Isabel Díaz Ayuso ha vuelto a incendiar la Asamblea de Madrid con una intervención plagada de ataques, burlas y descalificaciones. La presidenta de la Comunidad de Madrid no se limitó a criticar a Pedro Sánchez y a su gobierno, sino que llevó su discurso a un nivel de degradación institucional sin precedentes. En su última perorata, Ayuso comparó a España con Ruanda, ridiculizó al fiscal general del Estado y dejó claro que su estrategia es crispar a cualquier precio.
"¿Sabe que ha situado su Gobierno a España por detrás de Ruanda?"
La sesión en la Asamblea de Madrid fue el escenario de un nuevo episodio de insultos y despropósitos protagonizado por Ayuso. La presidenta madrileña lanzó una afirmación delirante: "Que España sea la ley de la selva... ¿Sabe que ha situado su Gobierno a España por detrás de Ruanda?", en referencia al caso judicial que afecta a su pareja, Alberto González Amador. Según su retorcida lógica, la imputación del fiscal general del Estado colocaría a nuestro país por debajo de una de las naciones más golpeadas por la violencia política en el siglo XX. No es la primera vez que Ayuso recurre a comparaciones grotescas para atacar al Ejecutivo central, pero esta vez ha cruzado una línea que expone no solo su falta de respeto institucional, sino también su absoluto desprecio por la historia y la diplomacia.
Burlas e ironía contra el fiscal general
No contenta con comparar a España con Ruanda, Ayuso también decidió reírse del fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz. Con un tono que recordaba más a un monólogo de taberna que a una intervención parlamentaria, la presidenta madrileña se mofó: "Pobre fiscal general, que ahora es víctima, pobrecillo". Su intervención fue una sucesión de burlas en la que incluso parodió una conversación ficticia entre Pedro Sánchez y el fiscal: "No, tonto, bórralo tú primero. No, anda, tú, venga, vamos a borrarlo". Ayuso insinúa, sin prueba alguna, que ambos han cometido algún tipo de irregularidad grave y que han tratado de encubrirla. Sin embargo, la presidenta madrileña sigue sin ofrecer ninguna explicación creíble sobre los negocios de su pareja, los contratos con la Comunidad de Madrid o el pago de la sala VIP en Barajas con dinero público.
Vivienda: Ayuso elude responsabilidades
Mientras Ayuso se dedica a lanzar ataques a diestro y siniestro, la realidad de Madrid sigue mostrando los estragos de su gestión. La portavoz del PSOE en la Asamblea, Mar Espinar, le recordó que los precios del alquiler en Madrid se han disparado mientras su gobierno se niega a tomar medidas para frenarlos. "Los precios del alquiler suben en Madrid porque usted no hace absolutamente nada", le espetó la socialista. Ayuso, fiel a su estilo, no ofreció ninguna solución, sino que se refugió en su ya conocida defensa de la "sacralidad" de la propiedad privada, dejando claro que prefiere proteger los intereses de los grandes propietarios antes que garantizar el derecho a una vivienda asequible.
Espinar también se refirió al Bono Alquiler Joven, una iniciativa del Gobierno de España que ha transferido 31,8 millones de euros a la Comunidad de Madrid para ayudar a los jóvenes a pagar el alquiler. "¿Por qué niega a 500.000 jóvenes que puedan acceder a un alquiler más barato porque no aplica la Ley de Vivienda Estatal?", preguntó Espinar. Pero en lugar de responder, Ayuso volvió a sus ataques de siempre contra el Gobierno central, sin asumir su responsabilidad.
Vox se suma a la ofensiva contra Ayuso
Si alguien pensaba que Ayuso podía contar con el apoyo incondicional de la extrema derecha, la sesión de la Asamblea demostró lo contrario. Vox, en su particular batalla por ver quién es más reaccionario, arremetió contra Ayuso por las ayudas a la maternidad en la Comunidad de Madrid. La portavoz de Vox, Isabel Pérez-Moñino, leyó en voz alta nombres de beneficiarias de estas ayudas con apellidos árabes, insinuando que la presidenta madrileña favorece a los inmigrantes en detrimento de los españoles. "Quien tiene la culpa de esto es usted, Ayuso", le reprochó la portavoz ultra. La presidenta intentó defenderse asegurando que en Madrid "no se discrimina a nadie", pero la fractura entre el PP y Vox es cada vez más evidente.
