Empecemos recordando a Zola: “solo un sentimiento me mueve, solo deseo que la luz se haga, y lo imploro en nombre de la humanidad, que ha sufrido tanto y que tiene derecho a ser feliz. Mi ardiente protesta no es más que un grito de mi alma” (Yo acuso, párrafo final).
Lo que pasa no solo ocurre sin más, sino que hay un responsable de todo y es necesario descubrirlo. En la guerra de Rusia contra Ucrania están sucediendo muchas cosas, cuando han pasado ya 16 días, al menos. ¿Quiénes son los responsables de este atentado contra la humanidad?
Pongamos por delante el triángulo de las responsabilidades de manera clara y sin ocultar nada, frente a lo que se nos hace creer. En el vértice de arriba se encuentra Estados Unidos y la OTAN, su fiel escudero. En el lado izquierdo está Rusia y sus aliados, acaso China y adláteres. En la punta derecha se encuentran la Unión Europea con el país atacado, Ucrania. ¿Quién gana y quién pierde en este puzle? No solo ganará Rusia, sino que también lo hace Estados Unidos. También parece estar claro que la única que perderá es Europa.
Aquí no se trata solamente de geopolítica, sino también, y especialmente, de economía. Nadie negará (tampoco yo) que Europa está haciendo un esfuerzo sobrehumano para mitigar el destrozo producido por la invasión, destruyendo las expectativas de que los ciudadanos puedan reconstruir su estado del bienestar y situar a un nivel más alto su maltrecha situación económica, que solo podrá avalar una paz necesaria para poder vivir. La cuestión es quién nos ha metido en semejante berenjenal, que solo nos empobrece más y nos desestabilizará hasta situarnos en una situación de guerra, que será muy larga y prácticamente sin salida.
Nadie ha querido parar las causas del estallido de la crisis, pero sí tenemos que ser partícipes de sus consecuencias. Esto no sucede de la noche a la mañana. Los analistas políticos dicen que se estaba cociendo hace casi una década y fijan el año 2014. Han pasado años sin que nadie lo parara. Rusia se estuvo preparando día tras día y año tras año. Su asociación estratégica y comercial con China ha resultado fundamental. Estados Unidos también se encontraba al frente de todo esto. Solo le interesaba que China no siguiera avanzando, porque perjudicaba sus intereses. Para eso había que enfrentar a las dos potencias, pero China no cayó en la trampa y sigue avanzando en su propio desarrollo, sin que nadie la distrajera de sus objetivos específicos.
Estados Unidos sabía lo que iba a pasar. La prueba es que ha estado anunciando que Rusia atacaría desde que desplegó importantes maniobras militares, pero no lo paró. ¿Por qué?
La crisis de los misiles de Cuba encendió el episodio más cruel entre Rusia y Estados Unidos. Rusia pactó con Castro instalar armamento militar en la isla. Su objetivo era la seguridad: para protegerla de un posible ataque de Estados Unidos. También amenazaba, al mismo tiempo, al Imperio americano. Estuvieron a punto de un enfrentamiento nuclear y se habló de la Tercera Guerra Mundial. Esto empezó el 14 octubre de 1962 y finalizó el 28 del mismo mes. Apenas duró 13 días con Kennedy de presidente. Los dos presidentes dialogaron y se pusieron de acuerdo: Rusia desmanteló las bases de misiles en Cuba y, a cambio, Kennedy desmanteló sus bases de misiles en Turquía. Funcionaron los intereses y se estableció un buen ajuste. Estados Unidos no podía tener misiles soviéticos a 70 kilómetros de su frontera. ¿Por qué no se ha hecho algo similar en Ucrania? Solo cabe pensar que no interesaba.
No interesa a Estados Unidos, porque quiere parar a su rival, que es China. ¿Cómo hacerlo? Provocando a Rusia y neutralizando a Europa. Aquí están pensando en Alemania. Biden, de acuerdo con Europa, presume de las sanciones que sufre la Rusia y que acabarán destruyendo su economía. Estados Unidos dejará de consumir petróleo y gas de Rusia, porque puede, ya que tiene garantizado el suministro en Venezuela e Irán, países que estaban en el eje del mal. Es sorprendente lo pronto que se han puesto de acuerdo. En cambio, Europa no puede, por lo que Borrell nos aconseja gastar menos, bajando las calefacciones. Hay que parar la guerra.
El Pacto de Varsovia se constituyó en 1955 y se disolvió en 1991. Dicho tratado era Rusia, así como la OTAN es Estados Unidos. El primero tenía como fin ser un contrapeso a la fuerza de OTAN. Se disolvió, mientras esta sigue su amenaza total, cuando lo más lógico era haberse disuelto también, pero no, se extiende cada vez más por Europa del Este, sin que esto sea una amenaza para las fronteras de Rusia. Otra vez los intereses estratégicos. Disuelta la OTAN, Europa tenía la ocasión para crear una fuerza de defensa militar, lo que ni se ha hecho, ni, probablemente, se hará, solo porque no interesa a Estados Unidos.
Ahora quedan frente a frente del triángulo anterior Rusia y Estados Unidos. Europa no cuenta para nada, apenas se atreve a pedir la intermediación de China, que se hace esperar. No puede olvidarse que la expansión hacia el Este quiebra el acuerdo con Gorbachov en 1990, así como la violación de los acuerdos de Minsk, que establecía la autonomía para de Ucrania, que rompió esta con el apoyo de Estados Unidos. Muy pronto Biden ofreció sacar a Zelenski y llevarlo, seguro, a Estados Unidos, lo que este rechazó en una acción de dignidad.
Las cosas son mucho más complejas que lo quieren hacernos ver. No hay un solo culpable de la guerra, sino principalmente dos. Solo ellos tienen que establecer la paz, pero lo harán cuando convenga a sus intereses. Zelenski no puede hacer nada, hablando directamente con Putin, como desea. Los hilos de acero se encuentran en otras manos más potentes. Mientras tanto, habrá más muertes de gente inocente y Ucrania seguirá despoblándose sin tardar.