Julián Molina Illán

Vosotros, fascistas, sois los terroristas

16 de Julio de 2025
Guardar
Vosotros, fascistas, sois los terroristas

Los recientes y alarmantes acontecimientos acaecidos durante estos días en Torre Pacheco, Murcia, nos están poniendo los pelos de punta a toda la ciudadanía, y la preocupación se extiende más allá de la agresión individual que sufrió Domingo la semana pasada. Lo verdaderamente inquietante es la reacción y el modus operandi de ciertos grupos de ultraderecha, que parecen estar al acecho, esperando la mínima oportunidad para desplegar su violencia y su ideología de odio. Los califico de "asesinos" sin titubeos, y lo hago por dos razones fundamentales. En primer lugar, porque en aquel infame chat de WhatsApp que circulaba entre ultraderechistas, ya se hablaba explícitamente de asesinar a veintiséis millones de españoles y españolas, una cifra escalofriante que revela una mentalidad genocida. En segundo lugar, porque la agresión al chiquillo que tuvo lugar el pasado viernes, cuyo único "delito" era ser un español de origen árabe, no fue un acto fortuito; la intención manifiesta era matarlo.

Estos grupos no se limitan a agresiones aisladas; organizan verdaderas "cacerías". Hoy, su objetivo principal pueden ser los inmigrantes, a quienes deshumanizan y culpan de todos los males sociales. Sin embargo, en realidad, les molesta y persiguen a todas aquellas personas que no piensen como ellos, que no vean el mundo a través del prisma putrefacto que ellos y ellas defienden. Su ideología se sustenta en pilares de fanatismo y discriminación: la creencia de que "Dios existe, y me protege a mí y a los míos"; la convicción de ser "superior a los demás, y merecer tener derechos suplementarios"; la visión retrógrada de que "las mujeres, a la casa a fregar"; y la sentencia despiadada de que "los rojos, al paredón". Para ellos, cualquier persona que no comparta esta visión distorsionada, y que no celebre el asesinato de más de un millón de españoles por Franco, es un enemigo a eliminar.

Es cierto que se ha señalado que los agresores de Domingo no eran originarios del pueblo de Torre Pacheco, pero esta distinción, aunque relevante en ciertos contextos, no minimiza la gravedad de la situación ni es tenida en cuenta por los terroristas. Tampoco el hecho de que, en Torre Pacheco y según datos oficiales, el nivel de delincuencia es inferior a la media de la población de la Región de Murcia, que ya de por sí es una de las más bajas de España. La realidad innegable es que se sigue atentando contra ciudadanos del propio pueblo de Torre Pacheco y, lo que es igualmente preocupante, contra los medios de comunicación que valientemente se atreven a contar la verdad de lo que está sucediendo. Esto no es un incidente aislado; es un patrón de intimidación y violencia que busca silenciar la disidencia y sembrar el miedo.

Que nadie se engañe con la falsa narrativa de que el fascismo solo ataca a "otros". La historia nos ha enseñado una lección brutal y clara: las primeras víctimas de los nazis fueron los propios alemanes, y no los judíos precisamente. Antes de masacrar a cualquier otro grupo, se ensañaron con sus propios compatriotas: los intelectuales, los profesores, los periodistas, los sindicalistas, todos aquellos a quienes tildaban de "rojos". Solo una vez eliminada la oposición política, una vez silenciada toda voz crítica y aplastada cualquier forma de pensamiento independiente, fue cuando se dirigieron a por los judíos y otros grupos minoritarios. La meta es siempre la misma: imponer un pensamiento único, el de los fascistas, y hacerlo con un puño de hierro, sin contemplaciones ni piedad. Exactamente lo mismo ocurrió en Italia bajo Mussolini, en España con la dictadura franquista, y en tantos otros lugares donde el fascismo ha levantado su cabeza monstruosa.

Vivimos, lamentablemente, tiempos de un preocupante alzamiento de los fascismos en el mundo, un fenómeno que no podemos ignorar ni subestimar. Si no somos firmes, si no mostramos una resistencia inquebrantable contra ellos y, lo que es igualmente peligroso, contra aquellos que los blanquean y amparan (entiéndase, el Partido de los Poderosos y otras formaciones políticas que normalizan sus discursos y acciones), no debemos descartar la posibilidad de gravísimos enfrentamientos civiles con un saldo trágico de muchos muertos. Debemos empezar a preparar los ataúdes para enterrar a más de un sindicalista, socialista, comunista, periodista, o cualquiera que "huela a 'rojo'". Este es el escenario mínimo que podríamos enfrentar.

Pero la amenaza va más allá de nuestras fronteras. Si no somos lo suficientemente firmes y no actuamos con la contundencia necesaria, la escalada de conflictos regionales, como la guerra en Oriente Medio o la de Ucrania, o cualquier otro foco de tensión que surja en el futuro, podría terminar derivando en una guerra mundial. Otra vez. La historia se repite para quienes no aprenden de ella.

Es imperativo que nos alcemos, que nos unamos, que nos organicemos contra este terrorismo callejero fascista que amenaza nuestra convivencia y nuestros valores democráticos. Debemos exigir y aplicar la Ley Antiterrorista con todo su rigor contra estos grupos que actúan con la impunidad de quienes se sienten protegidos. Librémonos de ellos y ellas ahora, mientras todavía estamos a tiempo. Nos estamos jugando no solo el presente, sino también el futuro de más de una generación. Un saludo a todo el mundo que comparte esta preocupación y esta lucha.

Lo + leído