Apenas unos centímetros separan el abismo entre la emoción de quienes esperan celebrar una vida nueva, y la angustia de los que, impotentes, despiden otra que se consumió demasiado pronto.
Fue imposible volver a girar el reloj y, mientras caía el último granito de arena, un oasis de amor te acompañó.
El dolor compartido se lleva mejor y han sido muchos quienes han apuntalado nuestras almas desgarradas.
Cientos de flores para despedirte y una multitud para arroparnos. Me quedo con la tranquilidad de saber que tu entorno más cercano, seguirá acompañado en la dura travesía que queda.
Me guardo los momentos con Javi, los abrazos de Arantxa, el cobijo de Pablo, las nostalgias de Gracia, Begoña y Diana, las manos de Carmen, los mensajes imposibles de Emilio, las orquídeas de Mamen, la serenidad de Sara, la mirada de Dani, … tantas cosas y personas que no me caben aquí, pero, sobre todo, tu fortaleza.
En tu despedida me diste el aliento para subir a recordarte, frenaste mis lágrimas para que las palabras me ayudaran a darle forma a la bruma que nos invade, y así Gemma, con todo mi amor, te dediqué el escrito más duro de mi vida...
Llegaste a nuestra familia sin pensar, que con Javi te llevabas el pack completo, y ¡¡ menudo pack!! Fuimos cambiando de parejas mientras tú seguías con los años descifrando sus palabras aceleradas, con la paciencia necesaria y aportando la cordura y sensatez para que todo rodara.
Campanilla creadora, como hormiguita que sin hacer ruido pusiste las cosas en su sitio y seguro que no es casualidad, que te marcharas un domingo a la luz del día para que él estuviera aún más arropado si cabe.
En los últimos meses he pasado más tiempo contigo que en los 30 años que nos conocemos. Ha sido muy complicado hacer de cuñada sin quitarme la bata y, aun así, me traje del multiverso de lo imposible a todas las hadas que encontré... y no pudo ser.
Nos quedamos con tus risas, tu baile de la mayonesa o ese momento en el hospital de “si me queréis, irse” para mandarnos a casa desubicados con la sonrisa puesta.
Y tranquila, ya sabes que mientras Iron Man te lleva de viaje hacia el universo que te espera, aquí se queda el resto del equipo... !! y menudo equipo!!
Gracias a quienes vinisteis de aquí y de allá para ayudarnos a soportar el peso que nos aplastaba. Nos queda un vacío que nos ayudaréis a rellenar.
Querida cuñada, vuela alto como las dragonas y por siempre, “ándale”.