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Un poco de respeto, por favor, que son personas mayores

19 de Octubre de 2022
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El día 1 de Octubre se celebró el “Día Internacional de las personas de Edad” y teniendo en cuenta que todas las personas tenemos edad, pues de lo contrario no existiríamos, vamos a aclarar esos ambiguos términos relacionados con los mayores, las personas de tercera edad.

Según la OMS podemos considerar a las personas de entre 60 y 76 años como personas de edad avanzada, entre 76 y 90 años como ancianas, y de 90 en adelante como grandes longevos. Y cuando hablemos de tercera edad nos referiremos a todas las personas mayores de 65 años sea cual sea su edad.

Hoy en día, a nivel mundial, más de 1.000 millones de personas tienen más de 60 años y se espera que en el 2030 sean 1.400 millones (superando el número de personas menores de 5 años) y en el 2050 2.000 millones, siendo 1 de cada 5 habitantes del planeta mayor de 60 años (por lo que los mayores supondrán más que niños y jóvenes juntos). 

En España, según el Instituto Nacional de Estadística, actualmente un 20,09% de la población total está compuesta personas de más de 65 años y se estima que en 2030 alcance un 30% y un 40% en 2050.

Después de este breve análisis podemos suponer que seremos muchos mayores, casi demasiados. Y aquí aparece el tema de las pensiones, de la sostenibilidad del sistema sanitario, de la soledad, de las alternativas habitacionales, de la carga social, de la carga familiar, de si debemos o no debemos vivir tanto. E incluso alguna persona descarada puede atreverse a decir que deberíamos morirnos antes y no suponer un lastre social, sanitario y económico. 

Bien. Un poco de respeto, por favor. Hemos conseguido avances tan importantes en diversas disciplinas que hemos podido incrementar nuestros años de vida e incluso nuestra calidad de vida hasta edades que hace 50 años eran impensables. ¿Y todo para qué? ¿Todo para concluir que somos demasiados mayores y que es mejor morirnos?¿Qué somos, lastres? 

Déjense de tonterías y un poco de respeto, por favor.

Una persona mayor, una persona vieja, anciana o como quieras llamarla es un ser humano. Parece mentira que tengamos que aclarar este pequeño concepto, pero las personas mayores no son más que personas que han vivido muchos años, que tienen muchísima experiencia/formación/conocimientos, que han trabajado muchos años, que han luchado muchos años, y no lo olvidemos, que nos han cuidado durante muchos años e incluso deben seguir cuidando a nuestros hijos debido a esta sociedad loca en la que vivimos, en la que dos sueldos apenas dan para vivir y menos aún para sostener la mirada de nuestros hijos (ya ni pensemos en la de los mayores).

¿Somos seres humanos (entendiendo como humana a aquella persona con capacidades cognitivas y emocionales) mientras no queramos proporcionar a nuestros mayores respeto, cuidados y dignidad?

No olvidemos que “el cuidado” como acto humano es la esencia de la humanidad. Y siguiendo el anterior hilo, el del cuidado, corría el mes de Junio del 2020, saliendo de la primera ola pandémica con 7.291 mayores fallecidos en las residencias de la Comunidad de Madrid, mayores a los que se les negó la asistencia hospitalaria (¡gracias Sra. Ayuso! y posteriormente votada en masa), y con más 13.700 fallecidos de más de 65 años en toda España cuando nosotras, las personas jóvenes y de mediana edad, enterramos a nuestros muertos, a nuestros mayores, entre cañas y playa ¡Qué vergüenza, qué decepción de sociedad! Íbamos a salir mejores de esta, y hemos salido más egoístas e individualistas, eso no es salir mejor.

Antes de la pandemia ya no podíamos vivir sin móvil, ese dispositivo que nos hace bailar entre Facebook, Twitter, Instagram, Whatsapp, Telegram, YouTube, Spotify, TikTok y un sin fin de redes, mientras nuestra vida pasa por delante de nuestras nucas, de nuestras cabezas gachas, que nos permite gestionar nuestras cuentas bancarias, nuestras citas sanitarias, nuestras compras con tan solo un click. Durante y después de la pandemia (si podemos considerar que esto se ha terminado) hemos permitido como sociedad que todos, absolutamente todos los trámites formales deban obligatoriamente ser realizados desde las nuevas tecnologías.

Tecnologías que para nosotros, los jóvenes y mediana edad no son ajenas, tecnologías con las que hemos nacido, crecido y nos hemos desarrollado. Tecnologías que nos parecen cómodas, sencillas y rápidas, pero a las personas mayores les suponen una brecha real con la vida.

Una  brecha impuesta de manera violenta, sin consensos, sin periodos de adaptación, sin formación, sin miramientos. Una brecha que les violenta, que les constriñe y que les expulsa de la sociedad, mientras nosotros, como si fuéramos meros espectadores de una obra teatral que nos es ajena, empezamos a percibir la gravedad de lo hecho: hemos dejado, una vez más, a las personas mayores solas, desamparadas y aisladas, no las hemos cuidado.

Y ahora nos planteamos, a corazón abierto reducir esa brecha que ya es fractura, la cual hemos entablillado con horarios en días alternos para la atención presencial en las oficinas bancarias, con carteles de letra grande en los que se indica un número de atención al cliente como alternativa a la cita on line y teléfonos de timbres infinitos en los que el único interlocutor ya está cansado de esperar y cansado de vivir en un mundo que le es hostil. 

Esa fractura ha osificado en falso queridas y queridos y debemos, como acto obligatorio, proporcionar a los mayores alternativas reales, físicas,con horarios amplios, con personas reales con sonrisas dispuestas a la ayuda, al servicio y a la resolución de problemas, es decir, al cuidado.

Porque esto es lo correcto, humana y socialmente hablando: un poco de respeto, por favor, que son las personas mayores.

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