Observando y observándome, dentro de mis grandes limitaciones, intuyo con estupefacción lo poco que aprendemos de las experiencias que nos acontecen en la vida.
Leyendo a Alan Watts (filósofo que recomiendo fervientemente para entrar en introspección) me hago consciente de que quizás el mayor engaño al que hemos sido sometidos es de hacernos creer separados, aislados del resto de la Naturaleza y por ende del Cosmos.
Este engaño ha sido pergeñado a través de dos grandes mitos en la creación del Cosmos
-Por un lado la creación de un Cosmos por un Dios que nos quiere pero nos quiere esclavos, ya que su amor consiste en comportarnos de una determinada manera con la promesa de que el premio no está en esta vida sino en otra que no podemos comprender. Hacemos lo mismo co nuestros hijos, el Estado hace lo mismo con el Pueblo…
-Por otro lado estamos con el aspecto mecanicista que nos vende la Ciencia. La misma se ha convertido en otro Dios dogmático. De pronto ha cortado el Universo en partes para poder estudiarlas mejor, olvidando que cada parte está en relación interdependiente con las demás para ser lo que es. Y por eso los humanos según dicha ciencia, somos azar, casualidad y estamos separados de lo demás.
Así que hemos “evolucionado” con la creencia que predican los dos mitos, que “estamos separados del resto del Universo”.
Todo esto crea en el ser humano un vacío y soledad profunda creando una gran disonancia cognitiva, percibe abundancia pero se siente escaso.
De esta forma seguimos fragmentando la unidad, “derechas-izquierdas”, “ciencia-religión”, titulados-no titulados”, “cientifistas-negacionistas”, “veganos-carnívoros”, “ hombre-mujer” y así hasta el infinito. Sin tener en cuenta en que el puzle que representa el Cosmos no se puede completar si no están todas las piezas.
Y esto se extiende a todos los seres, todos son imprescindibles: insectos, arañas, depredadores, peces, bacterias, humanos, para poder completar el puzle.
Lo importante de todo esto es tomar conciencia de que esta polarización en la que hemos entrado y que alimentamos cada día es falsa.
Nuestra arrogancia de creernos no solo separados de todo y de todos, sino de creernos mejores nos lleva al intento de querer controlar al semejante, al resto de de los animales y a toda la Naturaleza. Y esto como estamos viendo día a día nos lleva a la autodestrucción.
Salir de esta trampa solo es posible en tomar individualmente consciencia de todo esto, creo que no es pedir mucho, al fin y al cabo diría que es evidente que lo que estamos haciendo no funciona.
Pero esta introspección tiene que servir para hacernos responsables de nuestra vida y preguntarnos ¿En qué estamos participando y alimentando nosotros en lo que no nos gusta de nuestro entorno, de nuestro mundo?
Tengo que reconocer que a mí me cuesta mucho, porque estamos muy programados y salir de los hábitos diarios no es nada fácil.
Pero que no sea fácil, no es lo mismo que no sea posible, porque lo es.
Vamos a mirarnos de nuevo internamente, conectemos con la humildad de no sabernos mejor que los demás y después miremos a los ojos al de enfrente sin decir nada, (las palabras sirven más para confundir y separar que para comprender).
En la vida no hay técnicas para los sentimientos. Los sentimientos deben ser naturales, un sentimiento forzado solo puede producir lo contrario de lo que se pretende. Por eso es indispensable mirarnos internamente nosotros primero, mientras haya dentro de nosotros rabia, miedo, frustración, resentimiento… solo podremos construir una sociedad basada en esos ladrillos.
Después, poco a poco mira lo que te rodea, mira a los ojos a tu semejante, sostén la mirada, respira…y te darás cuenta que te reflejas en sus ojos, que es como tú, que en el fondo está tan desorientado y con el mismo miedo que tú, y si sigues aguantando la mirada verás que no estáis separados, que formáis parte del mismo Cosmos , y que os necesitáis para existir igual que una gota forma parte del Océano.
Esto que os cuento, aunque tiene su parte de arrogancia, no es un consejo o mensaje para vosotros, en el fondo, esto que he escrito es una reflexión, un mensaje para mí, para recordarme que día a día me olvido de hacer y sentir lo que digo.
Un abrazo