Foto del perfil del redactor de Diario16 Vicente Mateos Sainz de Medrano.

Y la victoria se convirtió en derrota

27 de Julio de 2023
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Marcial Dorado y Feijóo en sus años mozos

Los resultados de las elecciones del 23J reflejan el fracaso de quienes daban por hecho el desalojo <<del ocupa>> Pedro Sánchez de la Moncloa. Fracaso de los que vendieron la piel del oso antes de cazarlo, fiados en unas encuestas re cocinadas para crear un marco de falsa certidumbre en una victoria arrolladora del PP, que le permitiría gobernar en solitario. Creencia —que por serlo es una cuestión de fe ajena a la razón— en la que picó el líder del partido, Feijóo, expresada en el mantra que ha repetido hasta la saciedad en la campaña electoral con aseveraciones del tipo: mi Gobierno derogará…, voy a anular las leyes aprobadas por el <<sanchismo>>. 

Encuestas que le han llevado a realizar una campaña altanera, soberbia y despreciativa, de ninguneo al resto de candidatos negándose a debatir con ellos en la televisión pública; después de un único debate en territorio amigo, el cara a cara, donde gracias a unos periodistas que no ejercieron como tales, pudo expandir sus mentiras sin rubor. A partir de ahí, creyó que todo el monte era orégano y que la victoria era cosa hecha, hasta que una profesional del periodismo puso al descubierto sus mentiras con datos y hechos objetivos. Desde ese momento Feijóo pretendió, como si fuéramos niños, revestir sus mentiras con el eufemismo de que eran inexactitudes. Luego nos tomó el pelo al alegar desconocimiento —porque no existía internet ni Google— sobre las andanzas ilegales de su amigo Marcial Dorado, conocido contrabandista en toda Galicia, <<al menos de tabaco>>, con el que navegaba y alternaba con frecuencia en diversas celebraciones.

Su falta de personalidad y conocimiento facilitó que se dejara embaucar por los corifeos mediáticos y demoscópicos que le venían dibujando <<los mundos de Yupi>>; y a restar valor al carácter correoso y resiliente —mil veces demostrado— de Pedro Sánchez. Hechos que le han procurado el chasco morrocotudo de ganar unas elecciones y, sin embargo, no poder gobernar, por unos resultados insuficientes alejados de su ensoñación, fruto de sus errores continuos y su flirteo errático con la extrema derecha en un juego absurdo de darle entrada en Gobiernos autonómicos y municipales y, a la vez, querer esconder sus efectos sociales de los que ha pretendido desmarcarse: como si no fueran con él. 

Este doble juego, ridículo, y sus mentiras y medias verdades puestas al descubierto han tenido el resultado de una victoria pírrica, que solo le deja el recurso al pataleo, siempre inútil, de mendigar a los demás que le dejen gobernar al ser la lista más votada, cuando no lo ha permitido en Gobiernos Autonómicos y Consistorios. Esta permanente desvergüenza es la raíz de su fracaso, como le ha recordado indignado el líder de Vox, cabreado con Feijóo al que responsabiliza de la pérdida de diecinueve escaños que dejan a su partido en la irrelevancia parlamentaria.

Hace bien Pedro Sánchez en dejar que Feijóo se estrelle y abrase en su empeño inútil de formar gobierno, para que se entere, de una vez, de que nadie quiere pactar con el PP, mientras su socio necesario sea la extrema derecha. Y que es un desiderátum pedir que pacte y te deje gobernar a quien ha estado insultando sin tiento desde que llegó como líder de la derecha a Madrid. Tras este seguro segundo fiasco, será el momento de la izquierda que, a juzgar por la ejecutoria y eficacia negociadora de Pedro Sánchez, conseguirá formar un nuevo gobierno de coalición y alianza con las fuerzas que han parado en seco a la derecha extrema y extrema derecha. Nadie quiere otras elecciones. La formación de ese nuevo Gobierno, dará inicio a la cuenta atrás de Feijóo como líder del PP.

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