Ayuso y su guerra personal contra la ministra de Sanidad
No podía faltar en el repertorio de despropósitos de Ayuso una nueva embestida contra la sanidad pública. En un intento de desviar la atención sobre el deterioro de la atención primaria en Madrid, la presidenta regional insistió en el falso argumento de que el Ministerio de Sanidad se niega a financiar un medicamento contra el cáncer infantil. La realidad, sin embargo, es que este fármaco sí está disponible y se está negociando su centralización, algo que Ayuso omite deliberadamente para seguir con su política de confrontación.
Una política basada en la crispación
Isabel Díaz Ayuso ha demostrado una vez más que su política se basa en la provocación, el insulto y la desinformación. Comparar a España con Ruanda no es solo un despropósito, es una falta de respeto a la historia y a los ciudadanos de ambos países. Ridiculizar al fiscal general del Estado es una estrategia burda para desviar la atención de los escándalos que la rodean. Y su negativa a abordar el problema de la vivienda es una muestra más de que su prioridad no son los madrileños, sino los intereses de unos pocos.
Ayuso no gobierna, se dedica a incendiar. Y mientras tanto, Madrid sigue sufriendo las consecuencias.
Aclaración sobre el genocidio en Ruanda
El 6 de abril de 1994, un misil derribó el avión del presidente de Ruanda, Juvénal Habyarimana. Fue la chispa que encendió una matanza planificada: en apenas cien días, más de 800.000 tutsis y hutus moderados fueron asesinados con una brutalidad indescriptible. La comunidad internacional miró hacia otro lado mientras las calles se llenaban de cadáveres y el país se sumía en el caos.
El genocidio no fue un acto espontáneo de violencia. Durante años, el gobierno hutu promovió un discurso de odio contra la minoría tutsi a través de la radio y los medios estatales. La Radio Télévision Libre des Mille Collines incitó al exterminio, llamando a los tutsis "cucarachas" y animando a los ciudadanos a acabar con ellos. Cuando comenzó la matanza, los escuadrones de la muerte, conocidos como Interahamwe, recibieron armas y listas con nombres de personas a ejecutar.
Occidente no quiso intervenir
Las potencias internacionales no solo evitaron intervenir, sino que muchas jugaron un papel en el conflicto. Francia mantuvo estrechos lazos con el régimen hutu y les suministró armas incluso cuando la masacre era innegable. La ONU, con tropas ya desplegadas en el país, no recibió el mandato para actuar y se limitó a evacuar a los extranjeros. Mientras tanto, la administración de Bill Clinton en EE.UU. evitó calificar la crisis como "genocidio" para no verse obligada a intervenir.
Cuando el Frente Patriótico Ruandés (FPR), liderado por Paul Kagame, logró tomar el control del país en julio de 1994, los perpetradores huyeron a Zaire (hoy República Democrática del Congo), desatando décadas de inestabilidad en la región. El Tribunal Penal Internacional para Ruanda condenó a algunos responsables, pero miles de asesinos quedaron impunes o fueron juzgados en tribunales comunitarios.
Un recordatorio de lo que no debe repetirse
Ruanda es hoy un país en reconstrucción, pero el genocidio sigue pesando en su historia. Lo ocurrido en 1994 no solo fue un fracaso de Ruanda, sino de la humanidad entera. La indiferencia de los gobiernos y la complicidad de potencias extranjeras muestran hasta qué punto el poder político puede decidir qué vidas importan y cuáles no. Una lección que sigue vigente en cada conflicto ignorado por la comunidad internacional. La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso no puede hacer comparaciones a la ligera sin arriesgarse a provocar el odio entre sus conciudadanos.