Sabed que no hay orgullo
de nacer en España
ni español orgulloso
que merezca esta vida.
Sabed que, dado un beso,
en el aire se embarra
y el labio codicioso
a la lengua asesina.
Sabed que todos pastan
en los mismos delirios,
que nadie está ennoviado
con su propia conciencia;
y así la luz se asfixia
como alcohol sobre el vino
o difunto sin tiempo
de elegir mejor tierra.