Desde 1991 hasta 2019, Coalición Canaria ha estado en el gobierno de nuestra Comunidad Autónoma y de esos 28 años, los últimos 26 ostentando la Presidencia, aún no siendo como en la actualidad la organización política con mayor respaldo electoral, pero ha venido contando con la complicidad y el apoyo unas veces del PSOE y otras como ocurre en esta ocasión del PP. Esto es como consecuencia de la muy injusta Ley Electoral que nos rige.
El Parlamento de Canarias tenía un mandato emanado por el del Estado a través de una Ley Orgánica, para que, en el plazo de tres años, contados desde el 6 de noviembre de 2018, tuviera redactada y aprobada una nueva Ley Electoral. O sea, que desde el pasado 6 de noviembre del 2021 los parlamentarios canarios han venido incumpliendo con la referida ley.
No han cumplido con el referido mandato para redactar y aprobar una nueva Ley Electoral, pero sin esforzarse mucho, consensuaron entre ellos a través de sus respectivos grupos políticos la reforma de la que existía, sólo contemplando la ampliación del número de diputados de 60 a 70, incluyendo una circunscripción electoral regional de 9 parlamentarios y 1 más que para completar los referidos 70, se adscribió por el factor poblacional a Fuerteventura. E igualmente la bajada de los topes insulares del 30 al 15% y regional del 6 al 4%.
Semejante bodrio fue el que nos rigió en las dos últimas elecciones autonómicas, siendo peor el hipotético remedio que la enfermedad. Está visto que vamos a tener qué seguir soportando el insolidario e injusto insularismo, que tanto daño nos ha venido causando, dividiéndonos y en ocasiones enfrentándonos, en menoscabo de nuestra unidad. Las oligarquías insulares seguirán practicando el divide y vencerás. Cada una de ellas defendiendo sus propios intereses, en connivencia y complicidad con sus organizaciones políticas y en este caso, igualmente con el apoyo de los parlamentarios canarios. La sensibilidad de éstos brilla por su ausencia. Lógico, teniendo en cuenta que tienen su vida garantizada. Acceden a los cargos sin grandes o ningún mérito, pero pueden perpetuarse en los mismos, ya que no hay nada que se lo impida a través de una adecuada ley electoral y de partidos políticos, que contemplen de forma natural la regeneración y renovación de la vida política.
Canarias tiene las mejores condiciones para estar a la cabeza de todo lo bueno, de entre las regiones o nacionalidades de España, e incluso de gran parte de Europa: el mejor de los climas, paisajes y playas extraordinarias, situación geoestratégica entre tres continentes, Europa, África y América, posibilidad de autoabastecernos al cien por cien de energía alternativa que, en la actualidad no llega su desarrollo al 23% y de una suficiente agricultura, para el pleno consumo de los canarios y residentes en Canarias y de los turistas que nos visitan, sin tener que disponer de productos mayoritariamente importados (más del 80%), haciendo que la nuestra sea la cesta de la compra más cara y de peor calidad, en relación a los que desde aquí podríamos producir, aun teniendo el instrumento del REA (Régimen Especial de Abastecimiento), que en teoría fue creado para abaratar los productos importados, pero en la practica está sirviendo para la especulación y el enriquecimiento de los empresarios importadores. Disponemos de un REF (Régimen Económico y Fiscal), que nos debería posibilitar diversificar nuestra economía, haciéndola más competitiva y con una mejor redistribución de la riqueza generada, redundar en un mayor Estado del Bienestar.
Sin embargo, estamos a la cabeza, pero en lo malo: paro, mayor precarización en el empleo y salarios más bajos, con la más alta cota de pobreza y exclusión social, alto índice de absentismo y fracaso escolar, mayores listas de espera para intervenciones quirúrgicas, atenciones médicas y pruebas radio diagnósticas y analíticas, los peores servicios socio sanitarios, más embarazos de adolescentes no deseados y así un largo etc. Esta es la herencia que nos dejó Coalición Canaria en sus 28 años de gobierno y que ahora retoma, para agravarlo todo mucho más.
Parecería que Canarias es una tierra gafada y sin soluciones, pero sí las hay, aunque siempre es más fácil, recurrir como lo hace Coalición Canaria al victimismo de afuera con Madrid y su Gobierno Central y no asumir propias responsabilidades. Todo se complicó con el originario modelo autonómico impuesto de la triple paridad, por circunscripciones insulares muy desigual e injusto. Para acabar con ese esperpento y atraso, la «solución» fue reformar la Ley Electoral y no hacer con todas las consecuencias y garantías una nueva, con circunscripción regional única, complementada con la representación unipersonal y por distritos (70, o sea, uno por cada parlamentario acercando así a los electores con el electorado), lo que obligaría a los partidos políticos a presentar como candidatos y candidatas, a las personas mas valoradas y apreciadas por sus vecinos y vecinas.
Pasadas las elecciones, es cuando Ángel Víctor Torres y Román Rodríguez reclaman una nueva Ley Electoral, el primero después de perder la Presidencia de la Comunidad Autónoma y el segundo, por no haber logrado escaño parlamentario. Han tenido mucho tiempo para haber hecho las gestiones necesarias y oportunas y que esa lógica y justa reivindicación se hiciera realidad. Sin embargo, por irresponsabilidad, insensibilidad, desidia y dejadez no lo hicieron. Ahora y por lo pronto durante los próximos cuatro años sufriremos las consecuencias