Pasado un mes del fatídico 29 de octubre en la Comunidad Valenciana, y pasado este tiempo más que suficiente para comprobar si las instituciones públicas a distintos niveles son capaces de despertarse, de dejar de marcar los territorios de las competencias del estado descentralizado y se ponen a articular “ayudas económicas reales” sin que estén sujetas a requisitos insuperables de las más de 800.000 familias que han sufrido la peor catástrofe ambiental que se conoce en España y mientras se ponen al descubierto las negligencias cometidas por Ayuntamientos gobernados por la progresía política que salvaron el urbanismo prevaricador y la economía de mercado basada en la construcción de viviendas en zonas inundables, mientras Mazón no encontraba el móvil para responder a las llamadas de Ribera, mientras Sánchez se dejaba llamar por éste para enviar “ayuda estructural” mientras Margarita Robles decía: - Si quieren ayuda que la pidan -, mientras se organizan miles de personas voluntarias de todos los territorios que pico y pala, pico y pala, organizan cadenas humanas de solidaridad obrera, el PCPV, Partit Comunista del País Valenciá, ha sido capaz de organizar brigadas de voluntarios llegados de diferentes zonas del estado español que están desarrollando un trabajo expuesto a una izquierda “invisible” para medios de comunicación del régimen que andan preocupados por televisar el – Y tú más – al que el bipartidismo nos tiene acostumbrados en las catástrofes, accidentes de barcos y trenes, atentados en Madrid y Barcelona y demás problemáticas que se nos presentan a la clase trabajadora carente de un referente político y sindical, y que espera la gestión urgente y directa de un estado que no da respuesta a los verdaderos problemas de la gente. El PCPV se ha bajado a trabajar al barro.
Asistimos atónitos a la inacción de las distintas administraciones, esperando expectantes que lleguen lavadoras, neveras, microondas, muebles, colchones, coches, una correlación de enseres que la riada se ha llevado por delante junto a la vida de más de doscientos valencianos y valencianas que iban, venían de trabajar, hacían su vida normal el día en el que las alarmas de los móviles de la ciudadanía (competencia dicho sea de paso de la Generalitat), llegaba a las 20:10 de la tarde, cuando cientos de personas nadaban en las calles amarrados a árboles, farolas, ventanas y otros, desde sus balcones, tiraban sábanas anudadas para salvar la vida de la gente. Como manchega diré, que las alarmas nunca llegaron a Letur, -Albacete-, por parte de nuestra comunidad autónoma y a los diferentes pueblos de la serranía conquense, también afectada por el temporal.
Mientras nos preparan para la agudización de la guerra de la OTAN contra Rusia en Ucrania, doblando al 26,3% los presupuestos en Defensa, nos resignamos a ver como la población de Valencia pasa hambre y necesidades hasta que por ellos mismos sean capaces de reorganizar su propia vidas esperando a que llegue el próximo temporal y a que llegue la obra hidráulica que nunca se realizó por importe de 150 millones de euros de la rambla del barranco del Poyo o la renuncia del Plan PATRICOVA, por parte de varios Alcaldes que en 2017 llegaban a la conclusión de “No somos zona inundable” (fuente: www.comunista.info)
¿Es la solidaridad planificada por urgencia en la comunidad valenciana, el primer paso para que nuestra clase social se organice para exigir responsabilidades políticas como ya se ha hecho en esa gran manifestación con más de 130.000 personas pidiendo la dimisión de Mazón? El próximo 30 de noviembre, más de 60 plataformas sociales y políticas se manifestarán de nuevo en las tres capitales de provincia de la Comunidad Autónoma para exigir la dimisión del primer responsable en la división jerárquica política del país.
¿A cuánto tiempo más está expuesta la sociedad valenciana para que no tengamos que ser los vecinos y los voluntarios de clase, los que intentemos solucionar la limpieza de calles, colegios, viviendas, abrir las tiendas de barrio y ofrecer fruta gratis, puestos de comida en las calles, donaciones de bicis, herramientas, y el Sr. de Mercadona anunciando miles de euros a sus trabajadores casi ahogados repartiendo la compra el día 29 de octubre? ¿Dónde está el dinero que pagamos en los impuestos en forma de presupuestos generales? ¿Es populismo ésto?
Percibir que el Capitalismo es una ideología que nos lleva cada día a la barbarie, basada en la ganancia por encima de la vidas humanas no es difícil en los tiempos que estamos viviendo. Percibir que el estado monárquico español no rompió con el franquismo en 1978 y que las instituciones no están a disposición de la gente, no es difícil. Percibir que no habrá justicia social y poder judicial que señale y encause a todos y cada uno de los responsables políticos poniendo a la fiscalía de oficio no es difícil, porque nuestras instituciones no son democráticas, son producto de la continuación de una dictadura en la que se quedaron enquistados a la derecha los poderes políticos, legislativos y judiciales que deberían emanar del pueblo, con una monarquía inviolable en su figura de Jefe del Estado que se puede permitir marchar al exilio de Dubai sus corruptelas sin pasar por la Judicatura.
Para que Valencia no olvide a sus muertos, que son los nuestros, los del conjunto de la ciudadanía española, animo a los compañeros y camaradas del País Valenciá, a articular un movimiento social que planifique paso a paso la organización obrera y sea el referente que todos necesitamos, animo a los compañeros de partido a convocar asambleas de barrios, y a exigir a los sindicatos jornadas de huelgas que paren la producción mientras no se empiece a hacer justicia económica y social con los que han pagado con su vida la barbarie de las políticas del capitalismo. Animo a los compañeros a convertir la solidaridad en acción política gobierne quien gobierne, porque solo el pueblo salva al pueblo cuando se construye una sociedad basada en igualdad, promoviendo estructuras políticas democráticas y socialistas que construyan poder popular, porque vuestro pueblo es la oportunidad para que todo no pase al olvido colectivo ante la amenaza de esta profunda crisis económica en la que nos tienen sumidos los políticos del Capital financiero.