Quizás les sorprenda a ustedes pero el paralelismo entre Sir Walter Raleigh y Zelenski es evidente. España e Inglaterra se enzarzaron en una guerra que abrió la Armada y duró hasta que la nueva dinastía de los Estuardos decide que vale mas hacer negocios con el hegemón que hacerle la guerra: 1604. Sir Walter Raleigh, además de traer a Europa el tabaco, había saqueado Cádiz, tomado Trinidad, atacado el Caribe y las Canarias etc. Es, junto con Drake y Hawkins, el pináculo de los medios piratas medio guerreros de la época Tudor. Y como tal, no acaba de entender la estrategia de paz de la nueva dinastía. Continua en sus correrías por el Spanish Main, como se le llamaba en tiempos al Golfo de México, protesta el Embajador de España por tal ruptura del Tratado de Paz, a Sir Walter se le hace un juicio y termina en el cadalso. A Zelenski le pasa algo parecido. Apostó por la guerra sin ninguna necesidad, ha perdido, y se encuentra con que su patrocinador quiere la paz y él estorba. Pero, atención, también sobramos todos los europeos, todos somos Zelenski. Nos embarcamos en el modo de hostilidad contra Rusia y asumimos que tendríamos siempre detrás a los USA para sostenerla. Porque, atención, sin su apoyo externo la rusofobia es insostenible. Ni la de Polonia y los bálticos, ni la de Alemania y Francia enfangadas por el falso Minsk, ni la de la falsa relación especial inglesa ni la de los países menores, entre otros España. Esto no parece que se entienda ni en Bruselas ni en Varsovia ni en Berlin ni en Paris ni por supuesto en Londres. Pero es la base de todo. Los USA, como los Estuardos en su dia, prefieren la paz a la guerra. Y los Raleigh de hoy, que somos todos los europeos, nos resistimos.
Armarse no tiene sentido. Para empezar, los veintiantos países o lo que sea, europeos, gastamos en armas 300.000 millones, el triple que nuestro supuesto enemigo y digo supuesto porque debería de ser sabido que a Putin no le interesaba el territorio ucraniano sino la pertenencia a la OTAN de ese pais. Las fuentes al respecto son los de la propia delegación ucraniana en el proceso de paz de Estambul, Alexi Arestovich y David Arakamia. 300 millones además que no valen para mucho porque todos los veintitanos paisecitos europeos somos soberanos, sin que yo llegue a entender muy bien que soberanía es esa que exige el apoyo de los USA, lo que nos convierte a todos los europeos en protectorado. Y por seguir en el argumento, no son las armas las que traen la seguridad-que se lo pregunten a Zelenski. La seguridad vendría de crear una única Europa para hacer útiles nuestros 300.000 millones, y luego ciaboga. Sería incomprensible ver a los USA disfrutando de los dividendos de la paz y a nosotros chapoteando en los escombros de una guerra imposible sin el concurso USA. De todas formas, Trump ha abierto un escenario vesánico. Para empezar, no reconoce el principio de la sucesión de los Estados, en virtud del cual, Alemania, sin ir más lejos, indemniza a Israel por los crímenes de Hitler. Trump, por el contrario, considera a Biden como un extraterrestre y no solo no indemniza a huérfanos y viudas sino que acusa a Zelenski de haber escuchado a su predecesor para embarcarse en una guerra sin futuro. Verdad es que Zelenski no merece compasión pues morirá con el baldón a sus espaldas de cientos de miles de compatriotas inútilmente sacrificados. Pero la culpa de toda esa masacre recae no sobre Zelenski, simple esbirro, sino de los jefes del esbirro, los que organizaron la Revolución Naranja y luego el Maidan. Los que quisieron dar la revancha a los nazis derrotados por el Ejército Rojo en la II Guerra Mundial, hecho que si no fuese contrastado sería increíble, los USA. Y así se abre el siguiente capítulo, la Ucrania del Maidan. ¿Cómo vamos a meter en la UE a una administración cuyo núcleo duro toma como referencia fundacional a los criminales del Holocausto? Roman Shukevich está en todas las Enciclopedias por haber arrasado el ghetto de Ternopil. Hoy las autoridades de esa ciudad han puesto su nombre al estadio de fútbol y han hecho un museo con su casa. Es solo un ejemplo. Lo que hace fácil explicar porque Zelenski se resiste a convocar elecciones. Si fuesen limpias serían el fin del Maidan, al que ellos llaman la Revolución. Por eso mismo el Parlamento ha votado no hacerlas- en rara unanimidad de 280 escaños sobre 280. Así que no es ya solo el tema del armamento sino sobre todo el de la filosofía política detrás del apoyo a Ucrania. ¿Qué hacemos con los criterios de Copenhague, principios sin los que no se puede ingresar en la UE? Los recuerdo: instituciones fuertes, Estado de derecho, respeto a las minorías, democracia, derechos humanos y compartir valores con la UE. ¿Hacemos una excepción y aceptamos como saludo el Slava Ucrania del Congreso fascista de Cracovia de Abril de 1941, brazo en alto además como se ordenó? ¿Instruimos a nuestros Embajadores para que asistan a los desfiles en honor de Bandera? ¿Les facilitamos una antorcha con cargo a la cuenta de gastos de representación para que participen? Todo esto mientras Tulsi Gabbard, elemento clave del mundo Trump, asegura que Ucrania no cumple ninguna de las condiciones que pueden exigirse para ser considerado un país democrático. Y para añadir todavía mas confusión, Londres diseña un plan de paz para Europa¿Y lo propone Starmer, recientemente alabado por las gentes de Farage por haber rechazado un plan para que los jóvenes europeos fuesen eximidos de algunas de las condiciones del Brexit? Pues si, ese mismo Starmer le dice a Europa lo que tiene que hacer, empezando por un plan de paz que consiste en seguir armando Ucrania con el beneplácito de los USA. Tiene suerte Starmer de que ya no se decapite en la Torre de Londres.