Cuando todo el mundo creía que Pablo Casado había llegado a su límite populista, el líder del Partido Popular se supera a sí mismo y, como un campeón olímpico, bate su propio récord. Mientras se lidera la oposición, se vive en un escenario muy cómodo en el que poder prometer lo que se quiera porque no se adquiere compromiso alguno.
A cuenta de las subidas del precio de la luz, Pablo Casado se ha vestido del Pedro Sánchez en la oposición y ha prometido, nada más y nada menos, que cuando llegue al Gobierno que promoverá una ley por la que los consumidores sólo pagarán la energía que consuman, es decir, lo contrario a lo que hizo el Partido Popular cuando gobernaba.
Los populares están ejecutando una verdadera ofensiva para que la ciudadanía les vea como los salvadores de la patria, una vez más, al igual que hicieron en 2011 cuando se presentaron con un programa electoral falso. Es decir, que están prometiendo cosas y exigiendo medidas al gobierno actual que ellos, cuando estaban en la Moncloa, se negaron a aplicar.
Casado, igual que Sánchez
El precio de la electricidad en España ha sido uno de los clásicos protagonistas de la lucha política y es donde se ha visto que todos los líderes políticos viven muy bien en la oposición y que, como dice el adagio popular, es el momento de «prometer hasta meter, y una vez metido, nada de lo prometido».
Pedro Sánchez, además de sus peroratas vacías sobre la derogación de la reforma laboral, contra los bancos o sobre la subida del salario mínimo, también tuvo su momento de gloria con el precio de la luz. En diciembre de 2017, acusó a Mariano Rajoy de «empobrecer el país» por los precios de la electricidad:
Cuatro años antes, en 2013, Sánchez no dudó en criticar que la subasta eléctrica había subido los precios de la luz un 26%:
Hoy Casado y el Partido Popular han hecho lo mismo. Prometer medidas que si llegan al gobierno no llevarán a efecto.