sus propias verdades, sus propios datos e información, engaños que no lo parecen a primera vista. 

Todas las mentiras que hicimos verdad nacen de nuestro desconocimiento, nacen de la debilidad de nuestro carácter ante el ruido ensordecedor, y nacen en gran medida del miedo público a expresarnos contrariamente. 

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