Daniel Martínez Castizo

Los tres fantasmones que amenazan a la izquierda alternativa

20 de Junio de 2025
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Los tres fantasmones que amenazan a la izquierda alternativa. Fantasma

El actual contexto de inestabilidad política que vive el PSOE, pese a las declaraciones de Pedro Sánchez asegurando que se agotará la legislatura, invitan a pensar en una inminente convocatoria electoral. La mayoría de los analistas tienen claro que puede ser en horas, en días o meses…, pues todo va a depender de cómo evolucione la investigación y la capacidad de resistencia de los “socios de investidura”. Esta situación de incertidumbre deja cada vez con menor margen de maniobra a aquellos partidos de la izquierda alternativa que desean repetir, o al menos contar con opciones, la experiencia del gobierno de coalición progresista.

Ahora bien, si el PSOE, un actor esencial del experimento progresista, no pasa por su mejor momento, la izquierda alternativa no se encuentra mucho mejor. El devenir de la legislatura le ha generado tres fantasmones que amenazan las opciones, aunque sean remotas, de optar o condicionar la formación de un gobierno. De esta forma, la prerrogativa pasaría al bloque político donde los casos de corrupción, irregularidades y deserciones nunca tienen consecuencias electorales, es decir, a las derechas. Dicho lo cual, conviene indicar de qué fantasmones estamos hablando:

1) El fantasmón de las encuestas. Las encuestas dan el poder a la derecha y ultraderecha. Es cierto que no es una novedad porque llevan años dándole la mayoría absoluta. También es cierto que están elaboradas por medios afines al espectro neoliberal y que, además, el único que da cierto atisbo de esperanza es el CIS (quién más se acercó en las últimas) y lo están denostando una y otra vez porque los mass media, con el objetivo de incidir en la desmovilización del electorado, prefieren emplear las estadísticas que ellos mismos cocinan. Pero tampoco podemos olvidar que, de puertas hacia adentro, se están convirtiendo en un arma arrojadiza empleada intencionadamente para posicionarse, reivindicarse o ajustar cuentas.

2) El fantasmón de la unidad. El debate sobre la unidad, la herramienta esencial que dio lugar al “éxito” electoral, se encuentra en vía muerta. Esta desidia o indiferencia solo ha sido superada por Izquierda Unida quién ha trazado, acertadamente, una propuesta de “hoja de ruta” encaminada a forjar el más que necesario entendimiento. Mientras tanto, las organizaciones, de dentro y fuera del espacio de Sumar, emplean más tiempo y esfuerzo en identificar y señalar contradicciones (para eso son los mejores) que en encontrar espacios de encuentro que ayuden a rebajar el tenso malestar que existe entre simpatizantes y militantes. Entonces, si no hay interés por la unidad y el ambiente es de crítica y/o reproches ¿cómo se espera que el electorado se motive de cara a unas elecciones?

3) El fantasmón del vanguardismo. Aquí se ubican los partidos/personalidades que han trascendido más allá de lo que supone un cogobierno con el PSOE y “vuelan puentes” porque lo primero, más que probable gobierno de derechas, y lo segundo, debate sobre la unidad, se da por superado. Al amparo de estos postulados se desecha cualquier relación con las fuerzas que han dado lugar al Grupo Parlamentario de Sumar y, como estrategia que busca escenificar la ruptura con esa vieja política, hegemonizan la crítica haciéndolo mejor que la derecha, ultraderecha y sus mass media. Esta estrategia, totalmente lícita y respetable, les puede garantizar un grupo parlamentario propio desde el que enfrentarse dialécticamente a un Gobierno y Congreso dominados por las derechas, pero no para rearmar un espacio alternativo de gobierno ni a corto ni a medio plazo (no estamos para esperar tanto).

El primero de ellos desanima, el segundo desmoviliza y el tercero dinamita la unidad. El resultado es que, de forma combinada, son tres fantasmones difíciles de superar si, y esto debe quedar bien claro, lo que se busca es repetir, o al menos tener opciones, el cogobierno progresista. Pero si, por el contrario, se carece del más mínimo interés por repetir la experiencia o condicionar un futuro gobierno (sin participar en él) y da igual allanar el camino a las derechas, se va por el camino correcto tanto si las elecciones son el mes que viene como en 2027. Ahora bien, este hecho no dejará de evidenciar que la única fórmula para que se repita un gobierno distinto al bipartidista pasará, sí o sí, por la unidad de la izquierda alternativa y no por la heroica gesta electoralista de varios partidos por separado.

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