La tradición no es una excusa, pensaba Boris, nada se puede justificar porque siempre se hiciera así. Sin embargo, lo más fácil es apelar a la tradición ya que es importante para los pueblos y parece que combatir la tradición es algo malo.
Es lo que opinaba el médico investigador Boris Pérez acerca de lo sucedido en el Colegio Mayor Elías Ahuja. Un espectáculo lamentable que se pretende justificar con la tradición. Elías Ahuja fue un benefactor gaditano que tuvo que huir a Estados Unidos al principio de la guerra civil española, cuando comenzaron a acusarle de masón. Una persona que, seguramente, no estaría conforme con los hechos ocurridos, continuaba Boris, en este lugar que lleva su nombre.
Hablamos de un Colegio Mayor que tiene solo cincuenta años. Medio siglo de insultos a la mujer no es ninguna tradición histórica, sino un maltrato continuado. Una mala costumbre con la que hay que terminar y sobre la que debe caer todo el peso de la ley.
La Tierra rompió con la tradición de ser considerada plana hace unos quinientos años. La tradición de la esclavitud se terminó hace mucho menos tiempo. Terminando con las tradiciones equivocadas es como avanza la humanidad.
Lo ocurrido en este Colegio Mayor no es una tradición, sino una costumbre insana. Pero a Boris le preocupaba más la educación que han recibido estos alumnos en pleno siglo XXI. Por qué se llega a esto y cómo corregirlo.
Se trata de un problema educativo evidente. Quizás este Colegio Mayor debería romper con su tradición de admitir exclusivamente a hombres y abrir sus puertas a estudiantes mujeres. Seguro que aportarían mucho a la educación de estos chicos y a las costumbres del Colegio Mayor.
En temas de educación, concluía Boris, no puede haber distinción de géneros. En educación el género solo es uno: el género humano, y la educación ha de ser la misma con las mismas posibilidades.