Ha de reconocerse que el poco tiempo que lleva Trump gobernado EEUU en este segundo mandato está demostrando una gran habilidad, pareciéndose más a un director general de empresa que a un presidente de gobierno.
Ha convertido una guerra militar (Ucrania) en una guerra comercial en la que EEUU va ganar dinero, Rusia obtendrá lo que buscaba y Europa la que va a pagar la fiesta.
Como empresario, ha establecido un “business plan”. Pero para entender el plan hace falta primero establecer los antecedentes y el contexto:
En 1990 ante la unificación de Alemania con la caída del muro de Berlin, la URSS negoció con EEUU (George H.W.Bush y Mijaíl Gorbachov) la adhesión de la nueva Alemania en la OTAN a cambio de no expandirse en países de la órbita exsoviética. Desde entonces hasta la actualidad, la OTAN no lo ha cumplido (República Checa, Polonia y Hungría en 1999. Un segundo grupo formado por Bulgaria, Rumanía, Eslovaquia, Eslovenia, Estonia, Letonia y Lituania se unió a ella en 2004. En 2008, fueron Croacia y Albania. En 2020, Macedonia del Norte. Los dos últimos Estados que han ingresado son Finlandia y Suecia, que fue aceptada recientemente).
En 2013 Ucrania, con su presidente prorruso (Yanukóvich), quería anexionarse a la Federación Rusa. EEUU no lo permitió utilizando los mecanismos de desestabilización que utiliza habitualmente… (Euromaidan, 21-11-2013, Kiev). En 2014 se proponen los Acuerdos de Minsk que no se cumplieron. Desde entonces hubo conflicto principalmente en la región del Donbass. El 24 de febrero de 2022 Rusia invade Ucrania.
A partir de aquí, todos conocemos lo acontecido y nos situamos en el día de hoy. Y de esto podemos sacar una conclusión. Esta guerra nunca ha sido una guerra de Ucrania contra Rusia. Ucrania sólo ha puesto el territorio y los muertos. Es una guerra “proxy” (realizada por un tercero) de EEUU con intereses geopolíticos y económicos.
Trump llega a la presidencia de EEUU con una guerra en la que nadie gana ni pierde, Rusia resiste militarmente y económicamente a pesar de las sanciones impuestas, Ucrania no avanza a pesar del envío de miles de millones de dólares por parte de Biden, y también de Europa, aunque en menor cantidad y reticencias. Nótese que hasta ese momento las empresas armamentísticas norteamericanas se estaban forrando pero a costa del presupuesto de EEEUU.
Y hasta aquí los antecedentes y el contexto. Trump empieza a ejecutar su “business plan”.
No quiere continuar pagando la fiesta y además quiere recuperar el dinero “invertido” y finalmente obtener beneficio. Como?
Negocia con el “enemigo” (Putin) directamente repartirse Ucrania (Zelenski no pinta nada). Para Rusia el Donbass y todas sus riquezas, y para EEUU las riquezas y negocios del resto del territorio (tierras raras, energía, reconstrucción infraestructuras, negocios estratégicos, etc).
Pero no es suficiente, también quiere rebajar la factura que paga por la OTAN, y dice a Europa que se acabó, que no paga más. A partir de ahora, Europa tendrá que pagarse su defensa ante el “muy enemigo” ruso (el mismo con el que él hace negocios) que quiere invadir Europa… ¿?
Y Europa que hace? No sabe, no contesta. Ha sido el hermanito menor de EEUU que hacía lo que le decían, no está acostumbrado, no está preparado a tomar decisiones por si mismo. Lo único que sabe es que tendremos que gastarnos 800.000 M€ en tanques para una guerra inminente que nos declarará Rusia cualquier día de éstos y que por cierto, compraremos a los americanos y les llenaremos los bolsillos. Y ahí está la sra. de la guerra Von der Layen y todo el coro de medios de comunicación mercenarios diciéndonos a cada momento que debemos armarnos porqué los rusos son muy malos y nosotros somos los buenos.
Y así acaba el cuento, de momento, niños. Porqué es así como nos tratan a los ciudadanos, como niños a los que nos cuentan cuentos.