Pese a que el exceso de mortalidad ha continuado durante 2023 en la mayoría de los países para los que existen datos, no parece que las autoridades estén dando la más mínima importancia a intentar averiguar sus causas. El motivo del exceso de mortalidad en 2020 se justifica por la aparición de una pandemia provocada por un virus que tiene todos los visos de haberse creado en el laboratorio de Whan, en el ámbito de un proyecto americano denominado “gain of function”, para el que se realizó una moratoria. Sin embargo, la causa del exceso de muertes, que todavía continúa tres años después, no encuentra explicación posible en el marco de la narrativa oficial.
Ya hemos hablado en anteriores artículos de que una de las razones de dicho exceso de muertes a partir de 2021 han sido las miocarditis y pericarditis provocadas por las vacunas COVID, pero en los últimos meses surge otra sombra todavía más terrorífica, la aparición de nuevos casos de cáncer de rápido desarrollo y el resurgir de otros que parecían curados.
Durante las conferencias que tuvieron lugar en “The International Covid Summit meeting III”, de las que hicimos un primer resumen aquí (no pudimos continuar con la segunda parte por la censura al video por parte de YouTube), uno de los ponentes pidió a los asistentes que levantaran la mano los que conocieran alguna persona cercana que hubiera muerto de cáncer recientemente, tras un desarrollo de la enfermedad muy rápido. Como respuesta, aproximadamente la mitad de los asistentes levantaron la mano.
La primera vez que escuché la palabra “turbo-cáncer”, la pronunció Ute Kruger, una investigadora y patóloga sueca a mediados del 2022. Sus conclusiones, ya por aquellas fechas, fueron que los pacientes con cáncer son cada vez más jóvenes (el mayor aumento se produce en las personas de entre 30 y 50 años). Además, el tamaño de los tumores es mucho mayor. Históricamente, en el momento del diagnóstico de cáncer los tumores tenían aproximadamente 3 centímetros. Ahora, los tumores que están encontrando miden normalmente entre 4 y 12 centímetros, lo que sugiere que están creciendo a un ritmo mucho más rápido de lo normal. Además, cada vez son más frecuentes los tumores que aparecen en múltiples órganos, y la recurrencia y las metástasis están aumentando; Kruger señala que el cáncer de muchos de los pacientes que atiende han estado remitiendo durante años, pero repentinamente han tenido un crecimiento muy rápido e incontrolable con metástasis, poco después de la inyección de COVID. Estos “turbo-cánceres”, como los llama Kruger, no pueden achacarse al retraso en las pruebas de detección del cáncer debido a los confinamientos y otras restricciones de la COVID, ya que eso sucedió hace años.
Posteriormente, han aparecido numerosos oncólogos dando la voz de alarma. Destaca entre ellos el Dr. Angus Dalgleish, un prestigioso profesor de oncología de la Universidad St. George's de Londres, quien, a finales del año pasado envió una carta al editor del BMJ (British Medical Journal) advirtiendo de que los refuerzos de la vacuna COVID podían estar causando cánceres metastásicos agresivos. En la carta explica que el vínculo de dicha vacuna experimental con los coágulos, la miocarditis, los ataques cardíacos, los accidentes cerebrovasculares, la mielitis y la neuropatía son bien conocidos y aceptados, pero que ahora existe otra razón para detener los programas de vacunación COVID. Como oncólogo en ejercicio, explica que está viendo cómo personas con un cáncer estabilizado, este progresa rápidamente después de verse obligadas a recibir una dosis de refuerzo, generalmente para poder viajar. Después de la publicación de su carta, oncólogos de todo el mundo se pusieron en contacto con él para decirle que estaban viendo eso mismo en sus propias consultas. Existe consenso de que se está observando una mayor incidencia de melanomas, linfomas, leucemias, y cánceres de riñón y colorrectal después de las inyecciones de refuerzo.
Hace unos meses, el científico genómico Kevin McKernan de Boston descubrió que los viales de Pfizer y Moderna contenían una contaminación muy significativa por plásmidos de ADN. McKernan se alarmó, además, al detectar la presencia del promotor SV40 (simian virus) en los viales de la vacuna Pfizer. Estos promotores SV40 son bien conocidos como oncogénicos o inductores de cáncer, lo que podría estar incidiendo en el aumento detectado. Precisamente el SV40, se eliminó anteriormente de las vacunas contra la polio, debido a la preocupación sobre su relación con el cáncer. Los hallazgos del Doctor McKernan se reprodujeron en varios laboratorios independientes, han sido replicados por otro investigador alemán, así como en el laboratorio dirigido por el Dr. Phillip Buckhaults, biólogo molecular y experto en genómica del cáncer de la Universidad de Carolina del Sur. El Dr. Buckhaults se alarmó ante los hallazgos de contaminación por ADN en los viales de las vacunas.
Alexandra Henrion-Caude, Doctora en Genética por la Universidad de París Diderot, y directora de Investigación del Instituto Nacional de Salud de Francia (Inserm) durante dos décadas, ha escrito un libro en el que explica de manera científicamente fundamentada, que las vacunas contra el COVID son responsables, entre otras muchas cosas, de los “turbo-cánceres” que se están viendo actualmente. Lo dice así:“Hay casos de cáncer muy muy agresivos, que se desarrollan tan rápido que no da tiempo a aplicar la quimio”.
Aunque muchos profesionales de la salud siguen convencidos de que lo que dicen las autoridades y los medios generalistas es lo mismo que dice la ciencia, los centenares de artículos de las bases de datos científicas (Medline, Scopus, Pubmed, Scholar etc.) ⸻ que desgraciadamente no leen⸻, contradice de manera drástica esa forma de pensar. Ignoran que la proteína Spike, tanto del virus COVID-19 como la programada por la vacuna COVID que se sintetiza en las células de los diferentes órganos a los que llega, es patógena venga de donde venga, debilita la respuesta inmunitaria y eso acarrea graves consecuencias, una de ellas probablemente aumentar la susceptibilidad al cáncer.
La situación es realmente dramática, por los miles y miles de personas para las que su vida ha sufrido un cambio drástico, o peor todavía, para las que su existencia ha terminado abruptamente.