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Trepadoras para pérgolas: algunas ideas (I)

06 de Junio de 2024
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Imagen de Covadoga Gala

¿Sabes qué es lo más importante, lo que más valoramos, a la hora de disfrutar el jardín?... su confort, sentirnos a gusto, relajados, sin sobresaltos. Las pérgolas son pieza clave para conseguir esto; lugares con sombra, tumbonas cómodas, compañías agradables (de personas queridas o un buen libro; permitido incluso el teléfono móvil).

Cuando te hablo de sombra, tumbonas, libros, no debo olvidar otro componente esencial de una pérgola: Las especies trepadoras, que logran ese microclima ambiental y estético.

He seleccionado cinco para ti. Vendrán más.

Todas las fotografías de esta pieza son autoría de Covadonga Gala.

Parra virgen: elegancia que se descuelga

En esta pérgola las columnas son casi imperceptibles. Es como si la estructura flotase en el aire. La parra virgen de cinco puntas (Parthenocissus quinquefolia) se descuelga. A esta especie sarmentosa es lo que más le gusta. Los lugares más elegantes que he visitado estaban revestidos con esta parra. El mejor ejemplo: la Piazza Nabona de Roma.

Glicinia: espectacularidad y fragancia

Aquí tienes a la que podríamos considerar especie favorita de cualquier pérgola: la glicinia (Wisteria sinensis).

Con sus racimos de flores azules o blancas colgando desde lo alto, la decoración elegantísima que consigue esta Leguminosa gigante es espectacular. Además, la fragancia es impresionante. Eso sí, la estructura sobre la que deben enroscarse (se trata de una especie voluble) sus fuertes y leñosos troncos debe ser superresistente. He visto estructuras de hierro forjado dobladas por el peso de las glicinias.

Clemátide: siempre a cubierto

En innumerables ocasiones, las pérgolas se revisten con materiales impermeables para poder disfrutar de sus ventajas en días lluviosos. En climas de inviernos cálidos también se usan como especies trepadoras algunas perennifolias. Esta clemátide es semi vivaz y casi desaparece en invierno: Clematis jackmanni. Junto a ella, por ejemplo, las hostas (Hosta fortuneii) podrían potenciar el follaje perenne de todo lo plantado.

Buganvilla: color y frescor

En esta pérgola situada en una costa cálida y además con orientación mediodía, el cañizo de bambú se encarga de proporcionar sombra mientras la buganvilla (Bougainvillea glabra) crece y se encarga de cubrir el área, aportando frescor especialmente en verano.

Hiedra: protección resistente

Trepadora fuerte y útil, aunque últimamente está muy desprestigiada por haber sido clasificada como “invasiva”, verdadera estupidez ecologista, la hiedra (Hedera helix) cumple el objetivo de vestir los paramentos verticales con gran efectividad.

Tanto en verano como invierno, resiste cualquier avatar meteorológico. Y sólo pide que sepas controlarla. En este ambiente de la fotografía, decora la pérgola casi sin ser vista, casi sin molestar. Todo gracias a tijeretazos estratégicos del buen jardinero.


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