Algunas líneas previas. Desde Ucrania, camino a casa, es el titulo de una crónica que publica Diario16. Sin duda, es una lección no solo para los lectores de este medio, sino una reflexión sobre el deber y el derecho de informar desde trincheras tan peligrosas como un campo de batalla. Posiblemente, la saturación de películas y fotografías que ofrece la TV vaya adormeciendo al ser humano. En los anos ochenta el Peru paso por una guerra interna de guerrillas y las fuerzas armadas, con la muerte de mas de 70 mil personas incluyendo siete periodistas, precisa la Comision de la Verdad.
Los ucranianos han dicho al mundo que Rusia podrá destruir todas sus iglesias pero no podrán destruir su fe. Ucrania contaba hasta dos semanas atras con más de 140 mil sitios patrimoniales y con unos 132 mil monumentos, entre históricos y arqueológicos, los cuales se encuentran ahora en grave peligro de desaparecer o sufrir severos daños.
Este comentario también se escucha en Nueva York, donde un equipo del programa de salud asiste a los inmigrantes de Ucrania que hablan de la “catástrofe cultural” que azota a su país.
La Unesco ha reconocido la necesidad de aplicar la resolución 2347 del Consejo de Seguridad de la ONU, en el que se “condena la destrucción ilegal de sitios y de objetos religiosos, así como el pillaje y el tráfico de bienes culturales provenientes de sitios arqueológicos, de museos, de bibliotecas y archivos”.
El patrimonio cultural es un patrimonio común, y la inspiración para toda la humanidad, tiene el poder de unirnos y es fundamental para lograr la paz.
Pero la Vida y el Patrimonio Cultural de Ucrania que están siendo violados por el gobierno de Rusia en este 2022, no tienen reemplazo, y se supone que la reconstrucción no borra el delito, y casi nunca se cumple con esa promesa.
En Ucrania, la religión mayoritaria es el Cristianismo, más del 85% de su población lo profesa. Se suman el Islam, Hinduismo, Budismo, Animismo, Judaísmo.
Ukraine, con su capital nacional de Kiev, era escenario de múltiples encuentros interoceánicos, cuyos invitados visitaban un amplio circuito de iglesias, como la Catedral de Santa Sofía de Kiev, el Monasterio de San Miguel de las Cúpulas Doradas, la Iglesia de San Andrés. En 1992 se realizó una cita de profesionales de la salud de New York y otras ciudades del mundo. En el 2022, NY es una ciudad donde son bienvenidos los ucranianos.
La invasión rusa arrojó su primer desastre patrimonial con el incendio del Museo Histórico y Cultural de Evenki. La destrucción es una pérdida irreparable para la autoridad histórico-cultural de Ucrania.
El ministerio de Cultura y Política de Información de Ucrania, escribe en sus redes que “las acciones rusas ya han causado daños a la antigua ciudad de Tavriian Khersones, incluida en la lista del Patrimonio Mundial, así como al Palacio Bakhchisaray de los Khans de Crimea”.
Kharkiv, reconocida en el catálogo de la Unesco como “ciudad creativa” para la Música, también experimentó las consecuencias de los ataques rusos.
El legendario centro histórico de Tchernihiv y el monumento en memoria de los más de 30 mil judíos masacrados en la ciudad de Babyn Yar en 1941, durante el holocausto nazi, han sido otras de las afectadas por los bombardeos.
La prensa internacional da cuenta que Kiev ocupa un lugar especial en la interpretación que hace Putin de la historia de Rusia y sus raíces. Muchos hallazgos realizados en Ucrania durante el siglo XIX y principios del XX ya se encuentran en los dos mejores museos rusos.
También hay pruebas de que los objetos de las excavaciones arqueológicas en Crimea se han enviado al Museo del Hermitage de San Petersurgo.
Desde el Instituto Smitshsonian de EEUU se leen mensajes sobre la necesidad inminente de preservar los bienes culturales de Ucrania que comprende museos, galerías de arte y espacios de investigación, que ha emprendido un plan para rescatar de la guerra todas las obras y objetos artísticos posibles.
Según los datos de los servicios de Inteligencia, los rusos han preparado un ataque aéreo contra la catedral de Santa Sofía en Kiev, patrimonio de la Humanidad, comentan agencias de noticias de reconocido prestigio.
Urge reforzar la cooperación entre los Estados, la Organización Mundial de Aduanas, el Consejo Internacional de Museos, las casas de subastas y las agencias policiales a nivel internacional con objeto de impedir que los bienes sustraídos de una zona de conflicto puedan ser vendidos por sumas millonarias a través de redes de tráfico internacional, que burlan cualquier aduana o servicio policial.
La base de datos de INTERPOL, creada a partir del sistema de monitoreo PSYCHE, ha registrado hasta la fecha más de 51.000 bienes culturales robados en 134 países, muchos de los cuales circulan todavía en el mercado ilegal del arte.
La Comisión Europea estima el valor total de las importaciones anuales de este tipo de bienes en la nada desdeñable cantidad de entre 2.500 y 5.000 millones de euros, tan solo superado por el tráfico internacional de armas y de estupefacientes.
El Consejo de Seguridad aprobó en 2015 la Resolución 2199 para prohibir el comercio ilegal de bienes culturales procedentes de Siria e Irak. Pero la sofisticación de los métodos de compraventa hace que los cazatesoros se movilizan con facilidad asombrosa.
La Organización Mundial de Aduanas considera que la estrecha relación entre el robo de arte, el lavado de dinero, es un fenómeno que atrae hasta grandes magnates del petróleo o narcotraficantes, los ejemplos de la triangulación entre dichas prácticas son abundantes.
La magnitud de este mercado, es cifrado en 67.400 millones de dólares en 2018 según FMI. La mayor parte de los países africanos han perdido alrededor del 95% de su patrimonio cultural, por ejemplo.
En el caso de Irak, durante la guerra del Golfo de 1991 se estima que unos 15.000 objetos fueron robados del Museo de Bagdad durante el transcurso de las operaciones militares de la coalición internacional; solo 7.000 fueron recuperados.
Testimonios de turistas que visitaron Kiev y otras ciudades de Ucrania revelan, en síntesis forzada que los monumentos históricos de mayor atención son los siguientes: El Monasterio de las Cuevas de Kiev. Catedral de Santa Sofía de Kiev. Monasterio de San Miguel de las Cúpulas Doradas. Iglesia de San Andrés de Kiev. Catedral de San Vladímir. Catedral de San Nicolás. Iglesia de la Puerta de la Trinidad. La capital ucraniana fue considerada como el centro histórico de la civilización eslava oriental y de la cristiandad ortodoxa.
Para concluir, hace unos días la prensa europea y americana recordaron la obra de Anna Stepánovna Politkóvskaya, periodista rusa nacida en Estados Unidos y de ascendencia ucraniana. Se formó como activista por los derechos humanos y fue reconocida por su oposición al conflicto checheno y a las políticas del presidente ruso Vladímir Putin. Fue asesinada el 7 de octubre del 2006 en Moscu.