09 de Septiembre de 2023
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Feijóo

A Feijóo se le nota cada día más resignado. Un político, que se ha colocado tan alto debe tener cuidado con la caída. Sería una pena que no pudiera dar un salto a tan gran distancia. Incluso renuncia ya a reunirse con Puigdemont, que veía como su único agarradero. ¿Qué se creía? ¿Que le invitaría a almorzar con un buen vino catalán y entre bocado y bocado todo se arreglaría enseguida? No pensaba que fuera a pedirle la amnistía y antes de la votación de investidura, y tampoco otras condiciones. ¿Qué pensaba entonces? Ya digo, que tomaría un aperitivo y de pronto las cosas empezarían arreglarse. Demasiado simplista.

Bastante bisoñez ha existido, como dijo otra de las suyas, aunque luego rectificó, aclarando que no iba por él. Si ella lanzaba el dardo y luego declara que no le habían entendido, allá cada uno, pero llamar a uno bisoño es casi una definición. Madrid es España y Galicia una autonomía, pero empezó presentándose casi como un Virrey, luego no debiera quejarse.

Por eso el legítimo rey habrá dicho a la reina: vamos a estar bien con él, por si acaso. Le encargaré formar gobierno, que más me da a mí.

Y es que Feijóo lleva con su mantra desde que acabaron las elecciones. Él las ha ganado y tiene derecho a gobernar, porque es el primero en votos populares. No quiere aceptar que en el país se gobierna por el voto de las mayorías parlamentarias. Lo ha llevado hasta el límite, porque, en caso de que no gobierne, en la repetición de las elecciones los ciudadanos habían aprendido la lección.

El caso es saber qué han aprendido, si hubiera que repetir las elecciones, y porque probablemente otra vez actuaría en forma negativa, llorando y suplicando. Y la gente se cansa de hacer siempre lo mismo y podría empezar a pensar que hay una cabeza vacía. Y nadie quiere un cerebro, que no tiene apenas nada dentro y lo poco que tenga, siempre se lo aplica todo a favor de sus intereses.

Por eso sus tropezones son tan estruendosos. Ahora ya no quiere hablar con Pigdemont, no merece la pena, si quiere lo que se está publicando. Y debe ser verdad porque el personaje no puede ser más claro. Y es que no sabía cómo quitárselo de encima. Su propio partido no comprendía nada y su único socio estaba bastante molesto. La ciudadanía se mostró perpleja. Cuántas contradicciones. Ahora ya tiene otra brillante solución. La petición de que le dejen gobernar dos años, dice con su flamante bisoñez. Y otra menos conocida: que se repitan las elecciones.

Después de llevar ya casi un mes dando largas y perdiendo el tiempo y haciéndolo perder sale con esto. ¿Por qué no lo defendió desde el principio? Quizás sea porque se encuentra cada vez más triste y sólo.

A Gamarra no se la oye chillar tanto, Bendomo no puede hablar de economía, uno de los sectores en el que mejor estamos. Hernando continúa amenazando con la mayoría en el Senado. ¿No tiene alguna sugerencia positiva? A la señora Ayuso se le están inflando un poco más los carrillos.

Desde el todos con Feijoo a su completa soledad. Ahora podía leer reposadamente, quien escribió: Vis consilii expers mole ruit sua (la fuerza sin prudencia se hunde bajo su propia peso; oda IV, l. III, v. Un 69).

Feijoo necesita, por lo menos, un consejero áulico. Parece ser de cabeza dura, a ejemplo de su predecesora, aunque nunca le nombra tampoco, ni se le oye expresarse en gallego.

¿No sería mejor que lo dejara mantenerse en tal situación, se ganará el respeto y confianza de sus barones y se preparara con energía y convicción para las próximas elecciones? O, si no, que se mostraba firme y sin aspavientos, ejerciendo de oposición en esta misma legislatura, en la que van a suceder demasiadas cosas interesantes, que podría jugar con dignidad.

Esto podría levantar algo de prevención del gobierno de turno, que se lo pensaría dos veces antes de tomar una decisión dudosa o desaconsejable. Lo que ahora necesita es administrarse bien sus tiempos para ganar experiencia y agudeza. También, poner firmes a algunos de sus Barones y Baronesas, que se encuentran a la que salta para dar un golpe sobre su propia persona. Para esto hace falta mucha paciencia y ser previsor, adelantándose a lo que pueda suceder. Para esto hace falta mucha paciencia, agudeza y previsión, porque hay que anticiparse a lo que pueda suceder. Esto supone ganarse la confianza y reunirse con ellos en momentos oportunos siempre que sea necesario.

Así no estaría triste y solo como ahora.

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